Capítulo 8: Calor, pero el frío gana.

28 6 0
                                    

Aun inconsciente notaba como le dolían las partes donde había recibido los golpes, recordatorio de que haberse lanzado sobre Oliver no había sido buena idea.  Las imágenes de la pelea le asaltaban, podía rememorar como ambos esquivaban, atacaban, mordían y desgarraban la dura piel de su adversario. Por mucho que su mente desarrollaba tácticas para tratar de aguantar en pie, le era imposible. Ríos de sudor le caían por la cara mientras que a su oponente parecía reír. No era la persona que había conocido tiempo atrás. Le inquietaba sobre manera que fuera aun más fuerte y qué careciera de las emociones que le definieron tiempo atrás. El Hombre que tenía ahora frente a sí disponía de extraños y nuevos poderes. Ya no era simplemente un guerrero gárgola, había algo más y era mil veces peor. Veía el demonio en que se había convertido. En lo profundo de su inconsciencia se sintió aliviado de haber tomado aquella decisión y darle tiempo a Luna de escapar. Deseaba que se encontrara lejos y que se olvidara de él. 

Sobresaltado abrió los ojos y el dolor le atravesó como una lanza. Unas tétricas imágenes de Yanira, aquella muchacha sonriente, ovillada en el suelo mientras gritaba de dolor y un liquido espeso y negro le brotaba de los ojos y oídos lo atormentaba. Su cuerpo tembló al recordar como ese liquido se evaporaba y la piel de Oliver lo absorbió. Nervioso miro a todos lados para intentar vislumbrar donde se encontraba. Estaba en la parte de atrás de un coche, las ventanillas no dejaban ver el exterior. Estaban completamente tapadas. Eme sintió que el coche perdía fuerza y se paraba.  Oliver abrió la puerta, lo agarro del hombro y lo saco del coche a empujones. Estaban en mitad de la nada, el frio congelaba el aire que salía de sus bocas.  

- Dime dónde está enterrada.

-No.

- Por las malas entonces.

A golpes le sacó la información que ansiaba, dejándole de nuevo inconsciente.

Al despertar estaba atado, cansado y enfadado. Recordaba el lugar donde se encontraba, es donde había visto por primera vez a Luna, donde su madre había dado a luz y una sensación de tristeza le atenazó el corazón. Algo en el comportamiento de Oliver le hacía pensar que estar allí no era el plan inicial, había tenido que improvisar algo y por casualidades del destino habían ido a parar a este lugar.

- No sé si eres consciente de donde estamos- La voz se le quebraba- Aquí nació tu hija.

- Y murió mi esposa- un silencio incomodo se apropió de ambos- ¿dónde está enterrada?

- Es ahí, junto a aquel árbol de allí.

Oliver miró a su prisionero para luego extender sus alas y volar hasta el lugar indicado. El trayecto fue rápido y vertiginoso al tener que volar entre ramas y troncos. El árbol que buscaba era un pino que se erguía imponente y hermoso cerca de una pared. El árbol no estaba solo, a su alrededor los laureles y naranjos salvajes emanaban un embriagador aroma proporcionando una agradable sensación para el alma. La luz de la luna se reflejaba en cada una de las hojas de los árboles y en las agujas del pino que guardaba el sueño eterno de su amada, pensó en Sandra. Por su mente pasaban imágenes de su vida anterior en la que él y su mujer esperaban con cariño a su pequeña, cuánto tiempo había pasado desde entonces. Por un segundo, uno rápido, en su interior titilaron sentimientos que había desterrado. En honor a ellos, se sentó frente a la tumba de su mujer acariciando la corteza del pino y habló con ella.

- Ha pasado mucho tiempo, muchas vidas. Muchas cosas. Sé que si estuvieras aquí no entenderías, no sabría, no yo no...

Respiró con profundidad y se permitió unos segundos de sinceridad.

