Capítulo 20

2.6K 146 8
                                    

La semana pasó rápidamente y mis calificaciones habían llegado, la mayoría indicaba suficiente; a excepción de una materia (cuya profesora había besado).

Evité a la rubia a toda costa pero me era imposible, siempre la veía y manteníamos la mirada. Era una mirada confusa, como si quisiésemos estar cerca pero lo evitáramos, lo cual era verdad. Por más que muero por estar cerca suyo, sé que no debo. El que me gustase mi profesora era un límite que no me podía permitir cruzar.

Es ya viernes y este fin de semana es de descanso, ya que afortunadamente no tengo tareas para hacer y pienso aprovechar lo más posible para dormir. Anna y Clara pasaban este fin de semana con su familia, en cambio Josh y yo nos quedaríamos en el internado.

Estaba por poner mi pijama y acostarme ya que anoche había dormido poco, hasta que recibí una llamada.

- Hola pecas, ¿qué haces?

- Buenas noches Josh, estaba por acostarme, ¿qué sucede?

- ¿¡Por acostarte!? Son las 8:00. No seas una abuela.

- Es que me encuentro cansada, ¿tú no?

- Bueno si, un poco. A lo que llamaba...

- Dime.

- ¿Te apetece ir al parque un rato? O cualquier lado, estoy que muero de aburrimiento.

- Está bien, ¿pasas por mi?

- Si, apúrate que ya voy en camino.

Me apresuré a cambiar mi vestimenta ya que el clima había pasado de estar soleado a ventoso y frió. Me coloqué un pantalón cargo negro y un hoodie gris liso. Tomé mi teléfono, auriculares, llave y dinero para bajar las escaleras.

Josh ya se encontraba esperándome, nos saludamos y nos dirigimos al parque.

- Qué frío hace - dije al sentir una brisa helada abrazar a mi cuerpo.

Josh se acercó más a mi y pasó su brazo por mi hombro para abrazarme. No soy fan del contacto físico, pero se sentía cómodo y además no me podía negar, si que estaba frío.

- ¿Mejor? - preguntó con una sonrisa tierna y asentí.

Al llegar al parque nos sentamos en el pasto, pero al ver que había un grupo de personas con música molesta, nos echamos unas miradas de rechazo y reímos.

- ¿Vamos a otro lado? - pregunté rápidamente. Ese grupo estaba haciendo bastante escándalo, y no es que odie a todo el mundo, solo que en el momento me apetece estar tranquila.

- Si por favor - dijo levantándose y tendiéndome una mano - ¿quieres ir a la cancha de tennis? - asentí y pasó su brazo por mi hombro mientras yo colocaba las manos en mi bolsillo.

Al comenzar el camino me sentí observada por alguien, volteé a ver de quien se trataba y era Rebecca, que nos miraba de manera confusa.

Ignoré su mirada y me dispuse a seguir el camino sin pensar en ella, pero se me estaba haciendo imposible.

- Acuéstate, - dijo Josh al llegar - el cielo hoy está lleno de estrellas - noté cierta nostalgia en sus ojos al decir eso.

- ¿Todo bien? - dije recostándome a su lado.

Al no escuchar respuesta, giré mi cabeza viéndolo para así volver a preguntar.

- Josh, ¿qué pasa? - volteó a verme y pude notar como dudaba en hablar.

- Es sobre... la chica que me gustaba, ¿recuerdas? - asentí - Bueno pues me ha rechazado.

Lo miré confundida, no recordaba bien si hablaban o solo le parecía atractiva. Pareció leer mi mente y se dispuso a aclarar mis dudas.

- Hace un mes que hablamos y nos encontramos, estaba siendo un secreto ya que ella me pidió discreción. Pero de un momento a otro pareció dudar y decidió terminar todo, dijo que yo no era lo que buscaba, supongo que no soy suficiente - dijo con sus ojos cristalizados.

Me tomé un momento para pensar que responderle, en este tiempo no habíamos hablado de cosas personales, sin embargo confiaba en él y se que el abrirse a veces no es fácil, por lo cual valoro que me cuente esto.

- Eres un chico genial, no dudes de eso. El que no seas lo que ella busca no te hace insuficiente, estoy segura de que eres más que suficiente para cualquier persona.

Me sonrió y limpió una lágrima que había bajado por su mejilla. Nos limitamos a acompañarnos en silencio y mirar las estrellas que tanto brillaban la noche de hoy.

Estuvimos en silencio unos minutos hasta que luego me reveló que esto solía hacerlo con ella, así que entendí el motivo de su mirada nostálgica. Nos encontrábamos tan cansados que de un momento a otro nos quedamos dormidos.

- Pecas, despierta - dijo el ojiazul sacudiendo mi hombro.

Abrí los ojos sorprendida, lo miré a él y vi que su mirada se encontraba detrás de mi. Al girar me encontré con una profesora que nos miraba sumamente enojada.

- No tienen permitido estar aquí, y mucho menos a esta hora.

- ¿Qué hora es? - dije dirigiéndome a mi amigo, sin embargo, fue la rubia quien respondió.

- 12:15 p.m. - carajo, dormimos casi que tres horas - levántense y síganme a dirección.

- ¿Dirección? - preguntó el pelinegro.

- Si, sabe bien que ya no tiene permitido circular por el internado.

- Profesora, - interrumpí causando que sus miradas se coloquen en mi- nos quedamos dormidos a las 9:00 p.m., no era nuestra intención seguir a esta hora fuera de nuestras habitaciones - expliqué nerviosa rezando por que nos perdonara.

- Está bien, - dijo poniendo sus ojos en blanco - pero a modo de castigo el lunes deberán cumplir con alguna tarea. - asentimos - A sus habitaciones.

Nos dirigimos en silencio los tres primero al edifico de Josh, ya que la profesora debe comprobar que cada uno ingrese a su habitación. Me despedí de él con una sonrisa y comenzamos el camino a mi habitación.

Sin darme cuenta me quedé embobada con su figura, llevaba un vestido verde oscuro, ajustado a su cuerpo que quedaba por encima de sus rodillas.

- ¿Pasa algo? - preguntó dejándome así en evidencia, y pude sentir como mis mejillas tomaban color.

- ¿No tienes frío? - la verdad, si me intrigaba saber cómo hacía para estar desabrigada y no congelarse.

- No - dijo murándome divertida.

- ¿¡No!? pero si yo muero de frío - contesté asombrada causándole una leve carcajada.

- Que delicada - le regalé una mirada retadora y me esforcé por quitar mis ojos de su cuerpo, pero se me hacía imposible.

No noté en que momento llegamos a mi habitación y torpemente saqué la llave de mi bolsillo. Me miró esperando a que abra la puerta, lo cual conseguí con mucho esfuerzo ya que la llave no se dignaba a entrar.

- Buenas noches Matilde - dijo con una media sonrisa.

- Buenas noches Rebecca - sonreí y cerré la puerta.

Cuando nadie ve Where stories live. Discover now