Capítulo 19: Un ángel

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La sonrisa de Nick al notar el miedo en mi cara mientras apuntaba a Billie quedó guardada en mi memoria.

Él quería llegar justo a ese momento, para acorralarme y dejarme indefensa ante él.

—Soltad las armas. ¡Ahora! —gritó. —Si no las soltáis le pego un tiro a la rubia.

Joy y yo obedecimos y sus hombres nos obligaron a arrodillarnos frente a él con las manos en alto. El fuego de la muralla se apagó, dejando paso a un humo que comenzó a disiparse. Detrás de Nick se encontraba Austin, Judith y los que sobrevivieron al tiroteo. Todos arrodillados y con las manos sobre la cabeza.

Habíamos perdido.

—Me quieres a mí. —dije a punto de llorar. —Suéltala, por favor.

—Cómo me gusta que me supliques... —se rio. —Pero te equivocas, no soy yo quien te quiere.

Un hombre más alto que Nick apareció a su lado con una pistola en la mano. Llevaba una sonrisa pegada a su rostro y no dejaba de mirarme como si yo fuera un cervatillo al que acababa de cazar.

—Quinn... Qué alegría verte. —me dijo. —¿Sabes quién soy?

Mi pecho subía y bajaba sin control alguno. Todo mi cuerpo sudaba.

—Te he hecho una pregunta. ¿Sabes quién soy? —repitió.

—No. —contesté retándolo con la mirada. —Me importa una mierda quién seas, sólo acaba de una vez conmigo. Pero suéltala.

—¡No! —gritó. Parecía un loco. —No va a ser todo tan fácil.

Quise ponerme en pie cuando se acercó a Billie, que cerró sus ojos con fuerza cuando ese hombre se acercó asquerosamente a su rostro, pero el hombre que tenía detrás no me dejó.

—No te atrevas a tocarla. —dije. —¡Que no la toques!

Se me estaba partiendo el alma al escuchar los sollozos de Billie. Me estaban matando sus lágrimas y la manera en la que ese hombre le lamía el cuello.

Estaba sufriendo por mi culpa, y lo peor era que no podía hacer nada para ayudarla.

—¡Aquí me tienes! —grité. —¡Soy toda tuya! Déjala, por favor... —sollocé. —Ella no tiene culpa de nada...

—¡Exacto! —gritó acercándose peligrosamente a mí. Agarró mi pelo violentamente y me obligó a mirarlo de cerca. —¡No tiene ninguna culpa! Mataste a mi hermano, ¡Lo degollaste sin piedad alguna!

Así que ese hombre era Morgan, el hermano de Jacob. El hombre al que maté justo antes de que Nick y Alicia nos arrestaran. El hombre que se unió a Nick y desterraron a Richard y a su gente.

Hacía tiempo que no me encontraba cara a cara con él. Estaba irreconocible.

—Es cierto, no tengo excusa. —dije. —Me equivoqué, no tendría que haberlo matado.

—¡Eso no me sirve! —agarró mi cuello con ambas manos, estaba ahogándome. —No me sirve tu perdón, ni tus lágrimas... Me sirve verte sufrir, y eso es a lo que hemos venido.

Joy quiso abalanzarse sobre él pero la devolvió a su sitio cuando, sin soltar mi cuello, le dio una patada en la mandíbula. Toda la gente que me quedaba estaba observando la escena sin poder hacer nada. Todos estaban sufriendo.

—Que comience el espectáculo. —dijo Nick.

Colocaron a Joy, a Austin, a Judith y a Billie frente a mi. Intentaron resistirse pero les golpearon, y no les quedó de otra que arrodillarse y mantenerse quietos. Mi hermana sangraba a borbotones por la boca y no levantaba la cabeza.

La paranoia de QuinnWhere stories live. Discover now