Capítulo 27: Maggie

176 30 13
                                    

Antes de salir por la puerta me ataron a esa silla en contra de mi voluntad.

Le grité a Theo que me dijera qué estaba pasando, le rogué con el aliento que me quedaba que no atacara, que hablara con mi padre y que con nosotros sí se puede llegar a un acuerdo. Pero el hombre no dijo nada, procuró que mis manos estuvieran bien atadas y salió por la puerta diciendo: Es la hora.

Estuve más de media hora pataleando y gritando, intentando deshacerme de esas cuerdas. Pero todo mi esfuerzo fue en vano, lo que conseguí fue tambalearme y caerme de bocas al suelo con la silla pegada a mi espalda.

En el exterior no se escuchaba nada, todo era silencio. Así que los sollozos de mi boca pegándose al suelo era lo único que se escuchaba en esa habitación vacía.

—¡Ayuda! —grité como pude. —¡Ayudadme!

El presentimiento de que el final estaba cerca me recorría el cuerpo en un punzante escalofrío. Tantos años sobreviviendo, tanto tiempo luchando contra el mundo, tanto esfuerzo por proteger a mi gran familia... Ahora mismo sentía que todo ese sudor fue en vano. Lo había destrozado todo por culpa de no creer a la mujer que me juró que me amaba y que quería ayudarme.

Y yo no la creí, y por eso estamos todos aquí.

Con el temblor en mi cuerpo doblé mis rodillas y pegué mi barbilla al suelo para intentar incorporarme. Finalmente lo hice, me puse casi en pie con las manos atadas a la silla y me acerqué a la puerta.

No pude abrir el pomo con la boca, la puerta estaba cerrada con llave.

—¡Billie! —le grité a la madera. —Por favor... Billie...

Abrí mis ojos de par en par y retrocedí unos pasos cuando escuché a alguien acercándose. El corazón me latía con fuerza y todo mi cuerpo sudaba mientras veía el pomo girándose. Una mujer castaña y de claros ojos azules entró a la habitación. Un tubo salía de su antebrazo y conectaba con una bolsa de líquido transparente que colgaba de un palo de hierro con ruedas.

—Quinn... —pronunció mi nombre.

Parpadeé varias veces y caí sentada sobre la silla de nuevo.

—¿Maggie? —pregunté mientras la observaba.

Se acercó a paso lento hacia mí, colocándose detrás para cortar la cuerda que sujetaba mis manos con un cuchillo. Me acaricié las muñecas ensangrentadas cuando estuve libre.

—Tu gente está aquí. —me dijo.

—¿Dónde está Billie? —pregunté poniéndome en pie.

—Estaba conmigo. Theo ha venido a buscarla y la ha obligado a salir con él ahí fuera. —explicó.

La mujer que le dio la vida a la chica que me robó el corazón me miraba con miedo en sus ojos.

—No queremos una guerra. —le dije. —No queremos hacer daño a tu gente.

—Lo se. —sonrió débil. —Billie se ha encargado de contarme cómo eres, cómo sois y lo que intentáis conseguir. —se acercó lentamente a mí y agarró una de mis manos. —Conozco a mi hija... Ella es muy lista. Así que si ella confía en vosotros, yo también. Estoy de tu parte, Quinn.

Asentí con la cabeza. Podía ver con mis propios ojos que la salud de la mujer frente a mí era cada vez más débil, y se me partía el corazón porque lo que Billie ha estado sufriendo en secreto debía ser muy fuerte.

La vida es tan cruel...

—Hay que detener a Theo. —dije apretando su mano fría. —Hay que hacerle entender que juntos podemos llegar al hospital. Pero si abre fuego...

—Tu gente no parará. —añadió, a lo que yo asentí. —Yo quizás ya no tenga cura, quizás ha llegado mi fin pero...

—No. —interrumpí. —Vamos a salvarte. Y yo también, vamos a salvarnos las dos.

—Tú eres joven y fuerte, yo ya soy mayor y llevo años soportando estos dolores de cabeza... —sus ojos se cristalizaron. —Si conseguimos llegar a un acuerdo y nos ponemos rumbo al hospital, si allí no encuentran una cura para mí... Intenta salvarte tú.

—Te recuperarás.

—Lo que intento decirte es que si yo me voy, tú serías la única persona capaz de hacer feliz a mi hija. Así que no mueras, Quinn. Sal ahí fuera e intenta detener esta guerra, y no lo hagas por mí, ni por ti. Hazlo por ella... Porque si yo muero, la única capaz de llenar el vacío que quedará en su corazón eres tú.

Tragué saliva junto con el llanto que quiso escapar cuando dijo aquello, pero me mantuve firme y asentí. Ella me tendió unas llaves y el cuchillo con el que desató mis manos segundos atrás.

—Yo... Me sentaré aquí un rato. —dijo suspirando y retrocediendo hasta la silla. —No puedo darte un plan, confío en que seas inteligente y sepas cómo gestionar todo esto.

—Volveremos a por ti. —me acerqué y me acuclillé frente a ella, tomando una de sus manos. —Volveré aquí con tu hija y te salvaremos.

Besando la palma de su mano y observando sus apagados ojos azules, me puse en pie y salí por la puerta.

🌺🌺🌺

Esto... ¿HOLA? ¿HAY ALGUIEN AHÍ?

Madre mía... Acabo de releer esta historia y me parece imposible no haber podido continuarla hasta ahora. ¡ES BUENISIMA! Y además, hace meses pensaba que con este capítulo iba a llegar toda la trama fuerte, la artillería pesada y nunca mejor dicho...

Y sigo pensando igual, tengo el mismo final en mi cabeza que cuando empecé con esta historia el año pasado. Así que prepárense, porque Charlie ha vueltooooo (o eso parece, no tentemos a la suerte).

Si seguís leyendo, aprovecho para deciros que no sabéis cuanto es de importante para mí poder escribir libremente y que me leais. Es como un desahogo... Mejor que ir al gimnasio o al psicólogo, mejor que contarle los dramas a mi mejor amiga y mejor que emborracharme una noche porque estoy triste.

Escribir, para mí es y siempre será el mayor desahogo del mundo, una desconexión total a mi mundo y a mi vida. Es por eso que os quiero tanto, porque vosotras estais dentro de este mundo también :') Nunca lo entendereis tanto como yo, pero con que lo sepais me conformo.

Espero poder daros unos capítulos y un final digno a esta pedazo de historia, disfrútenla.

Os quiero.

-Charlie

🌺🌺🌺

To już koniec opublikowanych części.

⏰ Ostatnio Aktualizowane: Mar 19 ⏰

Dodaj to dzieło do Biblioteki, aby dostawać powiadomienia o nowych częściach!

La paranoia de QuinnOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz