11. Lluvia

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Narra Austin

26 de Abril, 2024.

Sonrío con ternura ante la pregunta de mi hija.

—¿Crees que ella quiera quedarse a ver una película con nosotros? —pregunta muy preocupada.

—No lo sé, princesa —respondo con sinceridad—, pero puedes preguntarle y así salir de dudas.

—Esta bien, aunque ella lo prometió —asiente, como si estuviera recordando el momento.

Nunca le prometas nada a Hilary si no tienes pensando cumplir, ella nunca lo olvida. Pueden pasar, días, semanas o meses y ella aún lo tendrá muy presente.

—Lo dejo a tu criterio, debo irme a trabajar. —Beso su frente— No la hagas tener un ataque de nervios. Si ella no quiere quedarse no hay problema, no debemos obligar a las personas a hacer algo que no quieren —le recuerdo.

Frunce en ceño, pero sé que entiende lo que quiero decir.

—Está bien, papá —bufa.

Me doy una rápida despedida con Stacy y finalmente salgo del departamento.

He tenido días realmente ocupados. La construcción de un nuevo hotel aquí en New York me está llevando mucho más tiempo de lo pronosticado, lo bueno es que el arquitecto es muy bueno en su trabajo y está quedando excelente.

Saludo a los empleados que me topo por el camino y es que estoy acostumbrado a tener el mayor contacto posible. No soy un jefe horrible que pisotea a las personas que trabajan para el, al contrario, sé que sin ellos el orden en el hotel no estaría y estoy muy agradecido.

—Buenas tardes, señor Austin —saluda mi secretaria.

—Buenas tardes —le doy una leve sonrisa—. ¿Tienes lo que te pedí ayer? —pregunto dejando mi saco sobre la silla.

Ella asiente revisando su tablet.

—El señor Alexander programó la llamada para unos diez minutos más —informa.

—Esta bien, me da tiempo para buscar algunos papeles —murmuro—. ¿Pudiste volver a agendar las reuniones? —pregunto un poco preocupado.

Como viajaré con Amos a Los Ángeles he tenido que pedirle que cambie todas las fechas de las reuniones para otro día, seguramente será una semana la que estaré fuera.

—Fue un poco complicado, pero todos los socios lo entendieron —responde.

—Sabía que podías hacerlo, muchas gracias —agradezco.

—Es solo mi trabajo, señor —sonríe—. ¿Necesita algo más?

Niego.

—Te puedes retirar —indico. Enseguida sale de mi oficina.

Me tomo el tiempo para buscar los papeles que necesito, antes de que mi laptop comience a sonar informándome la llamada entrante.

—Señor Austin —Alexander, mi arquitecto saluda.

—Alexander —devuelvo el saludo—. ¿Cómo estás? —pregunto.

—Muy bien, gracias por preguntar —hago un gesto—. Su secretaria me dijo que necesitaba esta llamada con urgencia.

Asiento.

—Necesito que viajes, quiero que veamos algunas cosas con el hotel —informo–. ¿Puedes hacerlo?

Todo Lo Que Quiero (#2) Where stories live. Discover now