Capítulos 11: De camino

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En medio de un mar de lava estaba Luna. El color de su piel había cambiado, ya no era blanca sino gris como sus ojos. No había vida en ella, estaba inmóvil, ya no era humana. El infernal calor la fue derritiendo. A su alrededor todos la miraban pero nadie la ayudaba, se reían y señalaban, y lo peor de todo es que su madre no aparecía.

Al abrir los ojos, la luz del día la cegó, <<Solo ha sido un sueño>>Se dijo pero a pesar de todo su corazón latía desbocado.
Trataba de tranquilizarse ya que llevaba tiempo soñando cosas raras, pero eran solo eso, sueños. No había de que preocuparse. Ella no poseía el poder de la adivinación ni nada parecido. Por otro lado, hecha a de menos los sueños con su madre, aunque esos también fueran muy raros.

Estaba boca arriba, mirando el techo de la habitación de su tío, de Eme, susurro para si misma. Sus brazos caían a cada lado de su cuerpo, hasta que poco a poco fue moviéndose hasta abrazarse las rodillas. Un profundo suspiro levantó su pecho para luego liberar poco a poco el aire.

Las cosas se habían torcido tanto, las imágenes que bombardeaban su cabeza le hacían aun más difícil respirar. Entendía que Démian no hubiera querido acabar con todo, pero era tan difícil. Cerraba los ojos y veía su mirada, veía como él la observaba y la analizaba.

Gruño y se tapo la cara con las manos, como odiaba que Démian no le hiciera caso. Tan difícil hubiera sido...

Se levantó de la cama y sintió sus piernas como gelatina. No podía moverse con facilidad. Se arrastró hasta el baño y se arregló. No reconocía la imagen que le devolvía el espejo, no había alegría en sus ojos.
Observó la zona de su frente donde Démian  le había tocado. Le sorprendió que le doliera, aun más le sorprendía el hecho de que no se hubiera recuperado aún del todo. Que extraño había sido todo.

Cada peldaño de la escalera la llevaba de bruces contra una humillante y dolorosa realidad. A medida que se acercaba a la sala de estar, notaba como cada par de ojos se clavaban en ella.

Nadie sonrió, nadie respiró, nadie se movió.

-       Bien, sigo viva- Una sonrisa cruzo por sus rostros- creo que se está convirtiendo en costumbre esto de dejarme K.O.

Un sonido desvió todas las miradas, Yanira se había levantado haciendo caer al suelo un libro que había estado ojeando. Tenía la cara enrojecida y los ojos hinchados de llorar. La miraba fijamente,  sus manos estaban blancas de tanto apretarlas en un puño.

-   Lo siento, no sabía que estabas tan fuera de control, espero que podamos dejarlo todo atrás aunque algunas cosas de las que hablamos las sigo pensando- de repente las puntas de su pelo se convirtieron en el centro de atención.

-       Vale - Sonrío forzada- bien, ponedme al día.

Yanira recogió la silla y se volvió a sentar. Démian estaba sentado en el sofá y jugaba con un manojo de llaves, Arel estaba de pie frente a la ventana mientras miraba la calle. Estaría vigilándola o de verdad había algo en la calle que le llamara la atención. Se acercó y miró en su dirección. Nada, no había nada. El ángel la observaba ahora de cerca, respiro profundamente y le susurro, "cuidado". Sonaba como una amenaza. Luego se  volvió hacia la ventana. Así que sí, la observaba en todo momento.

Démian enrojeció al ver a Luna. Se extrañó al igual que había hecho ella al notarla tan cansada. Dejó de jugar con las llaves, se apartó el fleco de los ojos e incomodo se rascó el cuello.

Yanira respiraba nerviosa, sus ojos se paseaba por la estancia sin parar en un puntos fijo. El incidente le había hecho pensar en la facilidad que tendría Luna para quitarla del medio. Había envidiado tanto a su amiga que no se había parado a pensar lo que en verdad era, una máquina para matar. Sabía que Oliver la quería, que con ella completaría sus planes, pero nunca había pensado lo que eso significaba. Se imagino a Luna perdiendo el control totalmente y luego la nada. Un escalofrió le recorrió el cuerpo haciendo que profiriera un pequeño gritito. Todas las miradas pasaron de Luna a ella, no podía evitar alegrarse por ser el centro de atención, así que con fingida humildad agito su mano a modo de <<seguid con lo vuestro que no pasa nada>>

LunaWhere stories live. Discover now