- Sé que jamás aceptarías ni entenderías por que hago todo y tampoco es que ya importe- Se pasó la mano por el pelo hasta terminar descansando en su cuello- Esa cría se parece tanto a ti, revive partes de mi alma con solo mirarme. Es, como siempre soñamos que sería. Pero no estoy aquí para hablarte de ella, creo que te debo una explicación y me voy a permitir que seas a la única a la que voy dársela. 

<<Cuando me despedí de tí las sombras cayeron directas en mi corazón, luche contra demonios, contra gárgolas que conocía, con amigos que habían perdido el alma. Luche durante días, meses e incluso años, en cada lucha mi ser cedía. Sabes que en nuestro mundo el tiempo es diferente, los años en el nuestro son el triple que en este, llevo luchando bastante tiempo. Mi lucha ha sido tanto interna como externa. Año tras año, muerte tras muerte yo caía. No pude seguir, la angustia dejaba mis brazos sin sensibilidad, mi pecho no era suficientemente grande para llegarse de aire. Cada noche me despertaba gritando, mi vida era sufrimiento. Pero, ahora me siento liberado, no más luchas perdidas, soy fuerte y tengo un objetivo. 

Una de esas noches en que no podía más, uno de los demonios más poderoso llegó ante mí. Su voz cautivó mis oídos y llenó de esperanza  mi alma rota. Me ofreció el poder de no padecer más derrotas, mi fuerza se incrementó, el poder llego a raudales y el dolor se fue. Y mi alma junto él.

El día en que moriste yo sentí que moría por dentro, nuestro vinculo se rompió de golpe y mi corazón quedo huérfano.  Es cierto que nuestra hija está viva, pero ella no eres tú. Yo te necesitaba a ti y no estabas. De todas formas ya no había nada bueno en mí cuando hice el trato, solo era una urna vacía. 

Sé que preguntarías el porqué, y yo te diría que mi objetivo es sacar todo el poder que tiene nuestra Luna, guarda en su interior más de lo que ella cree y ese muchacho al que tiene que cuidar en verdad no es tan importante, solo es un bicho con suerte. Cuando ella se libere de sus ataduras morales será mi mano derecha en la conquista de este mundo, será nuestro, cariño, Será de las gárgolas y de los demonios. Podremos caminar libremente y volar por este cielo tan alto y azul. Podremos caminar a su lado y que nos teman y respeten como debería haber sido desde el inicio de los tiempos. Ellos se arrodillaran ante nuestra especie, los demonios podrán hacer lo que les venga en gana. Ellos siempre han querido estar en nuestro lado pero los antiguos guerreros nos engañaron, ellos nos dijeron que debíamos estar del lado de los ángeles, pero no era cierto y yo con este plan obtendré lo que quiero.

Sandra, yo ya me voy, espero que comprendas mis actos aunque si no lo haces de poco importa, queda una larga lucha por delante y tengo que jugar bien mis cartas como con tu amigo Eme, solo es un cebo. Adiós mi vida.>>

Se levantó y sin mirar atrás volvió junto a su prisionero, decidió volver caminando así le daría el aire, reencontrarse con algunos de sus sentimientos le había desestabilizado, no se podía permitir a tan pocos días de alcanzar su meta recobrar su ser. Las hojas le golpeaban el rostro y el frio inundaba de nuevo su alma, ese instante de calor no volvería a pasar jamás. Lo que seguía después de haberse despedido de su vida pasada era hacer que su hija perdiera el control y se liberase de las ataduras de la consciencia, para eso debía de preparar muy bien el terreno. Sabía que el corte en el brazo había envenenado su sangre y su alma, poco a poco ella se acercaría más a lo que él esperaba que fuera.

Caminando entre la reciente niebla formada por la súbita bajada de las temperaturas una sonrisa oscura y penetrante apareció frente a Eme.

- Ya no hay vuelta atrás, toca la hora de dejar el camino de migas de pan.

Un golpe venido de la nada dejó a Eme una vez más inconsciente, pero antes de caer solo dijo:

- Oliver, es tu hija.

LunaWhere stories live. Discover now