Todo Lo Que Quiero (#2)

9. Llamada

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Narra Stacy

8 de Abril, 2024.

Sonrío con ternura ante la mirada de preocupación por parte de Hilary.

—¿Estás segura que ya no te duele? —Hace un mueca con evidente horror ante la herida de mi labio.

—Te digo la verdad, ya no duele. Solo tengo un poco de sensibilidad —respondo, para poder dejarla más tranquila.

Ayer no había vendido a trabajar por petición de señor Austin al ver que mi rostro tuvo bastante inflamación y es que no me quiero ni imaginar como estará Lucía. Ella tiene muchos más golpes que yo.

—Debes de tener cuidado y no chocar con las puertas —me riñe.

Toso para no reír a carcajadas. Lamentablemente le tuve que mentir sobre mi incidente y solo le dije que había chocado con la puerta.

—Prometo tener cuidado para que no me vuelva a suceder. —Levanto mi mano como si de un juramento se tratara.

Ella asiente totalmente conforme con mi respuesta.

—Ahora te tengo que cuidar —habla seria—. ¡¿Y si te desmayas?! —Abre los ojos haciéndome sobre saltar en mi lugar cuando se sube en mis piernas.

Ambas estamos sentadas en la alfombra de la sala por lo que se le hace fácil subierse sobre mi y revisar mi rostro con preocupación.

—No me voy a desmayar, Hilary. Estoy bien, ya no tengo nada. —Tomo sus hombros para apartarla un poco y hacer que se tranquilice.

Ella de verdad está haciendo todo un show por mi pequeña herida.

—¿Lo prometes? —Me hace ojitos.

Cierro los ojos suspirando.

¿Por qué me hace esto? Hace unas semanas dije que no le iba a prometer absolutamente nada a esta niña y ahora me ven haciéndolo a cada momento.

—Lo prometo —finalmente respondo. Sonríe feliz ante mis palabras y sé que estará mucho más tranquila.

El pasa con mucha tranquilidad y es que estar co esta niña todo es paz a mi alrededor. Me hace jugar demasiado con sus muñecas y también verla en sus ensayos de ballet, sonrío por su entusiasmo cuando me muestra su nuevo tutú.

Las horas pasan y cuando menos lo espero, mi jefe ya viene entrando.

Enseguida Hilary corre a su encuentro abrazándolo y hablándole de muchas cosas a la ves.

—¿Qué puerta? —escucho que pregunta extrañado.

Carajo.

Voy hasta quedar más cerca de ellos y poder explicar a qué se refiere.

—La puerta. —Le indico mi cara y él entiende enseguida.

—Sí, papá. Yo le dije que tuviera cuidado, si tiene ojos es para que vea las puertas, ¿cierto? —pregunta con inocencia.

Mis ojos se encuentran con los del señor Austin y ambos queremos reír ante la situación, pero intentamos manejarlo lo mejor posible.

—Claro, princesa. Aunque estoy seguro que ella ya no chocará con ellas —responde burlón.

Hilary frunce el ceño.

—¿Por qué estás tan seguro? —pregunta confundida.

—Yo me encargaré personalmente de que ya no lo haga. —Sus ojos nuevamente me ven y su sonrisa ladeada me tiene suspirando.