chapter seventeen

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📜 ˚ CAPÍTULO DIECISIETE ˚.*ೃ
donde dos hablan de más
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—¿Que el grasiento te dijo qué? —preguntó nuevamente Isabella sin poder creer lo que sus oídos percataban

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—¿Que el grasiento te dijo qué? —preguntó nuevamente Isabella sin poder creer lo que sus oídos percataban.

Lily tuvo el impulso de soltarla del abrazo, fruncir el ceño y defender a su mejor amigo como siempre lo hacía, pero no, esta vez no. Las cosas habían cambiado y recién la pelirroja lo estaba comenzando a aceptar.

Él había escogido sus amistades, su mundo y su ideología, y para la desgracia de ella (o bien, si lo pensaba mejor) todo estaba muy alejado de sus gustos y creencias.

Había perdido mucho por estar al lado de Severus Snape, así que era momento de seguir con su vida, lejos de un hombre que encuentra correcto llamar Sangre Sucia a los nacidos de muggles como ella.

Se amaba y respetaba demasiado para aceptar que alguien la llamara así y fingir que no había sucedido nada.

Así que ahí, sentada en un cómodo banquito del pasillo con una Evans sollozante, Isabella se dedicó a escuchar cada una de las palabras que salía de la boca de ella sin interrumpir (cosa que era bastante difícil en ella. Amaba hablar y dar acotaciones, pero sabía que no era el momento). Mientras más hablaba Lily, más palmaditas de consuelo en la espalda le daba y más sorprendida quedaba, sin poder creer lo que había sucedido entre los Merodeadores y quijicus.

¿Cómo era que chicos que eran considerados tan brillantes por los profesores fueran tan estúpidos a la vez?

A Isabella no le cabía en la cabeza que James y Sirius hayan tenido la idea de hacerle un Levicorpus a Snape y que este último le haya dicho a Lily que no necesitaba la ayuda de una sangre sucia cuando ella le fue a ayudar.

Una parte de ella se preguntaba si Remus o Peter habían hecho algo para detener toda la situación o simplemente se quedaron disfrutando del drama sin saber cómo eso le había afectado a la pelirroja.

—Gracias por escucharme, Bella. No tenías porqué hacerlo —dijo Evans mientras se enderezaba y se limpiaba la cara. No sabía de dónde había sacado tanta lagrima—. Lo aprecio mucho.

La rubia sólo sonrió y se encogió de hombros.

—No hay de qué. A veces uno tiene que hablar y llorar hasta soltarlo todo y sentirse como nueva... o golpear al culpable de esto, pero no recomiendo lo último. Ya sabes, por detención y todo eso.

—Te veía más pacifista —comentó Lily recuperando lentamente su buen humor.

—Sí, pero a veces uno puede hacer excepciones ¿Sabes? Como cuando era pequeña y un niño de mi vecindario me dijo rara... Le tiré una piedra y le dejé una cicatriz en la ceja... —Isabella trató de aguantar una carcajada ante el recuerdo—. Me castigaron por eso una semana, pero valió la pena, porque ¡Hey! tenía que aprender a defenderme de sus insultos constantes. Desde ese día dejó de molestarme. Eso y porque cada vez que pasaba a su lado en andaba con una piedra en la mano para amenazar, pero son simples detalles.

chocolate & letters  ♡ remus lupin ❜ ✔️Where stories live. Discover now