Todo Lo Que Quiero (#2)

54. Amor

¡Feliz San Valentín!

Tengo planeado subir otro capítulo...

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Narra Stacy

Austin me sonríe de forma inocente y yo solo puedo entrecerrar los ojos a su dirección.

—¿Cómo es qué estoy aquí? —pregunta—. Pues, tomé un avión y desde ahí...

—Sé cómo se llega hasta aquí —lo interrumpo—. No me avisaste que venías —lo último lo digo muy bajo.

Alex y Pam se encuentran en la cocina ya que nos dieron nuestra privacidad, aunque, no puedo olvidar la mirada sorprendida de de mi hermana.

Que puedo decir, se acaba de dar cuenta que su hermana es novia de uno de los hombres más importantes de New York, además, de ser el jefe de Alex.

—Cielo..., ¿no me puedes dar un abrazo y ya? —Abre los brazos.

Ruedo los ojos, porque en realidad lo único que quiero es ir hacia él y abrazarlo, pero obviamente tenía que hacer mi pequeño drama.

También me gusta sacarlo de quicio.

—Y es lo que voy hacer.

Paso mis brazos por alrededor de su cuello y riendo le doy un casto beso. Sus manos se aferran a mi cintura acercándome más a él.

—Te he extrañado como un loco —susurra, sobre mis labios.

Sonrío. No hay forma que deje de amar a este hombre.

—No lo creo, yo te he extrañado mucho más. —Le guiño y después lo abrazo fuerte. Escucho su leve carcajada—. No puedo creer que estás aquí —murmuro—. ¿Cómo es qué...?

—Porque ya te había dado mucho tiempo. Aunque, a todos le digas que estás bien, sé que una parte de ti quiere romper absolutamente y estoy aquí para ayudarte a hacerlo —dice muy bajo.

Cierro los ojos, porque todo lo que ha dicho es verdad.

En este momento solo hay una persona que es capaz de reconfortarme y de entenderme por completo. Y esa persona solo puede ser Austin.

Obviamente me siento liberada con todo lo que ha pasado estos días, pero eso no quita el dolor. Aunque, sé que es un dolor que voy a superar porque presiento que de ahora en adelante todo será mucho mejor.

—¿Ya te he dicho qué te amo? —pregunto, mi voz sale un poco quebradiza.

Él hace que nos separemos y toma mi rostro con suavidad, en sus labios hay una sonrisa tierna.

—Mm... Llevo más de un día sin escucharlo, creo que ya es hora de hacerlo —comenta, burlón.

Ruedo los ojos, por lo que dramático que es. Aunque, en realidad deseo que nunca deje de ser así, me encantan todas las facetas de Austin Maxwell.

E incluso, en las que perece un niño pequeño que hace berrinches cuando no hacen lo que quiere.

—Te amo mucho, amor... —murmuro.

—Que bien se escucha. —Cierra los ojos y yo le doy un golpe en el brazo riendo—. ¡Pero que agresiva! —se queja.

—Se supone que tienes que decir que también me amas. —Hago un puchero. Ha este punto no sé cómo Alex y Pam no han aparecido.

Abre los ojos y me da aquella sonrisa que podría hacer caer a cualquier mujer.

Tiene unos lindos encantos.