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Jungkook disfrutaba del tiempo que tenía con su hija, reparaba el pasado mientras dejaba que su pequeña niña atara moños en su cabello y pintara sus uñas. Disfrutaba del presente a su lado olvidando como faltó en el pasado, mientras hablaba con su hija solo importaba el ahora y como pasaban las horas riendo.

Se sentía vivo mientras se veía al espejo e inspeccionaba los peinados que Yunjin le había hecho, la euforia era tanta que no resistió de cagarla en sus brazos y hacerla girar en el aire, su alma se llenaba al escuchar las risas que su pequeña soltaba gracias a él. Eso era vida, se sentía con vida teniendo a su hija en sus brazos.

Al mirar a sus redondos ojos veía esperanza y el brillo que le faltaba a su vida. En sus ojitos veía lo que alguna vez fue, aquel hombre enamorado de la vida con muchas ganas de superarse, al verla, veía todo lo que fue y amaba encontrar en esas pestañas pedazos de lo que fue.

"¿Qué quieres hacer hoy? ¿ah?" Preguntó mientras besaba la nariz de Yunjin, aún sosteniendola en sus brazos.

"¡Quiero hacer galletas! ¡Pa siempre hacía galletas, galletas de mantequilla!" Sonrió dando un pequeño brinco en los brazos de su papá.

Su confesión le había dado mucha felicidad en solo segundos, porque Jimin le había hecho su receta a su hija mientras no estaba.

"Pues yo hago unas mejores galletas." Sonrió.

"No creo, mi pa hace las mejores galletas." Negó con la cabeza haciendo un puchero.

"¿Te cuento algo?" Yunjin asintió, por lo que Jungkoon se acercó a su oreja para susurrarle. "Yo le enseñe a tu pa a hacer esas galletas, pero nadie las hace mejor que yo."

"¡Ah! ¿¡en serio!?" Yunjin exclamó con mucha sorpresa.

"Sip." Asintió, comenzando su camino hacía la cocina. "Ahora te enseñaré la receta original."

Jungkook alistó los materiales mientras esperaba a que Yunjin se pusiera su mandil, entre cotilleo y una que otra risilla prepararon la famosa receta de galletas de mantequilla.

Receta que había pasado muchas veces por la mesa de Jimin y Jungkook, siempre que era una noche fría preparaban chocolate y aquellas galletas, fue Jungkook el que aprendió esa receta y después se la enseño a Jimin, ahora aquella receta era degustada por su hija.

La hija que nació del amor de Jimin y Jungkook.

;;

Mientras Jungkook disfrutaba del presente, Jimin repasaba el pasado con un suspiro y nostalgia. Hablaba solo mientras estaba arrodillado frente a la tumba de sus padres mientras acomodaba el ramo de flores que había comprado.

"Los extraño mucho." Susurro. "Las cosas han sido muy difíciles."

"Creo que he hecho muchas cosas malas, pero todo ha sido guiado por el dolor, espero sepan entenderme." Dijo. "Se que ustedes estarían muy avergonzados de mi relación con Eunwoo y estarían decepcionados al saber que le escondí a Yunjin a Jungkook." Abrazo sus piernas mientras reposaba su mentón en sus rodillas. "Sentirían pena al saber que perdí la custodia de mi hija. Sentirían pena por mi mala racha, pero estarían ahí para darme un abrazo."

"Me hacen mucha falta." Susurro mientras jugaba con un pétalo.

"Wo, que grata coincidencia." Escucho a sus espaldas, reconoció la voz al momento, era su hermano. "Viniste a ver a tus papás y a mi madre."

Jimin no dijo nada, solo quería tener un minuto de paz y silencio al lado de la tumba de su padre y madre, pero una vez más su tranquilidad fue atormentada por la persona que se suponía tenía que cuidar de él.

"Eh, ¿no vas a saludar a tu hermano mayor?"

"Hola." Siguió en su posición, no quería voltear y ver a Minho.

"¿Hace cuanto estas aquí?" Pregunto mientras se sentaba de cuclillas a su lado.

"Hace poco."

"Entonces, prácticamente llegamos juntos."

"Al parecer."

No quería hablar con él, no quería sentir si presencia, le ponía triste estar al lado a su hermano que le robo la felicidad. Su estómago se contraia al pensar que su propia sangre le había robado al amor de su vida y que ahora vivían muy felices a pesar de su dolor, le causaba nauseas.

"¿Donde compraste esas flores?" Pregunto Minho.

"De una florería que me encontré en el camino."

"Oh, creí que ya habías encontrado el lugar que te manda flores."

¿Flores?

Jimin frunció el ceño ante la confusión, por fin se giro para ver a Minho.

"¿De que hablas?" Pregunto Jimin.

"De las flores que te llegan todos los meses, creí que ya habías descubrido de donde provenían. La tienda donde compraste esas flores es la que te envía un ramo todos los meses, creí que lo habías descubierto, pero no es así."

"¿Tú...?" El corazón de Jimin palpitaba a mil por hora, sentía como un nudo se formaba en su garganta mientras pensaba más y más.

"Sí, yo te envié esas flores todos los meses."

Y la confesión le ahorcó e hizo que sus ojos se cristalizaran, no podía ser.

Le gustaba imaginar que esas flores eran de un admirador, tal vez de una persona que guardaba sentimientos por él y que trataría de conquistarlo por medio de esas lindas flores, se había hecho un cuento de hadas a través de esas flores. Pero ahora toda su fantasía se derrumbaba frente a sus ojos, todos estos meses y años había recibido las flores del hermano que le lastimo con un puñal.

Quiso llorar.

"Ah, tu cara de descontento me dice que es una mala noticia." Dijo Minho. "Esas flores son una muestra de arrepentimiento, se que te hice mucho daño al enamorarme de Jungkook, te hicimos daño al querer escapar el día de su boda, te hicimos daño al enamorarnos y esas flores son el arrepentimiento que siento por el daño que te hice." Le tomo de las manos mientras le decía todo a los ojos, viéndose sincero en cada palabra.

Jimin se soltó de su agarre, levantándose de su lugar.

"Yo no quiero tu arrepentimiento, Minho, las cosas ya están hechas. Solo quiero que tu y Jungkook me dejen en paz." Con las manos en sus bolsillos se fue del cementerio, sin ver la sonrisa de satisfacción en el rostro de su hermano.

Una vez más, dejando que su veneno se incrustara por demás en sus venas.

Jimin se fue a su hogar con el enojo atravesado en su garganta, los puños cerrados de rabia y el ceño fruncido. Al entrar a su casa solo tuvo un propósito; llegar a la cocina para tomar todas las flores que había recibido, muchas marchitas y unas frescas, tomo una bolsa de basura y las desecho todas mientras derramaba lágrimas de rabia, su hermano se seguí entrometiendo en su vida mientras le recordaba que hace tiempo atrás le había robado su felicidad.

"¿Por qué?" Susurro mientras metía las últimas flores en la bolsa, sentía rabia de su miserable existir.

Minho le había robado todo, hasta las flores que coloreaban su hogar azul.








































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y ahora creo que es obvio quien le envía flores a jimin, no? uwu

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseWhere stories live. Discover now