Capítulo 17

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La observé por unos segundos, estaba quieta con el ceño fruncido y recostada a la puerta, probablemente pensando en cómo escapar.

- Bueno, no pasa nada - la miré confundida.

- ¿Cómo?

- Que no pasa nada, en un par de horas viene el personal de limpieza y nos van a encontrar, si no es que lo hace alguien más antes.

- Ah, bien - en realidad, nada bien, ¿cómo que un par de horas?

No es que tengo mucho que hacer, solo que necesito hablar con los chicos sobre lo sucedido, así todos damos una misma coartada, espero que aún no los hayan interrogado.

- Voy a la oficina a revisar si hay herramientas - asentí y ella se dirigió al pequeño cuarto.

Decidí terminar mi pintura, total tenía un par de horas para estar aquí sin hacer nada, y creo que conversar con Rebecca será difícil.

Me senté en mi asiento, acomodé el lienzo y las pinturas y comencé a trazar líneas. Al cabo de unos minutos, dejé de escuchar ruido en la oficina y pocos segundos después sentí una presencia a mis espaldas.

Giré mi cabeza hacia mi derecha y levanté la vista, era ella claramente, a pocos centímetros de mi observando lo que hago. Agachó su mirada y me observó detalladamente, comencé a sentir un calor correr hacia mis mejillas y volví la vista al lienzo para seguir pintando.

- Esa pintura me parece conocida, ¿estás recreando un cuadro? - dijo la rubia a mis espaldas, un poco más cerca de mi.

- Algo así, la consigna es recrear algún cuadro que nos guste pero a nuestra manera, yo elegí basarme en los girasoles de Van Gogh.

- Me parecía - dijo y se quedó en silencio, por lo cual continué pintando.

Uno de los trazos me salió mal, tomé un paño y lo limpié rápidamente. Al volver a intentarlo fallé nuevamente. Limpié otra vez el trazo y sentí su mano en mi hombro, rápidamente mis sentidos se alertaron y me tensé más de lo que estaba.

- Estas muy tensa, debes relajar los brazos para que salga más natural - tomó el pincel e hizo lo que yo trataba a la perfección.

- Gracias - miré a mi costado y parecía que una sonrisa quería asomarse en su rostro.

Inconscientemente mis ojos viajaron a sus labios y los suyos a los míos, pareció percatarse del hecho y se alejó para volver a su oficina.

Al cabo de 20 minutos mi trabajo ya estaba hecho, guardé el lienzo y los materiales en mi mochila, para sentarme en un pequeño sofá que habían agregado a la sala recientemente.

La rubia regresó a la sala y se acercó a mi.

- ¿Puedo? - hizo referencia al sofá.

- Claro - dije para moverme hacia un costado y dejarle más lugar.

- ¿Terminaste el cuadro? - asentí - quiero verlo - ordenó.

Tomé mi mochila, la abrí y le entregué el cuadro. Lo observó por un minuto y luego me miró, señalando en el cuadro el trazo que ella realizó.

- Esta es la parte que más me gusta - dijo egocéntrica.

- Vaya sorpresa - dije riendo levemente.

Me devolvió el cuadro y lo guardé nuevamente en la mochila.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - me atreví a hablar sobre el tema, tal vez presentando interés inocente descartaría la posibilidad de que puedo ser culpable.

- Depende. - la miré con el ceño fruncido - Hazla.

- ¿A qué se debieron las preguntas? - me miró cuidadosamente, mierda, espero no haber metido la pata.

- ¿Para que quieres saber?

- No se, solo me dió curiosidad.

- Fue solo un registro para controlar que todo esté en orden, si no hiciste nada malo no tienes nada de que preocuparte.

No respondí, no me parecía necesaria una respuesta. Miré hacia el frente y me acomodé en mi asiento.

- No hiciste nada malo, ¿no? - su voz ya no sonaba de la misma manera, pareció percatarse de mi evasión y mantenía la voz firme.

- ¿Qué? - la miré y me hice la desentendida, aunque por dentro los nervios me matan.

Se paró y me observó desde arriba con sus brazos cruzados, me di cuenta de lo que trataba hacer, mostrarse incluso mas superior para generar miedo.

- No respondiste y evadiste mi mirada, sé cuando alguien miente - dijo con cierto enojo y me di cuenta de que claramente no era un simple registro.

- Solo no sabía que decir, pero no tengo nada que esconder - dije demostrando la mayor calma del mundo, aunque claramente mentía.

- Está bien - volvió a tomar asiento asumiendo mi inocencia.

Me observó por unos segundos y luego su mirada se desvió hacia una ventana.

Se escuchó un ruido en la puerta, estaban intentando abrirla. Se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta para hablar con la auxiliar de limpieza.

Tomé mis cosas y me acerqué a la puerta que había sido abierta hace unos segundos, salí sin despedirme y casi que corrí a mi habitación. Al llegar, en la puerta se encontraban los chicos esperándome.

- ¿Qué hacen aquí? - pregunté.

- Nos dijeron que están interrogando a las personas - dijo Josh susurrando.

- Si, es verdad, me interrogaron hace una hora y media.

- ¿¡Qué!? - dijeron los tres.

- Silencio, Josh te van a ver y tu no puedes estar aquí, entremos.

Abrí la puerta y mirando a ambos lados, comprobando que no nos hayan visto, ingresamos a mi habitación.

- Dinos ya lo qué pasó - ordenó Anne.

- Estaba en mis clases de preguntas y la señorita White entró a anunciar que tenía que hablar con todos individualmente.

- Oh no - dijo Clara - encima ella, ¿no te descubrieron verdad? - pensé en lo qué pasó un par de minutos antes, según yo, no me descubrió.

- No, les dije que a las 8:30 pm fuimos a la cafetería, estuvimos allí dos horas, luego fuimos al parque y a las 12:15 am volvimos a nuestras habitaciones.

- Bien, diremos lo mismo - dijo el ojiazul.

- Esperen - dijo Anne frunciendo sus ojos, como cuando recuerdas algo que no te gusta - cuando íbamos al lago, nos cruzamos a algunas personas, ¿qué pasa si ellos dicen algo?

- Tranquila, ellos estaban bebiendo, así que estaremos bien - dijo Clara.

Continuamos hablando por un rato hasta que se hizo tarde y se fueron a sus habitaciones.

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora