Capítulo 17: Gárgola

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En el refugio Yanira y Arel se preparaban para marcharse. Se habían decidido a volver en moto a pesar del riesgo que eso suponía para todos, eso y que Démian les había convencido para no dejar atrás las motos ya que era lo único que tenía. El ángel les comentó que podría intentar camuflarlos usando parte de su poder, el mismo que usaba para que los humanos no le reconocieran pero que tenía que descansar un poco antes de poder hacerlo.

Démian había salido a arrancar las motos para que no se congelaran los motores debido al frio y para mantener la cabeza ocupada. La salida del sol estaba próxima y aun así el frio era insoportable, resignado por el tiempo miró hacia el oscuro cielo y vio que algo se acercaba hacia él. Reprimió el instinto de pedir ayuda al distinguir la silueta que volaba con dificultad, la vio caer, no aterrizar, sino caer frente a él.

No disimuló la inseguridad que le atenazaba el cuerpo al volver a verla, ni siquiera la ayudó a levantarse, sabía que la chica era lista y que podía ser todo una trampa.

Al caer y chocar contra la nieve había hecho demasiado ruido, lo que había llamado la atención del ángel.

Arel daba grandes zancadas para interponerse entre Luna y Démian, había desenfundado la espada y la amenazaba directamente con la punta de la llameante arma en su garganta. El brillo de la espada dejó ver el demacrado rostro de la muchacha y el cansado gesto del ángel.

Luna se sentía aturdida por el golpe de la caída y el dolor de la herida, miraba a Démian suplicante de una oportunidad, intentando pasar por alto las amenazas del ángel.

- Solo quiero hablar con él- Le dijo a Arel- no quiero hacer más daño a nadie.

- No te creo- Arel no apartaba sus ojos de ella, la miraba con tanta desconfianza que no se había percatado de la sangre que la recubría.

- Déjala Arel.

- No.

- Arel no ves que está cubierta de sangre y cuando nos fuimos, ella no estaba así. Deja que por lo menos se explique. Le debemos eso, no crees.

Las palabras de Démian solo habían conseguido que Arel apartara unos centímetros la espada de la chica, pero seguía amenazándola.

- Le maté.

Esas dos palabras dejaron la sangre helada en las venas de todos, incluso de Yanira que miraba escondida desde dentro del refugio.

- ¿Por qué abríamos de creerte?- Arel aun desconfiaba.

- Porque me dijo que mi madre lo querría así, y eso no es cierto- su mirada se perdió por un instante y luego murmuró para sí- Mi tío no murió en vano. Solo quiero hablar a solas con Démian.

- No- sentenció Arel.

- De acuerdo- accedio Démian.

El muchacho caminó hasta colocarse al lado de la chica, luego colocó su mano sobre la del ángel y retiró la espada de la garganta de ella.

Yanira al ver la escena salió de su escondite gritando y llorando hasta caer frente a Démian, él al verla la ayudó a levantarse y le secó la lágrimas.

- No lo hagas.

- Yanira si quisiera matarme, ya lo habría hecho.

- No, ella intento matarme.

- Lo siento- Luna los sobresalto- Eme murió por ti y yo...lo siento.

- ¡Estoy cansada de que intentes matarme!

- Yanira, acepta las disculpas.

Démian le apretó las manos con fuerza intentando transmitirle sus pensamientos. La chica por su parte, respiró hondo y se soltó de él, luego miró a Luna e intentando aparentar calma le dijo que la perdonaba y se marchó con la cabeza alta, aunque por dentro estuviera llorando.

LunaWhere stories live. Discover now