Capitulo 4: Démian

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Ya sentados en la terraza del restaurante, dónde habían decidido ir, el único que hablaba era Eme, estaba tan inmerso en su propia charla que no se daba cuenta de que sentados a cada uno de sus lados estaban dos adolescentes malhumorados, evitándose el uno al otro. Ni siquiera se podían mirar.

...

Luna sentía que algo había cambiado en ella. Se había preguntado cómo podía haber pasado de desear encontrarle a solo desear arrancarle la piel al arrogante que tenía frente a ella. El olor que había captado en clase ahora era un bofetón constante.  Podía captar el aroma a hierba bajo el de su piel. Distraída por ello, comenzó a observarle. Una de sus piernas buscaba consuelo moviéndose constantemente, al igual que los dedos de sus manos ,que parecían buscar grietas en el vaso . Se fijo en sus manos y un escalofrío le recorrió la espalda. Eran manos largas, tenían aspecto de ser suaves y eso le llevó a desear poder tocarlas. <<No, no, no,  no sé en que piensas Luna pero cambia la cabecita ya>> se dijo a sí misma.

...

Mientras bebía un vaso de zumo alzó la mirada y sintió cómo la chica lo taladraba con la mirada. Había tanto odio  en ella, o eso pensaba.  No llegaba a comprenderlo ya que le  había entregado el collar, que más podría hacer. Tampoco es que a él le importara mucho, pero no le gustaba aquella sensación. Por otro lado estaba Miguel, o Eme como insistía que lo llamara, que parecía estar sacado de un psiquiátrico y le daba un poco de miedo. Aún no comprendía cómo había acabado tomado algo con esa pareja de locos. Se removió incomodo en la silla, momento en que Eme aprovecho para acercársele.

...

<<Este chico no sirve>> pensó para sí mismo Eme. <<Si salta así por acercarme cómo será si se cumple su destino, si llegan a pasar las cosas cómo se cree que pasaran. Como Luna y él podrán trabajar juntos.  Aunque todas esas ideas se le cruzaban por la mente, en lo más profundo de su ser, sabía que era él. Una de las cosas que más le alteraban era la actitud de Luna, que perdiera el control de esa forma no era buena señal y que de repente sus sentimientos se volvieran tan oscuros hacia Démian, la volvían peligrosa.

- Bueno, hay que ponerse serios. Démian- el chico se tensó aun más- Es un placer haberte conocido y espero que esta no sea la última vez que nos vemos.

Eme se levantó y tendió la mano al chico como despedida.

- Si yo también lo espero- se levantó y cogió la mano de Eme- La verdad que ha sido interesante el conocerles, a ambos- lo último lo dijo inclinando la cabeza hacia Luna.

- Sí, claro- dijo Luna mientras giraba todo su cuerpo hacia la ventana, dándoles la espalda.

- Bueno muchacho, el próximo fin de semana, el domingo vamos a hacer una barbacoa en el jardín de casa y quedas invitado- La barbilla de la muchacha casi le llegaba al pecho de la sorpresa.

- Tío, creo que Démian no querrá venir.

- Eso no lo sabes Luna- Eme se giró al muchacho y le dedicó una de sus miradas de gato con botas.

- Esto... yo la verdad que...Bueno, allí estaré.

- Bien esto es perfecto, puedes traerte a algún amigo.

- Si creo que lo haré. Muchas gracias y hasta el fin de semana.

- Espera- gritó Eme- No te he dado la dirección.

- Ah claro- suspiró y apunto en su móvil la dirección de la casa de la "pareja de locos"- Bueno pues adiós.

- Adiós muchacho- Eme agitaba el brazo como el tentáculo de un pulpo.

LunaWhere stories live. Discover now