Capitulo 16: Dolor

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El olor a sangre y metal candente saturaban la estancia, marcando para siempre su memoria . Oliver sonreía mientras golpeaba una y otra vez al ángel que se encontraba entre la pared y el. Nadie hubiera pensado que un ángel perdería una batalla pero es que su contrincante era mucho más de lo que había pensado, cuando subestimas a alguien, puedes perder aunque seas el más fiero de los guerreros.

No por haber estado en plena pelea Oliver había olvidado su plan, mientras blandía la espada frente al ángel le había dado órdenes a su dragón. Este estaba frente a Démian que protegía con su cuerpo a Yanira, los miraba desafiante y seguía cada uno de sus movimientos, como los seguía una serpiente sigue a su presa, justo antes de atacarla. Su tamaño intimidaba y su color embriagaba, la transparencia de la roca de la que estaba hecha le profería gran belleza e igual o superior pavor a su contrincante. Le brotaba algo parecido a la saliva de entre sus hileras de afilados dientes. Clavaba su mirada en Luna, parecía un animal que había perdido la cordura. Rápido como un rayo se abalanzó a por ella, y de un golpe certero de su cola, lanzó a Démian a varios metros para alejarlo de su presa.

Los gritos y ruidos de la escena parecían no afectar a Luna, aun sostenía a su tío en brazos, susurrándole que no la dejara. Le decía que él era la única cosa que la mantenía cuerda, él era el que evitaba que ella se convirtiera en el monstruo que su padre quería que fuera. Lloraba ajena al resto del mundo, mantenía sus ojos clavados en la cara de Eme, expectante de algún cambio. Sus atenciones tuvieron el efecto deseado y poco a poco fue abriendo los ojos. La cara de Luna se iluminó al ver que su tío despertaba y aunque dolorido, fue capaz de abrazarla. La alegría se convertía en lágrimas que le llenaban los ojos y le devolvían la esperanza de una vida feliz.  Esa efímera esperanza se esfumó rápida, tanto como un copo de nieve al entrar en contacto con una mano cálida.

Mientras la abrazaba su tío le susurró unas palabras al oído que marcarían su alma para siempre. Las palabras le martilleaban en la cabeza y la garganta le quemaba, mientras, sus ojos se abrían con fuerza al ver a Eme separarse de ella, notó sus manos apretándole los hombros para levantarse y luego soltarla, el gran esfuerzo que tuvo que hacer para lograrlo fue inmenso. Lo vio correr hacia el dragón que estaba a sus espaldas. Notó cada paso que daba Eme para alejarse de ella e interponer su cuerpo entre el dragón y Yanira.

El dragón atacó a Yanira con las fauces abiertas de par en par, para clavarle los colmillos en su cuerpo y sacudirla con fuerza. Lo que pasa es que en el preciso instante en que agarraba a su presa Eme había empujado a la chica hasta hacerla caer cercana a Démian provocando así que su cuerpo fuese el que acabó en la boca del dragón. Cuando este acabó de agitarse y tuvo claro que su presa había muerto, lo escupió a un lado.

El cadáver inerte de su tío cayó a escasos centímetros de Luna, al verle sin vida con el rostro inexpresivo profirió un grito tan desgarrador, que las paredes de la cámara se sumaron a su lamento. Con la velocidad propia de una gárgola, Luna saltó y se colocó sobre la espalda del dragón, el cual no la había notado hasta que fue demasiado tarde.

Tres sonidos cruzaron la cámara dejando los presentes con una mueca de asombro. El primero fue el ruido que hicieron las alas del dragón cuando le fueron arrancadas, el segundo, un repiqueteo de cristales de cuando Luna convirtió en polvo la cabeza del animal después de asestarle un puñetazo en la parte posterior de la cabeza. El tercero no fue un sonido como tal, pero todos lo oyeron igual de claro que si lo fuera, algo en la muchacha se había roto.

Extendió sus alas y les quitó el polvo verde que las cubría, lo hizo de forma tan despreocupada que nadie reaccionó cuando en un pestañeo cayó sobre Yanira y la agarró con fuerza del brazo izquierdo para que se levantara y quedaran a la misma altura. Las palabras que le dirigió sonaban huecas.

LunaWhere stories live. Discover now