Capítulo 36

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Josh: Ya traje todas las cosas, pueden
venir

Clara: Sii apúrense chicas!

Era obvio que ustedes ya iban
a estar juntos

Anne: Espera a que caiga la noche
y será peor

Josh: Bastaaa y ya dense prisa

Me reí leyendo los mensajes con los chicos y guardé las cosas que me faltaban para dirigirme al lago. Salí de la habitación con cuidado y en lo más rápido que pude llegue a donde estaban mis amigos.

- Por fin pecas - dice el ojiazul - ya te estabas tardando mucho.

Inspecciono el lugar y observo que habían armado dos carpas, si, carpas.

- ¿Qué carajo? ¿De donde sacaron estas carpas? - diego entre risas y confusión.

- Tenemos nuestros trucos - dice la morena.

- Están dementes - dice Anne y reímos.

La sorprendentemente cálida noche cayó, y junto a ella nos divertimos participando de varios juegos inventados por nosotros y con reglas absurdas. Como por ejemplo, hicimos que Clara le diga a su madre que Josh le había propuesto matrimonio, a lo cual enloqueció pero terminó dándose cuenta de que era una broma.

Ya habíamos cenado y estábamos sentados junto una fogata a unos metros de las carpas, tomando shots y hablando, cuando Josh se quedó dormido.

- ¿En serio? Pensé que iba a ser yo la primera en caer- dijo su novia para luego bostezar - bueno tal vez la segunda - reímos.

- Yo pensé que sería Anne, ya que es una chica aplicada - dije en tono de burla.

- Ya empezamos - dijo la pelinegra.

- Ya ya era broma...

Finalmente la morena despertó a su novio y se fueron a dormir ya que estaban muy cansados.

- Salgamos a dar una vuelta - dice Anne mientras se levanta de mi lado.

- ¿Qué? ¿Te das cuenta que estamos en el medio de un bosque y no hay luz verdad?

- Ya veo, te da miedito - dice entre risas.

- ¿Miedo yo? Pero que pavada, vamos - respondo haciéndome la superada y Anne estira su mano para levantarme.

Nos equipamos con unas cervezas y dos linternas y comenzamos a explorar. A medida que íbamos caminado la charla se volvía cada vez mas profunda.

- Siempre evitas hablar de tus padres, ¿a qué se debe realmente? - me pregunta deteniendo sus pasos.

- Joder...

- No tienes que responder si no quieres.

- No, no, está bien. - respiré profundo - Siempre han sido muy distantes, desde que tengo memoria nunca prestaron mucha atención a mis necesidades, y no me refiero a que me regalasen todos los juguetes que me gustaban, sino a que me demostraran amor. Sus trabajos siempre fueron primero lo cual es algo que valoro, pero después de ese primer puesto hay varios ocupados por cosas absurdas como el "qué dirán" antes de mi. Pero bueno, quien los necesita si  después de todo, estamos solos al final del día.

- No tiene por qué ser así. - me respondió luego de unos segundos en el que acariciaba mi hombro y parecía perderse en algunos pensamientos - Cuando era pequeña, a los 10 años siendo exacta, un día mi padre me dijo que debía encargarse de un asunto por un par de días pero que estaría de vuelta antes de lo que pensaba. Y como era de esperarse, nunca volvió. Hasta el día de hoy ni mi madre ni yo sabemos nada de él, solo que estaba teniendo una familia a escondidas. Así que se lo que se siente la ausencia de alguien tan especial, pero créeme que eso no significa que estemos solos.

La miré con ternura, admiración, la fortaleza con la que contaba una historia tan difícil me sorprendió, lo cual me hizo quererla aun más. Sin pensarlo dos veces la abracé y susurré "gracias" en su oído.

Esta situación pareció unirnos, ya que a partir de ese momento hablamos sobre otros temas mientras caminábamos tomadas de las manos.

Luego de una hora dando vueltas, decidimos regresar. Ahora íbamos más calladas y de cierta manera más asustadas ya que caímos en cuenta de el entorno en el que nos encontrábamos.

- ¿Para qué lado era? - pregunté en un susurro.

- Creo que por aquí - dijo cambiando de rumbo.

Nuestro pies perdieron total estabilidad cuando escuchamos ruidos provenientes de un árbol a dos metros de distancia y vimos varias sombras, lo cual causó que nos caigamos una encima de la otra.

Miramos hacia el árbol y vimos una ardilla salir de allí, lo cual hizo que nos envuélvanos en carcajadas ya que nuestro miedo era irracional.

De pronto caímos en cuenta de que yo me encontraba encima suyo y nos miramos fijamente, sus ojos oscuros padecían de un brillo hermoso que hacían que me perdiera en su mirada. Su perfume fresco me atraía cada vez más, y la calidez de sus brazos de pronto tomó control de mi cuerpo.

En un rápido movimiento su mano se posicionó en mi rostro y yo me dejé caer sobre sus labios. Un beso tierno y lento de pronto nos envolvía. Me sentí cómoda, comprendida, lo cual jamás me había sucedido mediante tan solo un beso.

La ternura y el aire desaparecieron más rápido de lo que me esperaba, convirtiéndose este beso en uno con mayor ritmo y pasión. Nuestras respiraciones se alteraron y nuestros cuerpos cada vez buscaban más de la otra.

De alguna manera logramos levantarnos del piso sin cortar el beso y no demoré en empujarla hacia el árbol más cercano que había, aprisionando su cuerpo contra el.

Sus manos viajaban por todo mi cuerpo y las mías aprisionaban su cuello y rostro con necesidad.

- Volvamos a la carpa - logró decir Anne sobre mis labios.

La miré por unos segundos, apreciando su belleza y asentí. En cuestión de un minuto ya nos encontrábamos allí, nos adentramos en la carpa y nuestros cuerpos se unieron como imanes.

Quité su polera y dejé un camino de besos desde su cuello hasta su ombligo, en un movimiento rápido se posicionó sobre mi y me quitó, y se quitó, varias prendas hasta quedarnos únicamente en ropa interior.

Mi mano no tardó en viajar a su entrepierna y sus suspiros de placer comenzaron a hacerse cada vez más audibles.

Cuando nadie ve Where stories live. Discover now