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❝OJOS DE HALCÓN❞
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Vuelve a pasar de página, tratando de ignorar aquella sensación extraña. Pero no puede. Siente su mirada clavada en él, permanece firme en su lugar y la ignora, simulando estar prestandole más atención al diario entre sus manos.
Hace un extraño ruido con su boca, en un intento en vano por llamar su atención. Él suspiro, agitando el diario y tratando de concentrarse en este mismo. No puede, porque de repente siente su respiración muy cerca.
Había arrimado la silla.
Se da por vencido y la mira encontrándose con esos ojos azules observándolo fijamente. Iniciando así una batalla de miradas, intensa y vital.
Esta vez la deja ganar.
—No te iras ¿verdad?—pregunto con una mirada de indiferencia.
—Es mi casa ¿a donde podría irme?—contesta con inocencia.
Aguanta las ganas de rodar los ojos y vuelve a su lectura, aunque prácticamente ya había leído unas cinco veces el mismo párrafo y aún no sabe de qué va el tema.
El silencio vuelve a reinar en aquel hogar, algo muy poco común. Pero este desaparece en el momento que dos personas entran por la puerta principal.
—¡Mamá, Papá!—chillo la pequeña con una sonrisa sin moverse de su asiento.
—Ya regresamos, ¿Quieres que te prepare el desayuno?—habló Hana.
—¡Si! Y también para el Tío Mihawk.
El mencionado frunce el ceño al oírla decir eso. A penas se conocían, y ya le andaba diciendo "Tío" y como olvidar el encuentro que tuvo ayer en la noche con sus padres. Pudo haberse desatado una gran pelea de no ser porque ella se encotraba entre medio. De no ser por eso, posiblemente no estaría aquí. Aun podía sentir el aura asesina que desprendían aquellos dos.
Había oído sobre ellos, sobre su gran fuerza transcendental. Y el terrorífico poder que tenían los Bersērkers.
También sabía sobre la aniquilación completa del Clan, gracias a una Buster Call. Se sabía que todos habian muerto, y no hubo sobrevivientes.
