Capítulo 47

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Mi cuerpo se había tensado y miles de preguntas me invadieron al instante, inmediatamente empezó un conflicto en mi cabeza que no sabía cómo controlaría, no quería anticiparme a nada, no tenía idea del contexto y estaba dispuesta a escucharla pero no quería darle indicios de que la estaba juzgando o de que me iría por solo saber la primera parte. No pude evitarlo, mi rostro expresó la sorpresa abriendo ambos ojos pero intenté contenerme dándole oportunidad de seguir hablando. Había duda en sus ojos, repulsión pero sobre todo miedo, terror y no estaba segura del porqué.

-Después de que los alemanes perdieron la primera guerra mundial se llenaron de odio, un odio profundo. Yo tenía un año aproximadamente cuando terminó, así que, crecí en medio de eso. Mi padre fue ascendiendo al poder poco a poco, un completo fanático de Hitler y de sus discursos antisemitas, empezó a relacionarse con personas de alto mando y de esa manera llegó hasta donde está hoy en día. –Dio un suspiro. Su mirada estaba pérdida, como si estuviese intentando rememorar las imágenes en su cabeza. –Él siempre me impuso sus ideologías y mi madre nunca quiso llevarle la contraria, así que, dejaba que me metiese sus ideas en la cabeza, sin embargo, ella siempre me enseñó el amor altruista sin importar quien fuese. –Sonrió con nostalgia. –Pero bueno, mi padre hacía reuniones en casa para así poder estar más cerca de las personas que eran de alto mando en el partido alemán. Para ese entonces yo ya había entrenado por bastante tiempo, claro en contra de mi voluntad, no me gustaba en absoluto, pero lo hacía... –Sus ojos se llenaron de lágrimas y algo me decía que era una de las partes más dolorosas de su historia, aunque no estuviese muy segura porqué. –En una de esas fiestas, que obviamente estaban llenas de alcohol y en un momento en el que mi padre estaba sumamente ebrio mientras mi madre estaba de viaje arreglando algunos asuntos con mis abuelos, me pidió que me acercara... –Hizo una pausa para tomar aire. –Te juro que aún puedo sentir su nauseabundo aliento y de solo recordarlo se me revuelve el estómago... Se acercó a mi oído y me dijo que les demostrara a todos sus amigos de lo que su hija era capaz. –Sorbió su nariz.

Verla de esa manera era duro, desgarrador, me apretaba el corazón y ni siquiera había llegado a la peor parte, pero mirarla tan llena de odio, dolor y culpa me hacía estremecer, me hacía pensar que ella no se merecía estar pasando por eso.

-Tranquila, puede seguir, le prometo que no me alejaré. –A pesar de que intenté sonar convincente, ya no estaba tan segura.

-Había un niño... no más de doce años. Los alemanes siempre han tenido de sirvientes a quienes creen que son inferiores. Esa noche estaba ahí ayudando a servir las copas. –Noté como sus manos habían empezado a temblar. –Mi padre solo... sacó su arma, la colocó en mis manos y me ordenó que disparara. –Soltó sin más y sentí mi cuerpo tensarse todavía más si eso era posible.

-Pero... ¿su propio padre? –Dije después de un largo silencio, sonaba absurdo y repetitivo, pero era algo que mi mente no podía concebir.

-Eso no es lo peor. –Movía su pierna con impaciencia y tenía los codos apoyados en el piano mientras con sus manos se cubría la boca. Dejé que continuara. –Claro que me negué, le dije que no lo haría, que él no me había hecho nada malo... y aunque hubiera sido así, no habría sido capaz de hacerle daño a alguien. –Las lágrimas le corrían por las mejillas y por más que intentaba desaparecerlas violentamente con el dorso de su mano estas continuaban saliendo. –Inmediatamente los hombres que estaban ahí se burlaron de él diciendo cosas como que si hubiese tenido un varón este hubiese respondido como tal. Mi padre no pudo soportar esa humillación así que... utilizó la jugada más baja, sucia y asquerosa que conocía. –En ese momento sus puños se apretaron y su rostro se convirtió en odio puro. –Se acercó a mi oído y susurró aquella frase con la que siempre me chantajeó... "no querrás que le pase algo a tu madre". –Y se quebró, Lauren casi se desvaneció ahí mismo, y a pesar de que mi cabeza era un desastre, a pesar de la impresión, a pesar de la incredulidad que me había invadido, la sostuve, la sostuve porque lo necesitaba, porque se lo había prometido y porque quería acompañarla como ella lo había hecho conmigo.

Gloom (Camren)Where stories live. Discover now