𝐎𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐂𝐚𝐥𝐥 𝐨𝐟 𝐃𝐮𝐭𝐲

˗ˏˋ❍||Alejandro Vargas

–Trama: Romance.

–Advertencia:Ninguna.

–Disfruten

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[...]

Aquella joven sujetaba con fuerza su almohada mientras ahogaba uno que otro grito de emoción, su vista estaba pegada en aquella televisión, estaba viendo su Telenovela favorita "Lo que la vida me robó".

–¡No Jose Luis! ¡Deja a Monserrat ser feliz con Alejandro!–

Le gritó a la tele como si los personajes la fueran a escuchar.
Con enojo lleva a su boca un puñado de palomitas, las cuales ya se le habían acabado, su vista se apartó y observó el bol vacío, suspiró con pesadez, tomó el control y pausó la Telenovela molesta, debería ir por más palomitas.

Con sus pies buscó sus pantuflas y se las colocó saliendo de las finas sábanas de su cama.

Con pesadez camina hacia la cocina de su hogar, abrió los cajones y comenzó a buscar aquella botana que tanto ama, pero, no encontró nada.

–¡Carajo!, tendré que ir a la tienda–

Gruñó en bajo, ahora busca su cartera y sus llaves para así salir de su hogar, ignorando por completo que estaba en pijama, en pantuflas y su cabello recogido en un gran chongo mal hecho.

En camino a la tienda se imaginaba una vida con el actor "Sebastián Rulli", se le hacía muy atractivo y admiraba como tomaba aquellos papeles de hombre adinerado, guapo y perfecto.

Claro, para ser una mujer solterona imaginarse al hombre ideal era una tarea fácil, pero también conseguir pareja era lo más difícil para ella, por eso no salía de casa, prefería ver telenovelas e imaginarse estar dentro de ellas.

Cuando finalmente llegó a su destino caminó hacia el estante buscando el sabor favorito de palomitas, se cruzó de brazos y se quedó mirando un buen rato la marca y sabores ignorando por completo el hecho de que un hombre se colocó a un lado de ella.

Al parecer también estaba buscando lo mismo.

–¿Mantequilla o Naturales?–se cuestionó mientras entre cerraba sus ojos.

Una voz grave y sumamente atractiva la sacó de sus pensamientos.

–Los de caramelo son mejores–

Su vista ahora estaba sobre aquel hombre, lo miró embobada.
Sus ojos cafés, cabello bien peinado, la barba que poseía lo hacía ver sumamente atractivo, obviamente su vista bajó hacia su cuerpo, apreciandolo al momento.

A simple vista parecía que se mantenía en forma. Juraba que veía destellos alrededor de él.

"¿Será este mi ser amado?" –Pensó.

–¿Señorita, está usted bien?–

Nuevamente volvió en si.

–¡Ah! Si, lo lamento– se puso algo nerviosa.

–Parecía que estaba en su viaje astral– una pequeña carcajada sale de los labios de aquel mexicano.