16.

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Yelena Pov.

La cena fue tan bien como lo esperaba y era hora de darle su pequeño obsequio. No se por qué siento tanto nervio de entregarle una lamparilla. Se qué tal vez no es el mejor presente del mundo, y tampoco es algo nuevo, pero lo que siempre importa de los regalos es la intención con la cual se dan.

Insistí en ayudar a Kate a lavar los platos, pero esta vez ella no me lo permitió. Esta será la última vez, la próxima quiero que se deje consentir del todo, lo necesita.
Mientras ella terminaba tomé asiento en su sillón, volviendo a observar cada mínimo detalle que había en su sala. Todas esas cosas que detallaban su personalidad, tan diferente de muchos y diferente de su madre, Eleanor.
¿Debería contarle lo qué pasó esta tarde con su madre?
Tal vez no. El propósito de esta cita es hacer a Kate sentirse tranquila y despejada de toda idea errónea que puede tener su madre de ella, darle a entender que no es la persona que su madre dice ser y que realmente es un orgullo. Yo estoy muy orgullosa de lo que ha logrado, y también estoy orgullosa de su valentía para confrontar todos los retos que supongo se le han de haber venido encima antes de ser ella misma en un hogar como este.

- Listo, ya he terminado. - Kate entró en la sala secando sus manos contra su ropa, cuando claramente había un trapo para secarse en la cocina. Aveces es algo distraída.

- Bueno yo... necesito darte algo más.-

- ¿Algo más? Wow, cuantos regalos en una sola noche. No debiste molestarte Yels, pero... qué tal si antes me acompañas a mi habitación. Yo también quiero mostrarte algo. -

¿A su habitación? ¿Por qué de la nada sentí calor? Y no solo fue eso, sentí que hasta mis mejillas ardieron.

Mi mente aveces puede ser algo intensa, y en caso de estar conviviendo con mis amigos ellos llamarían a mi mente una pervertida, pero en el sentido divertido.

"No seas tan patética Yelena Belova. Aún es de sus primeras citas."

Pensé.

- ¿A tu habitación? ¿Que? ¿Quieres dormir ya?... La noche aún es joven, Bishop. - me levante de mi asiento y me acerqué a ella. Por un momento me pareció casi muy pequeña, lo suficiente como para recordar que es más joven que yo solo por un par de años. Pero no solo es pequeña en estatura, sino que simplemente es pequeña, tan... cuidable. Pero eso no quita el hecho de que sea una mujer grandiosa. Y aún así siento el impulso de malcriarla.

- No iremos a dormir, Belova. - su voz sonó casi en un susurro, y me ha devuelto el trato al llamarme por mi apellido. Es astuta. Divertida.

La cercanía se hacía más notoria, tanto que pude rodear su cintura con mis brazos para atraerla unos milímetros más hacia mi. Mi agarre era frágil, sentía que tenía en mis brazos una flor suave y de vidrio, que a mis ojos parecía hermosa.

- No eres la única que tiene sorpresas para dar esta noche. - dijo susurrando contra mis labios y con su mirada aún fija en mis ojos. Los de ella habían tomado un tono mas oscuro dentro de su iris achocolatado.

- Entonces llévame contigo. -

No la besé. Solo nos mantuvimos ahí por microsegundos, pues ella tomó mi mano para guiarme hasta su habitación. Antes de que pudiéramos subir las escaleras vi su sonrisa, y con certeza puedo decir que es de las sonrisas más bellas y contagiosas que he podido apreciar, y daría todo lo que fuera para mantenerla así.

Llegamos a su cuarto y aún seguía desordenado, pero eso no era algo muy importante. Aunque pudo haber puesto sus libros por allá... y tal vez la ropa esconderla en el armario si es que no quiere doblarla... o tal vez revisar primero cuál está sucia y cuál limpia... oh y el pelo de gato que está en...

Un segundo. ¿Y Kate?

- ¿No vas a subir? - la escuche hablar desde el techo.

Giré mi vista hacia arriba y había una escotilla que daba al techo de la casa. Unas escalerillas como las de la puerta del desván estaban colocadas. Sonreí con complicidad y subí por dichas escaleras.

Al cruzar la escotilla sentí el viento golpear contra mi cara de una manera agradable. Era tranquilo. El aroma era a libertad, pues si bien cuando estás en la ciudad el aroma cambia un poco, aquí era simplemente eso, libertad y una pizca de azucenas y pinos. Cuando estuve por completo en el techo no pude evitar soltar una pequeña risa. Este lugar era maravilloso, era perfecto.

- ¿Te gusta la vista? - voltee a ver a Kate de nuevo para responder, pues estaba fascinada. Pero mi respuesta fue interrumpida por una vista aún mejor. Kate estaba sentada sobre una manta de color café claro. No tengo idea de en qué momento llegaron las botellas de vino al techo. También habían unos cuantos cojines para hacer el lugar mucho más cómodo supongo. Pero lo que más tierno me parecía fue el rostro de Kate. Su sonrisa era tan sincera y adorable. Sus ojos estaban entrecerrados ya que unas hebras de su cabello rebelde se encontraban sobre su cara a causa del viento.

- Creo que estoy enamorada de la vista. -

Y no estaba mintiendo.

Hola! Lamento que el capítulo haya sido un poco corto, pero creí correcto acabarlo aquí ya que tengo grandes planes para el siguiente. También quería agradecer a sus comentarios que me ayudan a continuar esta bella historia y quería comentarles que si les gustaría que hubiera un día específico de la semana para publicar los capítulos, ya que estoy intentando ser más constante. También por si es que no leen mi sección de conversaciones en mi perfil les quería decir que hice una cuenta de ig donde estaré publicando edits y algunos avances de los fanfics de esta cuenta. La encuentran como @thatwandawriter .

Comenten que les gustaría seguir viendo y si les interesan mas de mis fics dense una vuelta por el perfil. Lxs quiero mucho <3 tengan un lindo día.

- Amelia.

I'm here [Katelena]Where stories live. Discover now