Capitulo 31 Ésta Soy Yo.

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Alex.

Desperté y miré a mi alrededor, paredes rojas, ventanas cerradas, posters de equipos de fútbol americano, y muchas fotos mías y de Mike.

Diablos, hoy me espera un buen regaño, y nada más y nada menos que de mi mejor amigo.

Empiezo a levantarme y me doy cuenta de que dormí encima de la espalda de Mike, con razón me duele tanto el cuello.

Cuando al fin estoy fuera de la cama, me dirijo hacia la puerta, necesito un vaso de agua.

Cuando salgo me encuentro de frente con un Nícolas adormilado saliendo de una de las habitaciones de invitados.

¿ Qué demonios está haciendo aquí?.

Intento regresar al cuarto para que no me vea, pero ya es muy tarde.

Apenas me ve, y me quedo congelada en el umbral de la puerta.

Él me ve de arriba a bajo muy lentamente y noto como aprieta la mandíbula y voltea la mirada con molestia.

¿ Y ahora por qué diablos está molesto?.

– Buenos días.

– Buenos días..

– Al parecer dormiste bastante bien ¿ no?.

– ¿Bastante bien?.....

– Si, ya sabes....

Es en ese momento en el que me señala, en el que me doy cuenta de que solo cargo puesta una de las camisas de Mike, y puesto que soy alta, no me cubre lo suficiente.

Mierda.

Espera.... ¿Saben qué?, jodanse todos.

– Pues si, dormí bastante bien con Mí amigo.

Paso por su lado y bajo a la cocina a buscar un vaso de agua.

Lo escucho seguirme, y sé que mientras bajo, se me sube un poco la camisa, pero no le tomo la mayor importancia.

Voy a la cocina y bebo mi agua, me volteo y lo veo en frente de mí.

En un rápido movimiento, quedo entre la encimera de la cocina y él.

Lo observo un segundo y volteo el rostro.

Sé que no somos nada, pero de igual manera, no puedo evitar que me haya dolido verlo con ella.

– ¿ Qué crees que haces Nícolas?.

– Yo nada, ¿ Por qué lo preguntas?.

– Suelta me.

– Pero si no te estoy tocando.

Bufé fastidiada y Volteé a verlo.

– Entonces aleje te de mí, joder, no estoy jugando Nícolas.

Él se acercó otro paso hacia mí, la distancia entre nosotros era tan poca, que con un suspiro, nuestros labios se tocarían, y a quién quiero engañar, estoy acojonada, porque sé que si me besa, no estoy segura de que podré,o querré parar.

– Yo tampoco.

– Si te acercas un poco más, te dejo sin huevos.

– Pero entonces te quedarías sin el día de la madre – me dijo haciendo puchero.

Lo empujé y lo alejé de mí antes de que pasara otra cosa.

– Vete a la mierda Níck.

Me alejé de la encimera y me dispuse a salir de la cocina, pero él me tomó por el brazo, deteniendome.

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