Capitulo 5

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En la gran mayoría del viaje solo podía escuchar la voz de su abuelo y la conversación que habían tenido hacía cuatro años atrás, él había sido claro con su mensaje, si Nymeria no se mantenía a un margen hasta que la guerra empezara, se vería obligada a vivirla en el ojo de la tormenta. Algo dentro suyo le emocionaba la idea de tener un viaje de índoles políticos previo a su reinado quería creer que se debía a eso, trato con todas sus fuerzas de convencerse, intentó hacerlo:

-¡Hermana, descendamos por aquí! -Drogon rugió enojado, con el tiempo su jinete había aprendido a entender a su dragón y a diferenciar algunos de sus caprichos, el dragón más pequeño montado por Erryk solo agacho su cabeza en señal de obedecimiento, Drogon rugía dando indicaciones desde que Smoke hacía dos días había desobedecido a su jinete.

-Lykirī, Drogon. -el dragón volteo su cabeza mirando atenta a Nymeria-: Dohaerās, Drogon.

Descendieron lentamente, cuando el viaje comenzó ambos decidieron no encerrar a sus dragones en alguna cueva o bajo el piso como hacían los demás, optaron por la libertad aunque en su interior Erryk temiera por Smoke, consideraba a Drogon como un dragón bastante territorial y poco sociable, el lado positivo es que él creía que debido al tamaño del dragón de su hermana ningún otro se atrevería a acercarse a pesar de que Nymeria recalcó el hecho de que había un dragón mucho más grande que Drogon. Se despidieron y luego de darles instrucciones claras comenzaron a caminar bromeando entre ellos y comentando la situación que se avecinaba, Erryk sospechaba de un compromiso y no era el único que pensaba aquello.

Tardaron un rato hasta que finalmente llegaron a las afueras del castillo, recorrieron una pequeña parte de la ciudad y luego de comprar una manzana cada uno, se dirigieron a hablar con los guardias de la entrada que sin mucho que decir, al ver la apariencia de Nymeria, los dejaron entrar. Intercambiaron miradas de inquietud, sin negar el concurrente pensamiento de sentir que estaban en la boca del lobo, ambos le habían rezado a los Dioses viejos y nuevos en busca de protección en caso de encontrarse allí si el rey Viserys falleció, a sabiendas que serían ellos los primeros en escapar sin mirar atrás. Sus padres, los cuales venían en su carruaje junto a una enojada Laena por no poder traer a su dragón consigo, eran partidarios de que debía ser Aegon quien gobernara, notable diferencia con los primeros hijos quienes se encontraban a favor de Rhaenyra y su derecho de primogenita:

-Me alegra tanto verlos de nuevo. -La reina los abrazo fuertemente, ambos fingieron una sonrisa amigable-: Tanto tiempo desde la última vez que nos vimos.

-Gracias por la cálida bienvenida, mi reina. -Hicieron una leve reverencia.

-Por favor no hace falta que hagan eso, pronto seremos familia. -Los observaba con una amplia sonrisa, ninguno se creía que su amabilidad fuera espontánea.

-¿Y el rey, majestad?

-Él no se encuentra bien, sé que entenderán.

-Claro que si.

-Acompáñenme a tomar un té luego de asearse, Ser Criston Cole me hará el favor de enseñarle sus habitaciones.

-Gracias. -dijeron al unísono.

Criston Cole no llamaba la atención de ninguno, los hermanos más que un caballero lo consideraban como una especie de perro aunque ambos estaban de acuerdo que un perro gozaba de más independencia. No lo conocían mucho pero la gente habla y si algo se repite demasiado eso está más cerca de ser verdad que mentira. Le agradecieron por enseñarle el camino, una vez que Nymeria entró a su habitación corrió a acostarse en la gran cama, no tenía sueño pero extrañaba tener unos minutos de paz, desde que su abuelo se enfermó aún más, sus días se basaban en asuntos del Estado y estudios. Se aseo y luego cayó en la cuenta que no contaba con más ropa de la que traía puesta cuando llegó, a duras penas volvió a colocarsela, salió del dormitorio y se reunió con su hermano:

Nymeria TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora