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Yunjin estaba en el kínder, era muy temprano en la mañana-nueve de la mañana-por lo que ahora ni Jungkook ni Jimin la tenían en su tenencia, a lo que, de forma inconsciente aprovechó Jungkook. Se dirigía hacia la casa temporal de Jimin para entregarle unos cuantos papeles que su colega le había encargado, aquello lo había tomado de gran excusa pues fácilmente el omega podía ir a la oficina que bien conocía a recogerlos, pero Jungkook quería evitarle el fatigo-en parte cierto, pero sería un gran mentiroso si dijera que aquella fue la única razón por la que se dirigía hacía él-.

Los últimos días habían sido demasiado caóticos, aunque, no tanto como lo mucho que habían vivido, de todas formas, no se le restaba mérito a todo lo que sucedía en ellos al recordar todo lo que paso en tan pocos días. Era algo romántico, o algo triste, como es que cada vez que cerraban los ojos se encontraban frente al otro probando sus labios, al lamer sus labios por una u otra razón juraban que podían saborear el chicle de fresa de Jungkook y las mentitas a las que Jimin les había agarrado el gusto.

Todo era un caos, porque todo estaba mal.

Por un lado, Jimin aún se sentía como el segundo platillo de un hombre casado, casado con su hermano, pero no era aquello lo que le atormentaba, a diferencia a su corta historia con Eunwoo no sentía remordimiento por ser el dolor de otro, es más, se sentía dichoso de saber que en algún momento sería el dolor de su hermano. Si Minho no tuvo el corazón para meterse con su ex, él no lo tendría. Y claro, agregando el hecho de que su corazón bombeaba amor puro por aquel alfa que aún amaba con locura. Por lo que, el caos de los sentimientos de Jimin eran por la satisfacción de la venganza y la melancolía de su amor perdido entre las campanas.

Por el lado de Jungkook, era algo diferente, su corazón se rompía cada vez que recordaba los suaves y tersos labios de Jimin sobre los suyos, también sentía miedo por el momento, miedo de seguir lastimando al amor de su vida y miedo del daño que la víbora con la que está casado podría causarle. Era un mar de amargura y recelo.

Y aunque todo aquel caos sucedía en su interior, era inevitable no nublarse en el momento, el faro que despejaba la neblina en su interior parecía estar fallando pues cada vez que estaban juntos la colisión sucedía. Era irremediable que se perdieran en el océano profundo de sus recuerdos y del amor al que tanto le habían llorado por casi media década.

Esa y muchas razones eran el motivante de la visita de Jungkook, la cual no fue grata para el mismo puesto que al momento de estacionar su auto vio a una persona desagradable esperando en la puerta. Jimin no se lo había dicho, pero Eunwoo era insistente con su deseo de que volvieran a estar juntos y Jimin no quería su amor ya que cada vez que le visitaba veía una y otro ramo de flores en la basura, las acciones hablaban más que las palabras, eso decían algunos, por todo eso la rabia y los celos invadieron a Jungkook.

Guardo los papeles que tenía en un folio y lo dejó en su asiento, salió con todo el enojo en su ser en dirección de Eunwoo. No lo quería ahí y no era la clásica de "si no es conmigo, no es con nadie", no, si hubiese visto en su socio a un hombre con sentimientos claros y respetables por Jimin hubiera deseado que ambos fueran felices juntos, porque aunque sus celos lo habían cegado en su momento él deseaba más que nadie-incluso que el mismo Jimin-que encontrara el amor en un hombre que lo amara con todo su ser, pero ese no fue el caso, pues desde el momento en el que presenció cómo había dejado que humillaran al omega, lo quería ver ardiendo en el infierno.

Y si el infierno no llegaba a Eunwoo, Jungkook le daría un poco del suyo.

"¿Qué haces aquí? Ya deja a Jimin en paz." Elevo la voz en dirección de Eunwoo.

El hombre solo rodó los ojos y puso su atención una vez más a la puerta frente a él, algo que cabreó aún más a Jungkook.

"Te pregunte." Ya había llegado a él, estaba tan cerca suyo que al fin lo pudo empujar, así dejaría de evitar lo que sucedería. "¿Qué mierda haces aquí?"

Entre abejas y espinas ; kookmin au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora