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El día era nublado para un día tan pacífico como este, las nubes grises sobre sus cabezas combinaban muy bien con los trajes negros de los presentes, el silencio combinaba bien con las flores alrededor de la tumba.

Jimin se dio cuenta que Minho fue apreciado por sus conocidos, nadie sabía la basura de persona que había sido, siempre había pasado por la vida con una máscara ocultando en su bolsillo un cuchillo para apuñalarlo mientras nadie miraba.

Rodó los ojos, ya no tenía porque renegar de eso, todo había terminado en un lugar frío y desolado, lleno de flores que pronto se marchitarian.

Al terminar la pequeña misa recibió el pésame, con una expresión dura y un apretón de mano fue como recibió aquel de los conocidos de su hermano. Era estúpido recibirlo porque nunca había apreciado a su hermano, mucho menos después de todo el desastre que había causado en su vida, pero era un protocolo que se debía recibir.

Cuando todas las personas se fueron y lo dejaron solo con la tumba de su hermano se agacho de cuchillas frente a la lápida de Minho, leyendo el nombre del que alguna vez fue su hermano y su tortura.

"Tu odio por mi te trajo aquí." Dijo, pasando su pulgar por las letras grabadas. "Perdiste todo para tratar de quitarme todo, que ironía." Observo un momento más la lápida y luego se levantó, metiendo sus manos a sus bolsillos. "Espero que te estés pudriendo en el infierno, hermano, es lo menos que te mereces."

No tenía nada más que decir, ninguna lágrima por soltar, solo se dio la vuelta y salió del cementerio sin mirar atrás.

El capítulo extenso y amargo en donde fue maniatado por su hermano ya había llegado a su fin, bajo tierra ya no podía hacerles daño, ya no podía lastimarlos como lo había hecho por tanto tiempo.

Jimin corrió hacía una florería, compro un ramo de orquídeas y tomó el primer taxi que encontró, dirigiéndose al hospital donde su prometido estaba internado. Ya había comenzado a llover por lo que corrió para ingresar al hospital, saludo a las personas y se apresuró a llegar a tiempo antes de que la hora de visita se termine. Agitado por el largo camino sonrió al ver a Jungkook sentado en la cama mientras comía una gelatina.

No había nadie más en la habitación, solo eran ellos dos por lo que cerró la puerta a sus espaldas, se acercó a Jungkook y le deposito un beso sobre su frente, sintiendo mucha paz al estar a su lado.

"Hola, mi amor." Saludo Jimin, sentándose al lado del alfa. "Te traje flores."

"Orquídeas." Sonrió tomando el ramo en sus manos. "Son muy bellas, gracias."

"Ya es mi turno de mandarte flores, pero estas no serán anónimas." Sonrió, acariciando la mano de Jungkook, sintiendo el vendaje que traía en su mano izquierda.

"Una flor para otra flor." Dijo Jungkook.

"Así es." Rió Jimin. "¿Quieres que te de comer?"

"Sí, esa es mi parte favorita de tus visitas."

"Te volviste flojo."

"Déjame, tengo que aprovechar mis muchos días libres." Sonrió abriendo la boca a la cuchara que Jimin le acercaba con gelatina. "Además, mi mano tiene que estar en reposo."

"Tienes que comenzar a moverla." Regaño. "Eso dijo el doctor."

"Ya ya, hago los ejercicios cuando tengo mucho aburrimiento." Rodó los ojos volviendo a abrir la boca para recibir la gelatina.

Jungkook había recibido lesiones de su encuentro con Minho, en el momento no las sintió por la adrenalina, pero una vez que todo se calmo pudo sentir como parte de la piel de su antebrazo y mano ardían como el infierno, había obtenido quemaduras de primer y segundo grado, a eso agregándole la bala que había recibido en la pierna. Aún tenía que permanecer en el hospital hasta que le dieran el alta, todos los días Jimin venía a visitarlo y a veces de contrabando lograba meter a Yunjin para que viera a su papá.

Los días en el hospital eran tranquilos, Jimin se quedaba hasta que lo echaran de la habitación por sobrepasar la hora de visita, ya lo conocían por eso, ayudaba a Jungkook en todo lo que podía y trataba de facilitarle el comer, cuidaba de él mientras se recuperaba.

"¿Qué tal está tu pierna?" Pregunto Jimin.

"Ahí va, aún no me puedo mover bien, pero es porque todo es reciente." Dijo. "Ya quiero volver a casa, no soporto la comida blanca."

"En casa seguirás comiendo comida blanca si el doctor lo dice." Rió.

"Sí, pero tendrá tu sazón, acá no sabe a nada, siento que como cartón." Se quejo negando la cabeza. "Extraño a Yunjin y extraño dormir contigo, me acostumbre a tenerte a mi lado."

"Y eso que hemos dormido juntos poco tiempo."

"No es difícil acostumbrarse a las cosas buenas." Se acomodo en la cama hasta estar en una posición cómoda, echado mientras miraba a Jimin. "Ven, recuestate conmigo."

Jimin asintió con una sonrisa, pero primero dejo la mesita de cama en otro lugar. Encontró su sitio al lado de Jungkook, casi colgando en el aire pero junto a su alfa, recostó su cabeza en su pecho mientras sonreía por la ligera olisqueada que Jungkook le dio a su cabello.

"Ah, tu aroma es tan delicioso." Susurro. "Podría comerte de un bocado," Dijo mientras simulaba morder el cuello de Jimin. "ñam ñam ñam."

"Ya, tu respiración me hace cosquillas." Rió alejándose ligeramente de Jungkook, volviendo a recostarse en su pecho. "Me alegra que estes mejorando."

"A tu lado y con nuestra hija, siempre mejorare." Beso su frente, apegandolo más a su cuerpo, quería tenerlo cerca. "Tomemos una pequeña siesta, ¿te parece?"

Jimin asintió y se acurrucó en Jungkook, cerraron sus ojos y ante la tranquilidad que sentían al lado de su pareja se durmieron. Se sentía bien dormir con el amor de tu vida, aunque fuera en una cama de hospital.

Se sentía bien tener paz después de tanto tiempo.

Paz y estando juntos.

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz