Capitulo 21

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 Erryk caminaba de un lado al otro en completo silencio, temiendo los tiempos que se aproximaban, el doctor todavía no salía de la habitación, Joffrey se encontraba durmiendo, Laena estaba sentada en el suelo pensando en silencio. Habían pasado meses desde que Nymeria había visitado a su reino, las cosas desde ese día parecían ir en picada y eso incluía la salud de Aerys:

-Creo que es momento de decirle. -Sugirió Erryk.

-No, todavía no, él mejorará. -Trato de convencerse Laena-: Siempre mejora.

John salió de la habitación, ambos jóvenes voltearon a verlo y se acercaron rápidamente, él negó. Erryk, se dió media vuelta, no quiso escuchar ni una palabra.

Nymeria y Aemond jugaban con el pequeño Gaemon, el niño comenzaba a gatear por primera vez:

-Ese es mi principe. -Lo felicito su padre, tomándolo entre sus brazos sonreía ampliamente-: Cuando menos nos demos cuenta, estaremos entrenando juntos.

-Primero, dejemos que crezca, Gaemon ven con mamá. -el pequeño gateo contento hasta su madre, los ojos de Nymeria se cristalizaron de felicidad-: Cada día está más grande.

-Entonces ya va siendo hora de que le demos un hermanito, ¿no lo crees?

-Más tarde lo decidimos, mientras tanto este pequeño tiene que jugar con sus juguetes. -El niño gateó hasta un caballo tallado en madera y lo tomó pasándoselo a su padre, Erryk entró a la habitación, Gaemon lo saludó moviendo la mano.

-Llevaré a Gaemon a dar un paseo. -Aemond, alzó a su hijo, tomó una manta y salió de la habitación pero May se interpuso en el camino-: Dejalos solos.

-¿Qué ocurre? -Se levantó del suelo y caminó acercándose-: Creí que no te vería hasta dentro de unos meses, cuando vinieras a visitarnos, ¿Laena no vino contigo?

-Es el abuelo.

Nymeria sintió como si el tiempo se detuviera por un instante, tragó en seco y asintió levemente, ambos salieron de la habitación de juegos dd Gaemon, ella era quien más rápido caminaba, fue a su habitación y tomó un gran abrigo el cual se colocó y juntos salieron del castillo. La llegada al Norte no hizo más que aumentar los nervios de Nymeria, los caballeros hacían su típica reverencia ante quienes anhelaban que fuera su reina, se detuvieron al ver salir a Joffrey de la habitación, creyó haber visto el fantasma de su madre parado frente suyo pero esa ilusión se esfumó al ver el anillo que brillaba en una de sus manos, ni siquiera quiso voltear a ver a sus hijos, simplemente se fue. Ella le entregó el abrigo a Erryk, John no se sorprendió al verla, él negó, Nymeria entró corriendo a la habitación y lo vió, se contuvo para no ir corriendo hacia Aerys. Se acercó con cuidado, el anciano tosió:

-Hola abuelo. -El anciano no hablaba, estaba agonizando, Nymeria se arrodilló apoyando su espalda contra la cama-: Perdón por arruinarlo todo, jamás quise hacerte sentir mal. -Su voz comenzaba a quebrarse, no quería ocultarlo, no podía hacerlo-: Te amo abuelo, eres lo más cercano a un padre que tengo, por favor no me dejes sola. -Sollozaba, se sentía perdida-: Todavía no conoces a Gaemon, todavía queda tiempo abuelo, por favor.

Rompió en llanto, se detuvo un poco cuando sintió la mano de Aerys acariciando su cabello, eso le trajo recuerdos de su niñez, cuando él se detuvo, ella lo supo por completo, no quería levantarse, no sentía que pudiera hacerlo, entre lágrimas logró gritar por John, el médico que estaba allí declaró la muerte del rey en ese mismo momento, Nymeria todavía seguía en el suelo, parecía una niña pequeña que no entendía lo que estaba ocurriendo, John intentó ayudarla a que se levantara pero no lo consiguió, ella no quería nada, Erryk no quiso entrar y nadie sabía nada de Laena, Joffrey no quería salir de su dormitorio. Nymeria no percibía cuando logró caminar hasta su antiguo dormitorio, se arrojó a la cama y se quedó allí en silencio, con su mente sin procesar lo que ocurría.

