Capítulo 33

556 54 2
                                    

Otro día memorable en Auschwitz, al menos para mí, quizá para el resto no había ninguna diferencia.

Esa mañana desperté con una enorme presión en el pecho y dificultad para respirar, no sabía qué me estaba pasando, ni siquiera estaba teniendo una pesadilla, solo sentía ese miedo tan común a ser asesinada pero multiplicado por diez. Dinah se levantó de golpe al escuchar mi respiración agitada y me miró asustada.

-Hey, Camila... ¿Qué tienes? -Me dio una leve sacudida pero yo no podía hablar, el aire estaba atorado en mi garganta y mi mano se acariciaba el pecho como si eso fuese a detener el malestar. -Joder, Mila, ¿Qué te pasa? -Me miró de arriba abajo con mucha desesperación y noté como empezaba a contener sus lágrimas.

-Seguro le está dando un infarto. -La mujer que dormía junto a nosotras habló con desdén y mi amiga la fulminó con la mirada.

-Cierra la boca. -Le dijo enojada. -Iré a ver si la señorita Jauregui está cerca. -Dijo intentando bajarse de la litera pero tomé su brazo y la detuve.

-No... no te... vayas. -Pedí como pude. Sentía que moriría, estaba casi segura de que lo haría, no quería quedarme sola en ese momento.

-Por favor deja que nos ayude, Mila... -Suplicó esta vez dejando escapar sus lágrimas. Negué y me acerqué a ella para que me abrazara y así lo hizo. -No te puedo perder a ti también... -Habló entre sollozos y por más que quisiera evitarle eso, sabía que yo no podía hacer nada y ella tampoco.

Estuvimos en esa situación por lo que parecieron horas, unas horas agonizantes y lentas en las que yo intentaba recuperar el control de mi respiración y desaparecer ese asfixiante dolor en mi pecho. Escuchaba a Dinah llorar de manera desconsolada y apretarme contra ella en un inútil intento de ayudarme. Conforme fue pasando el tiempo, me esforcé por prestar atención a mi respiración y así controlarme. Al hacerlo, escuché como Dinah lloraba aún más fuerte.

-Hey, tranquila... -Murmuré entre jadeos, ella me separo de si y me vio a los ojos. -Estoy bien, creo que me siento mejor. -Aseguré, algo irónico porque no estaba segura de si era verdad.

-Maldición, Camila... no vuelvas a hacerme eso, creí que morirías. -Me dio un leve golpe en el hombro y después me abrazó muy fuerte, incluso creí que el aire se me iba de nuevo pero no le dije nada, si eso la hacía sentir mejor entonces que lo hiciera.

-Yo también lo creí... de verdad fue... horrible. -Sacudí la cabeza. -Hablaré con mi padre sobre esto. -Dije masajeando un poco mi pecho porque de verdad el dolor había sido terrible.

-La señorita Jauregui debe estar afuera para llevarte con él, ¿estás segura que estás bien? -Me miró preocupada.

-Creo que sí, no te preocupes. -Le di una media sonrisa.

-Vale, te ayudo a bajar. -Hizo un movimiento de cabeza, iba a replicar, pero no quería ser grosera, así que la dejé.

Justo como lo había dicho, la ojiverde aguardaba por mí afuera, aún no salía el sol, así que, aún faltaban un par de minutos para que llegaran por las demás prisioneras.

-Buenos días... -Dije sin mucha emoción en la voz y sin hacer contacto visual con ella.

-Buenos días. -Respondió de igual manera.

***

-¿Cómo te sientes? -Lo miré preocupada, mi mente no quería aceptarlo pero cada vez lo veía más desgastado, sus ojeras crecían y las muecas de dolor eran más constantes. Probablemente el tiempo en que las costillas tardaban en regenerarse era más largo de lo que pensaba, solo esperaba que no le quedaran secuelas.

Gloom (Camren)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu