58. Final

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¡Ay no lo puedo creer! ¡Es el final!

Lloremos...

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Narra Stacy

1 de Agosto, 2025.

Acomodo a Aaron en su cochecito ya que se mueve inquieto al estar tan recostado y lo levanto un poco. Sus manos se mueven en puños y me es inevitable no darle un beso a acada una.

Observo a las personas a mi alrededor y todos están a pendiente del partido que se avecina. Se puede notar la diferencia de equipo y solo puedo sonreír al presenciar todo.

—¿Papá se va a tardar mucho? —Hilary pregunta mientras acomoda su gorra que lleva el logo del equipo al que apoyamos.

—No lo creo, solo fue por algunas bebidas. —Beso su frente—. ¿Estás cómoda, cariño? —pregunto.

Me observa con sus hermosos ojos. Puedo notar como sus rasgos cambian cada día y se vuelve más hermosa.

—Sí, mamá. Aunque voy a tener que levantarme porque ellos me van a tapar la vista —indica mirando las personas frente a nosotros.

Efectivamente va a tener que subirse a la silla porque no podrá ver, su tamaño se lo dificulta.

—Con cuidado no quiero que te caigas —murmuro.

Le doy una mirada a Aaron, pero él parece muy entretenido con las luces del estadio. Sus ojos se mueven hacia todas direcciones sin dejar de moverse, parece muy feliz.

Levanto la vista justo en el momento en que Austin viene con las bebidas.

—Tuve que ir al otro extremo —explica.

No da una bebida a cada una y toma asiento a mi lado, pasa su brazo por mi hombro.

—¿Todavía no llegan? —pregunto extrañada porque haya llegado solo.

—Están en el estacionamiento, deberían llegar en unos minutos —habla y me da un casto beso—. Parece muy entretenido. —Apunta a Aaron.

—Lo está. Es mejor verlo así a que esté llorando —río.

Austin deja salir una carcajada.

—Él no llora, cielo y lo sabes. —Se mueve para pasarle una servilleta a Hilary que se ha ensuciado un poco con la bebida.

—Gracias, papi —murmura con una sonrisa y vuelve su vista a la cancha.

Austin nuevamente me observa quizás esperando mi respuesta.

—Lo sé y a veces me gustaría que lo hiciera porque parece que tengo un muñeco y no un hijo —me quejo.

No sé si debería agradecer, pero Aaron es el bebé más tranquilo que he conocido. Casi no llora, a no ser que tenga mucha hambre. Pero ni siquiera cuándo su pañal se encuentra sucio llora, solo se mueve quejándose pero no pasa más allá.

Así que no tengo mucho trabajo porque él me deja mucho tiempo libre en casa y puedo hacer mis cosas a mi ritmo.

—A mi me gusta que sea así. —Me sonríe inocente.

—Claro... Porque casi no te molesta por las noches. —Le pico el brazo—. Te aprovechas.

Puedo sentir su aliento cerca de mí oreja y pongo todo de mi para no estremecerme.

—No te escucho quejándote, cielo... —susurra despacio y después vuelve su vista al frente.

Trago saliva. Como le gusta ponerme nerviosa.

Todo Lo Que Quiero (#2) Where stories live. Discover now