Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverse

52

"Al fin eres un hombre libre, no tengo que esconder más que soy el amante de un rico." Rió Jimin mientras hacía de los muslos de Jungkook su asiento.

"Tu nunca fuiste mi amante." Negó con la cabeza mientras sonreía.

"¿Cómo que no? Si tu esposo vino a reclamarme por lo nuestro."

"¿En serio lo hizo?" Pregunto preocupado.

"Sí, pero no le hice caso, me dio igual." Volvió a reír mientras fingía que era una risa malvada.

"Bueno, ya no hablemos de Minho, mejor decidamos como celebraremos que al fin estoy divorciado." Dijo mientras entrelazaba sus dedos con los de Jimin, llevando su mano libre a la cintura del omega, embriagandose en el aroma dulzón de Jimin. "Deberíamos ir a cenar."

"Mhm." Se acurrucó aún más en Jungkook, colocando su mentón en el hombro del alfa, abrazándolo de la cintura. "Deberíamos pedir delivery, así no salimos y podemos hacer una noche de películas, pero como tu quieres presumir tu dinero pues no piensas en eso."

"Hay que celebrar que me quede con todo lo que me corresponde."

"Otro día, ahora solo quedémonos en casa."

"¿Ya consideras esta casa como la tuya?"

"Mi casa es donde estén tu y Yunjin." Dijo dándole un beso a la nariz de Jungkook, una vez más recostandose en su pecho.

El día fue maravilloso porque al fin una de sus metas del año se había cumplido, era un hombre libre de obligaciones respecto a Minho, lo mejor de su divorcio es que se quedo con todo lo que le correspondía, Minho no se llevó ni un billete por demás. Aún tenía la opción de apelar, tras la sentencia penal que pueda recibir podía exigir una compensación por todo el daño que le había hecho y claramente saldría victorioso, aunque eso era lo que menos pensaba ahora.

Era feliz, tenía a su familia junta y podía volver a rehacer la vida que se le vio desmoronada por mucho tiempo. El dinero ahora no le importaba, solo la justicia que le correspondía.

;;

Era el fin, había perdido contra Jungkook, había perdido contra Jimin. Lo supo en el momento en el que el juez dictaminó su divorcio.

Minho había perdido todo lo que le costó durante mucho tiempo, perdió el tiempo que había invertido haciendo miserable a Jungkook, perdió el dinero que le costó comprar los jueces para que Jungkook ganará la custodia, perdió la única forma en la que podía hacer miserable a su hermano, aquel omega que lo había tenido todo mientras él solo observaba.

Minho y Jimin eran medios hermanos, uno creería que su trato sería igual porque después de todo, venían de la misma sangre y de las mismas entrañas, casi. Pero no fue así, cuando Jimin nació las cosas cambiaron respecto al trato con Minho, pues Jimin era el hijo que más se parecía a ambos padres, tenía las características de sus padres mientras que Minho sólo era un niño a medias. Creció envidiando a Jimin, el omega era querido por todos, el omega era precioso como un muñeco y acaparaba el cariño de todos, tras crecer con rencor en su corazón por muchos años era casi imposible que no llegara a odiar a su hermano mayor, por eso es que se tomó como una tarea el arruinarle la vida.

Y lo había hecho, le había quitado al amor de su vida, lo había dejado solo y desamparado durante su embarazo, lo humillo, le hizo llorar y partió su vida a la mitad, pero con el nuevo rumbo de las cosas su vida volvía a florecer y Minho una vez más se quedaba de lado.

La decisión del juez hizo que todo en él colapsara no pudo creer que todas sus influencias y su poder no hubiesen logrado mantenerle al lado de Jungkook, o bien, quitarle todo lo que tenía.

Pero Minho había perdido, había perdido junto a aquel niño el que vio crecer a Jimin lleno de amor y cariño mientras él solo tenía la espalda y riñas de sus padres.

Aunque, aún no le había quitado todo a Jimin.

Porque cuando su vida estaba volviendo a florecer al lado de Jungkook, aún tenía la opción de cortar las ramas que los enlazaban.

No estaba todo perdido, porque el juramento ante Dios era el mismo, hasta que la muerte los separe.