Todo Lo Que Quiero (#2)

37. Deseada

¡Parte 2!

Ya se los quería actualizar. Por cierto, hay personas que me preguntan porque me he tardado tanto en subir Cap, así que lo voy a decir una última vez.

Familia me ha venido a visitar y se me hace imposible poder actualizar seguido porque tengo primas de mi edad que no se me despegan. Además, duermen en mi misma habitación, por lo que es imposible escribir, solo tengan un poco más de paciencia que ellos se van el Martes.

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Narra Stacy

Intento regular mi respiración y observo los ojos preocupados de Austin mientras espera mi respuesta. Puedo intuir su desesperación y es que cada vez que viene un recuerdo todo a mi alrededor se vuelve un caos.

Hasta hace unos segundos todo iba más que bien. Nunca me había sentido de esta forma y es algo que no quiero dejar pasar, ni siquiera por los malditos recuerdos.

Ya es tiempo de que supere todo lo malo y crear nuevos recuerdos con las personas que quiero y me hacen feliz.

—Quiero seguir —respondo totalmente convencida.

Austin abre los ojos.

—Cielo...

Niego, y bajo hasta poder besarlo.

—Lo digo completamente segura, solo fue algo del momento —susurro sobre sus labios.

Me da una larga mirada, y a pesar de lo que sucedió, aún puedo ver el gran deseo en sus ojos y como le cuesta seguir aguantando.

Yo tampoco quiero que esto termine.

—Seré cuidadoso —promete.

Sonrío.

—Lo sé. Solo no te preocupes tanto, si tiene que pasar algo, va a suceder sin importar cuanto cuidado tengas. —Le recuerdo.

Deja salir un largo suspiro.

—Tienes razón...

Sonrío y le doy un casto beso.

—Eres tan cuidados conmigo, haces que te quiera demasiado. —Hago un puchero.

—¿Solo me quieres por eso? —Encarca una ceja dándome una risa maliciosa—. Puedo hacer que lo hagas por otras cosas —responde insinuante y antes de que pueda responder ya siento sus labios sobre los míos.

Quiero pensar que todo este inconveniente bajó nuestro deseo, pero estaría mintiendo porque puedo sentir la gran erección de Austin cerca de mi intimidad y yo quiero seguir en lo que estábamos.

Las manos de Austin se mueven enseguida hacia mis piernas, donde las acaricia con una suavidad tortuosa.

—¿Estás bien...? —pregunta en un susurro mientras deja besos por mis hombros bajando de a poco la camisa.

Trago saliva.

—Más que bien... —respondo y puedo imaginar su sonrisa sobre mi piel.

Muevo mis manos por su camiseta de forma tentativa porque se la quiero quitar, pero la vergüenza me gana.

—Puedes hacerlo.

Austin me da una larga mirada y puedo entender que ni siquiera sé disimular mi deseo por quitarle la ropa.

Con las manos temblorosas la subo hasta quitarla con un poco de su ayuda y suspiro viendo su perfecto abdomen. Y es que en serio este hombre hace un excelente ejercicio.