Esa tarde Aemond llego en Vhagar, cargando a Gaemon, Nymeria y Joffrey se pusieron de acuerdo, ambos vestidos completamente de negro, Aerys no pertenecia a la casa Targaryen pero habían concordado en darle un funeral propio de un Targayen, los tres dragones del Norte lanzaron fuego al mismo tiempo, siendo el de Drogon el fuego que más destacó. En un momento estaban Nymeria y su padre sentados, Aemond y Gaemon también estaban allí:

-Se parece a ti. -Ella lo miró atenta, intentando descifrar lo que ocurría, Joffrey miraba al niño entre los brazos de su hija-: No tiene tus mismos ojos.

-Es más parecido a Aemond. -Comentó, Joffrey lo observaba, padre e hija estaban agotados como para discutir-: Se llama Gaemon.

-¿Por qué no Aegon?

-No lo creímos correcto. -Respondió Aemond, miró a su esposa, ella asintió levemente-: Me llevaré a Gaemon para pasar algo de tiempo con sus tíos.

-Tendremos que hablarlo en algún momento. -Comentó Nymeria una vez que Aemond se fue con su hijo, Joffrey suspiro, pasando sus manos por su oscuro cabello-: Sé que no es el mejor momento pero hay decisiones que tomar.

-¿Sabes que siempre creí que el día que Aerys muriera, haría una gran fiesta para mi coronación? Compraría lo mejor de lo mejor y el festejo duraría seis noches y siete días pero ahora que sucedió, solo quiero algo de paz.

-No me opondré a tu coronación, de mi parte no tienes de qué preocuparte.

-Nadie me quiere aquí Nymeria.

-Pero es tu derecho Joffrey, tampoco te queda tanto tiempo de vida. -El hombre la miró sorprendido, ella le señaló el cuello, él asintió-:No duraras mucho y tu reinado será patético pero al menos lo habrás hecho.

-Él te amaba. -Intentó desviar la conversación-: Aún recuerdo lo feliz que se veía el día que le dije acerca del embarazo de Arya. -Nymeria no respondió, no tenía energía para hacerlo-: Tu no sabes lo que yo sufrí y sufro desde que llegaste a mi vida.

-¿Volveras a culparme por tu tortura y sufrimiento? -Ella suspiró-: Yo no decidí nacer, mamá fue quien lo eligió, no quise que Emma muriera de la forma en la que lo hizo y el abuelo, él estaba decepcionado de ambos.

-No uses la memoria de mi padre para insultarme.

-Hay que admitirlo, él creía que tú eras un inepto pero tenía fé en ti, Aerys me tenía fé pero descubrió lo imperfecta que fui.

Nymeria se levantó y se fue, no quería ver a nadie por un rato, necesitaba pensar y relajarse. La coronación de Joffrey se describía en una sola palabra: vacía. No eran muchas las personas ahí presente, Alicent había viajado hasta el reino para coronarlo minutos después se subió nuevamente al carruaje y se retiró, nadie estaba contento con su presencia, Aemond y Gaemon se quedaron una semana más junto a la joven de ondulado cabello rubio casi blanco, ella intentaba fingir que estaba bien desde la muerte de su abuelo aunque la realidad fuera la contraria.

Habían pasado tres años desde aquel oscuro día, Nymeria había dado a luz a dos niños más Baelor y Aerion, la belleza de la joven madre seguía siendo indiscutible, los embarazos no le habían dejado ninguna secuela más allá de un poco de pérdida de peso que podía recuperar al pasar de los meses, Aemond amaba pasar tiempo con cada uno de sus hijos, quería ser un padre presente para ellos, detestaba la idea de que en algún momento ellos se pudieran sentir igual de rechazados que él, siempre les hacía saber que los amaba por igual y que jamás sería una competencia. Fue una tarde cuando Nymeria decidió dormir un poco, todo cambió a partir de allí y ella lo presentía pero quería ignorarlo, elegía creer que todo estaría bien pero sabía que no era así, el fuego se lo susurraba, sus sueños se lo mostraba, no había escapatoria para lo que se avecinaba.

Nymeria TargaryenWhere stories live. Discover now