Pídemelo y es tuyo

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Louis estaba tranquilo, envuelto en los brazos del rizado se sentía completo, y ahora que todo había sido dicho ya no quería dar marcha atrás, sólo quería sentirse más cerca de Harry.

El ojiazul se separó de él por un momento. Ambos se miraron a los ojos, el rizado le sonrió, y todas las dudas de Louis desaparecieron.

Unieron sus labios un beso que no era solamente físico, estaba lleno de emociones; los labios de Harry se movían sobre los suyos, no con hambre, sino con devoción.

Louis sentía un nivel de intimidad que no había experimentado jamás, las manos de Harry estaban en su cintura, y su cabello se sentía suave y mojado entre sus dedos, era como si no pudieran tener suficiente uno del otro.

- Harry... - Louis se separó de los labios contrarios para hablar, ambos tenían los ojos cerrados, y sus frentes unidas una a la otra.

Harry sólo respondió con un sonido bajo, haciéndole saber que lo estaba escuchando, así que Louis habló de nuevo - Llévame a tu cuarto.

- Louis, no... - Harry se separó un poco y acarició la mejilla del ojiazul con una mano -  La última vez casi te pierdo.

- Esta vez va a ser diferente - Louis unió sus labios en un beso corto, antes de hablar de nuevo - Por favor, Harry.

El rizado lo miró a los ojos y respiró profundamente, como si estuviera debatiendo las opciones en su mente - Tengo una condición - Habló mientras cerraba la llave del agua.

- ¿Cuál condición? - Louis estaba genuinamente interesado en lo que Harry pudiera pedirle, y lo miró confundido.

- Vamos a hacer solamente lo que tú me pidas - Contestó con voz firme, sin titubear.

- ¿Qué quieres decir? - Las palabras de Harry tomaron a Louis por sorpresa, y no estaba muy seguro de lo que significaban.

- Yo no voy a presionarte más, Louis, ya te lo había dicho, si quieres que haga algo vas a tener que pedírmelo.

Louis estaba sorprendido, no esperaba esto, y Harry se veía suficientemente decidido como para que el ojiazul supiera que no iba a ceder.

- Es mi condición, Louis, tú decides - Harry lo miraba a los ojos, y lo sujetaba de la cintura.

Louis pensó que podía ser difícil, ¿por qué Harry no dejaba que las cosas fluyeran y ya? Pero entendía al rizado, estaba esforzándose por hacerlo sentir cómodo, y ese pensamiento hizo que un calor inundara su pecho.

- Está bien, puedo hacer eso - Contestó por fin el ojiazul - Llévame a tu cuarto, por favor.

Harry le sonrió, cuando escuchó el "por favor" saliendo de sus labios, y Louis supo que había dicho las palabras correctas, porque un segundo después el rizado lo levantó en sus brazos.

Las piernas de Louis estaban una a cada lado del torso de Harry, sus brazos al rededor de su cuello, y las manos del rizado lo sostenían por la parte trasera de los muslos.

- Tus deseos son mis órdenes, bonito - Louis sonrió por el apodo, y unió sus labios nuevamente en un beso, mientras que Harry caminaba hacia su habitación.

Un momento después, el rizado colocó a Louis suavemente sobre la cama, sin separarse de él. Con Harry entre sus piernas, Louis comenzó a recorrer su espalda con las manos, y entre besos, ambos sintieron la erección del otro contra la suya.

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