Capitulo 34

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 Luego del desayuno Nymeria estaba recorriendo el dormitorio de sus pequeños con notable melancolía, los extrañaba demasiado, odiaba las noches cuando se obligaba a dormir, siempre rezaba por no despertarse con la pesadilla de que alguno de ellos había sido asesinado:

-Gaemon, Baelor y Aerion. -Se dió media vuelta, mirándolo en silencio, Daemon le sonreía desde la puerta, sostenía uno de los pequeños caballos tallados en madera que le perteneció a Gaemon-: Cada niño más dotado de los genes Targaryen que el anterior.

-¿Por qué no me sorprende que sepas sobre ellos?

-Sabía de la existencia de Gaemon pero a los otros dos supiste esconderlos mejor.

-Y aún así decidiste dejarlos con vida, muy noble de tu parte.

-Digamos que preferí mantener a mis aliados de mi lado. -Nymeria le sonrió, Daemon dejó el caballo sobre una repisa-: Y los rumores saben pisar muy fuerte.

-Sin embargo la gente es muy creativa a la hora de inventarlos, escuche infinidades sobre ti y no creo que ni la mitad sean ciertos aunque en más de uno quedas bien parado. -Él rió, ella intentaba distraerse con algo más que no fuera su risa contagiosa, no quería sonrojarse como si fuera una adolescente-: No creo que me buscaras por simple simpatía.

-Algunos de mis guardias declaran haber visto a la nueva esposa de Aemond rondando por los pasadizos anoche, ¿la viste?

-No tienes de qué preocuparte, ella es asunto mío.

-Sabes lo que pasaría si asesinaras a alguien de nuestra sangre.

-¿Con quién crees que hablas? -El fuego de una de las antorchas iluminó la habitación, se suponía que todas las antorchas estuvieran apagadas, ambos las observaron, Daemon miraba con atención a su sobrina, le llamaba la atención lo concentrada que estaba, cuando la llama se apagó ella volteó a verlo-: No seré yo quien asesine a Alys, me encargaré luego de los detalles.

-¿Qué fue eso? -Inquirió con notable curiosidad.

-Ellos quieren que sepas que sin importar lo que suceda y las muertes que en medio ocurran, tu descendencia es la que subirá al trono. -El rey consorte asintió levemente, como esperando que ella prosiguiera-: Debes saber que hay sucesos que por más que intentes evitarlos, sucederán de una forma u otra.

-De acuerdo.

-Debo volver a mi reino, dejé algunos asuntos pendientes. -Al pasar por su lado, él habló.

-Sospecho que tendremos un nuevo trato pronto.

Nymeria se despidió de la reina y volvió al Norte, volar sobre Drogon cuando este comenzaba a adaptarse al invierno era algo que a ambos incomodaba, las escamas cambiaban de forma y a veces si la silla no estaba bien ajustada se resbalaba, a veces ella esperaba que pasara. Al llegar, fue recibida por su hermano quien se notaba sumamente animado, confesandole así que Sara estaba esperando a su primer hijo, ella le sonrió, fingiendo estar alegre por él, la reina sacó las bolsas repletas de joyas que había atado a la silla de su dragón y ordenó que las llevarán a su habitación.

A ninguno de los hermanos le sorprendió que la capital fuera tomada nuevamente por los verdes, habían intentado atacar al Norte y fueron ellos junto a sus dragones, Sunny también los había acompañado por lo que Nymeria creía que finalmente Erryk la había reclamado. Esa noche, luego de la cena, ambos estaban disfrutando de un té en el patio trasero, el último hasta que el invierno pasara:

-Tengo noticias de la capital.

-¿Hablaste con ella cuando fuiste? -Nymeria reconoció ese tono de voz, parecía ser una simple pregunta pero estaba llena de esperanza, Erryk estaba aferrado a la posibilidad de volver a verla una última vez, todavía una parte de su corazón le pertenecía, quería ayudarla y salvarla.

Nymeria TargaryenWhere stories live. Discover now