18.

379 51 13
                                    

Kate pov.

Mierda. La escotilla a la azotea se había cerrado, supuse que fue el viento o algo así hasta que un maullido sonó por debajo del techo.

"Gato malévolo testigo de Satan"

Pensé maldiciendo a Cotton.

- Supongo que tienes una llave o algo. ¿Cierto? - preguntó Yelena. No, no la tenia. - ¿Cierto Kate? -

Voltee a verla con una mueca más que sonrisa y por la que ella hizo comprendí que había entendido que en efecto no existía una llave.

-No hay llave, solo que había atascado un trozo de madera para que la puerta no cerrara. Pero creo que "alguien"...- hice énfasis en el alguien mirando con intensidad la puerta, como si tuviera una especie de poderes rayos x qué me permitieran juzgar al gato bajo esta.

Yelena agitó su cabello en frustración. Eso me hizo sentir mal, creo que nuestra cita se ha arruinado.

-Lo siento Yels... no creí que esto pasara. - cubrí mi cara con ambas manos para que no pudiera notar la enorme vergüenza que estaba sintiendo. Más después de lo que sea que haya estado pasando hace unos segundos.

- Hey... No te angusties por eso, Bishop...- sentí su mano sobre mi hombro. - Todo está bien, de hecho... tengo una idea. - abrí los dedos de mis manos para verla a través de ellas.

- ¿Ah si? -

- Mhhhmm...- ella asintió - pero primero necesito que quites esas manitas de tu linda cara.- quitó mis manos de mi rostro y luego dió un vistazo al árbol que estaba a un lado.

- ¿Que quieres hacer que? -

Se rió. De nuevo.

- Solo sigueme. Eres una chica de campo ¿No? Apuesto a que escalar y bajar árboles es algo sencillo para ti.

Me quedé callada. Es decir... si esta bien que sea una chica de campo, pero eso no quiere decir que caiga en el cliché de la chica pueblerina que recoge naranjas y frutos en una bolsa de crochet y que tiene un jardín que cuida con la ayuda de su amiga la mamá planta.

Y si si lo soy, pero no quiere decir que haya caído en el cliché y que sepa trepar árboles y bajar de esos árboles.

- Tal vez no es el mejor momento para decirlo pero... me dan miedo las alturas.-

Yelena me miró sería también.

- Es broma ¿no? -

Negué.

- Pero... me invitaste a una cita a tu azotea. -

- Ja... irónico ¿cierto? -

- ¡Kate! -

- Ya se, ya se... en fin... podría intentarlo. De alguna forma u otra tenemos que bajar de aquí. -

Y se volvió a escuchar un maullido más. Cosa que me alentó a bajar por ese árbol solo para regañar al minino de la casa.

- Mira esta es la cosa... yo bajaré primero para asegurarme que ramas son las que resisten más peso para que bajes con seguridad, de ahí yo te diré cual pisar. ¿De acuerdo? -

Mordí mi uña de uno de mis dedos. Sonaba complicado e inclusive peligroso.

- Kate... está bien, te prometo que no te pasará nada malo. Yo estaré para atraparte. -

- ¿Lo prometes?-

- Lo prometo, linda. - y volvió a depositar un beso corto en mis labios. Se sentía reconfortante. - Ahora espera aquí. -

Yelena se sostuvo de una rama larga para poder descansar su pie en otra más baja. No se cuantos movimientos hizo pero sentí como si no hubiera tardado absolutamente nada. Escuché la planta de sus pies impactar contra el piso de hojas secas.

- Llegué. -

Me asomé un poquito desde el tejado y la vi saludar. Tenía pedacitos de ramas y hojas en su cabello dorado. Se veía tan tierna.
Le devolví el saludo con una sonrisa y sentí que me mareé de solo ver la altura. Me sostuve fuerte de la rama más cercana y cerré los ojos.

-¡Katie! No cierres los ojos. Tu puedes hacerlo-

- Pero tengo miedo. - me aferré más a la madera, sintiendo como pedacitos de corteza se metían dentro de mis uñas.

- Se que tienes miedo, pero tú puedes hacer esto. Anda... pisa la rama que está a tu derecha. -

Lo hice.

- Bien, ahora baja la otra pierna. -

- Uh-uh. -

- Vamos Kate... si no lo haces tendré que llamar a los bomberos. -

- No soy un gato. -

- Yo se que no cariño, solo... vamos, pisa la rama. -

Lo pensé. Lo medité. Mire como uno de mis pies ya estaba en la otra rama, pero faltaba uno. No quiero hacerlo. No quiero.

- Creo que podría quedarme aquí... vivir una nueva vida... Como la chica del árbol o algo... ¡Así! - y la rama se rompió.

Morí. Morí. Adiós mundo cruel. Le dejo todo a los hijos de Wanda. Cotton se puede quedar con Yelena.

Espera un segundo.

No sentí el impacto contra el suelo. Pero sentí unos brazos.

Vaya. Que fuertes.

- Te dije que pusieras tu pierna en la otra rama. - el rostro de Yelena estaba frente al mío. Se veía molesta en un buen sentido, es decir no parecía enojada del todo.

- Ouh... Lo siento. -

Baje de sus brazos y nos quedamos viendo por un momento.

- Lamentó que nuestra cita de hoy fuera un desastre. Prometo que voy a compensártelo Yels. -

Y Yelena empezó a reírse de nuevo. Esta vez con más gracia que las veces anteriores.

- ¿De que hablas? Es de las mejores citas que he tenido. Solo míranos. -

Y tenía razón. Era gracioso. Era gracioso y ridículo que un gato nos encerrará. Era gracioso y ridículo haberla llevado al tejado sabiendo que me dan miedo las alturas. Era gracioso y ridículo haber terminado sobré una cama de hojas secas por haber casi caído de un árbol.

Solo reímos unos segundos.

-Ven, vamos adentro, te prestare algo para que puedas meter a lavar tu ropa llena de hojarasca. -

- Gracias, Bishop. -

Entramos a casa y olvidé regañar a Cotton. Más que olvidarlo, el gato había huido.

I'm here [Katelena]Where stories live. Discover now