Las garras afiladas de las consecuencias

452 91 29
                                    

Capítulo 25: Las garras afiladas de las consecuencias

Harry despertó con un ligero toque en su hombro. Abrió los ojos y se encontró con la mirada de Snape, dura e inflexible.

Por supuesto que sí, pensó Harry, y se preparó. Conocía al menos parte de la confrontación que se avecinaba. Snape, por la forma en que hablaba con voz tranquila y segura con ira bajo la superficie, no.

—Harry. Ahora es viernes por la tarde, y Madame Pomfrey me asegura que has dormido lo suficiente como para estar en camino a una buena recuperación. Tenemos mucho que discutir sobre tu comportamiento en batalla —dijo Snape, y sonaba como si lo creyera. Más concretamente, creía que toda la discusión estaría de su parte. Harry sintió su propia ira estirarse como alas de acero y desenrollarse dentro de él. Se sentó de modo que quedó apoyado contra las almohadas y se encontró con la mirada de Snape. Él era un Legeremante. Sería capaz de ver las emociones de Harry y leer la verdad de ellas.

Snape se recostó ligeramente, mirándolo. Harry escuchó un movimiento a un lado y se giró para ver a Regulus en la silla al otro lado de la cama. Estaba cerrando la boca con un leve clic, como si la hubiera abierto para comentar sobre la interacción entre Harry y Snape.

—Sé cómo se vio mi gesto al defender a Connor —dijo Harry. Podrían comenzar con racionalidad y lógica, supuso, aunque no se quedarían allí—. Me di cuenta en el momento en que la maldición me dio. Puedo decir que no era lo que parecía. Pensé en el mejor curso. Tomé la maldición porque la pérdida de mi hermano me habría matado. Y él habría estado perdido, ¿no? Ningún Mortífago se preocupa lo suficiente por él como para entrar en su mente y sacarlo de un mundo de sueños —se había despertado de nuevo antes del amanecer, antes de que Snape y Regulus vinieran, y sacó el resto de la información sobre la Maldición Presa del Espejo de Draco.

—Todavía era un gesto de sacrificio —dijo Snape—. Podrías haber lanzado un escudo que hubiera desviado la maldición, Harry‒

—¿Cuando estaba tan exhausto? ¿Sin saber cuál era la maldición y qué tan fuerte tendría que hacer el escudo?

—Estás poniendo excusas —siseó Snape—. Prefieres usar tu cuerpo como escudo. Piensas en tu propia carne, tu propia voluntad, tu propia vida, como sacrificios para proteger a tu hermano.

—Estás equivocado —dijo Harry, un poco sorprendido por lo fría que era su propia voz. Pero entonces, él había sabido lo que sucedería—. Resolví lo que podría haber sucedido y decidí correr el riesgo. Había otros elementos en la decisión. Soy mágicamente más fuerte que Connor. Pensé que probablemente podría sobrevivir. Él no.

—No puedo creer eso, Harry —dijo Regulus suavemente—. Pasé tiempo en tu cabeza, ¿recuerdas? Sé cuán fuertes son tus impulsos hacia el sacrificio, probablemente más fuertes de lo que tú crees. Incluso cuando tienes tiempo para resolver lo que vas a hacer, eliges ese curso en lugar de cualquier otro.

—Snape puede decir si estoy mintiendo —dijo Harry, sacudiendo su cabeza hacia su guardián—. Haz que mire.

—Vería que estás diciendo la verdad si crees que es así, Harry —la voz de Snape era exasperantemente tranquila. El bastardo probablemente tuvo la oportunidad de recuperarse mientras estaba hablando con Regulus, pensó Harry, y se dio la vuelta otra vez, decidido a no darle a Snape más oportunidades como esa—. Por lo que vale, estoy de acuerdo con Regulus. Tomaste la mejor decisión que pensaste que podías, pero todavía no es una decisión que debiste haber tomado. Fue un sacrificio.

Harry apretó los dientes y usó el ruido para calmarse. Si soy violento con mis dientes, no necesito ser violento con Regulus y Snape. —No fue así. Calculé los riesgos, ya lo dije. Y si hubiera conjurado un escudo y la maldición golpeara a Connor de todos modos, ¿entonces qué dirían? ¿Que hice lo correcto? Eso no habría compensado la pérdida de mi hermano.

Tormenta de mares y estrellas (Sacrificios 05)Where stories live. Discover now