Capítulo 42

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-Y la entiendo. –Continué y ella frunció el ceño. –A mí tampoco me agrada la idea de que su prometido la pueda besar y tocar cada vez que se le dé la gana. –Hice una especie de puchero y ella lucía sorprendida de que me hubiese atrevido a decir aquello.

-Vaya... –Sonrió con astucia por un momento y después su semblante se tornó serio. Tomó mi mano y la colocó sobre su pecho. –No creo que debas... mi corazón solo se pone así cuando tú estás cerca. –Sentí como este latía descontroladamente.

-No mienta solo por hacerme sentir mejor. –Rodé los ojos aunque deseaba con todas mis fuerzas que lo que me decía fuera cierto.

-¿De verdad? Mi corazón va a salirse de mi pecho y crees que estoy mintiendo. –Parecía divertida esta vez.

-Bien, haré como que le creo. –Sonreí y mi sonrisa se agrandó cuando noté como sus ojos brillaban cada vez que lo hacía.

Esas pequeñas cosas me hacían creer que efectivamente, no estaba mintiendo, le gustaba tenerme cerca y verme sonreír instantáneamente lograba que ella lo hiciera.

-Me encantaría que te quedaras conmigo hoy... pero de verdad tengo que ir a cenar con Eduard. –Hizo una mueca y de pronto su sonrisa desapareció haciendo que la mía automáticamente también lo hiciera.

-No se preocupe, solo... quería asegurarme de que las cosas estaban bien y de no ser así, quería arreglarlo. Creo que funcionó. –La miré con una sonrisa astuta y ella solo entrecerró los ojos.

-Bueno, será mejor que te regrese al bloque porque tu compañera espera ese medicamento. –Rodó los ojos y yo reí algo sorprendida porque ya no parecía ocultar que se sentía celosa.

-Tiene razón. Solo no olvide que para mí, usted es más hermosa. –Le guiñé un ojo y caminé hasta la puerta dejándola parada. –¿Nos vamos? –Dije después de un momento en el que no se movió. Se dio la vuelta y a regañadientes salimos de ahí camino a mi bloque.

Caminamos en silencio hasta llegar a la puerta.

-La veré mañana. –Me aclaré la garganta y le di un rápido beso en la mejilla después de asegurarme que nadie nos veía. –Descanse.

-Buenas noches, Camz. –Tenía una sonrisa muy tierna dibujada en el rostro.

No respondí, simplemente entré.

En cuanto lo hice me dediqué a buscar a Emily preguntando a las demás prisioneras hasta que una de ellas me señaló uno de los rincones, y me acerqué con cuidado, no había mucha luz así que tuve que esforzarme para encontrarla, además de que no era muy buena recordando los rostros, sin embargo, verla preocupada y reconocer ese miedo en sus ojos color avellana me era tan familiar que fue imposible olvidarla.

-Emily, te buscan. –Escuché a alguien murmurar. Miré hacia donde la mujer se había dirigido y me encontré a la chica abrazada a un cuerpo tembloroso en la litera más cercana al suelo.

-Soy Camila. –Dije en voz baja por lo que inmediatamente se levantó. Su rostro estaba triste, casi roto, sus ojos llorosos y ese semblante de preocupación y temor a que pasara lo peor era algo muy común pero que entendía a la perfección porque yo lo había sentido en carne propia.

-Oh, Camila... ¿Qué pasa? –Preguntó limpiándose las mejillas rápidamente.

-Ammm... te conseguí esto. –Le extendí ambos frascos. –Pon esto en sus heridas para ver si puede combatir la infección y haz que tome esto para disminuir el dolor. –Intenté darle una media sonrisa pero me fue casi imposible al ver su estado.

-No tienes idea de lo mucho que te lo agradezco. –Apretó mis dos manos y me miró con lágrimas en sus ojos. –Te daré mi comida y si necesitas algo más, intentaré conseguirlo. –Aseguró rápidamente.

Gloom (Camren)Where stories live. Discover now