19.

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Yelena Pov:

Una vez mas estoy con la ropa de Kate, su aroma era tan lindo, tan único de ella. Había puesto nuestra ropa a lavar puesto que estaba sucia después de lo que ocurrió en el árbol. Pero hay algo que no quedó del todo claro. Y es la conversación que estábamos teniendo minutos antes de caer.
De parte de Kate no puedo comprobar nada pero desde mi perspectiva creo que es cierto. Estoy enamorándome.
Estoy enamorándome del tipo de persona que es Kate, y enamorándome de la idea de tener algo con ella, porque siendo sincera puedo ver un futuro a su lado. No quiero asustarla, pero quiero pedirle esta noche que sea mi novia.
No se como hacerlo.

- Yels... ¿segura que estás bien? No has dicho nada desde que entramos a casa. -

Volvió a entrar a la habitación con su ropa limpia puesta.

- Estoy bien, linda. Solo que me siento muy pensativa. -

Su teléfono en la mesita de noche comenzó a vibrar. Estaba muy insistente.

- Aguarda un segundo. -

Asentí mientras me quedé en silencio para no interrumpir su llamada.

- ¿Mamá? Que raro, casi nunca llamas a esta hora. ¿Necesitas algo? - Me dirigió una mirada de desconcierto. Como esperando saber la razón del porqué su madre la había llamado. Uno normalmente pensaría que es algo común que una madre llame a su hija independiente. Pero no sucedía eso con Kate. De hecho creo saber la razón de su llamada.

- Kate... ¿Dónde estás? - la voz de Eleanor sonó a través de la bocina del celular.

- En casa. -

- ¿Está alguien contigo? -

- Uh... - me miró buscando una respuesta. Con un gesto le dije que negara. - No. Estoy sola. -

- ¿Estás mintiendo? -

- No... ¿Mamá que es lo que... -

- Necesito que vengas mañana a casa. Hasta mañana cariño. - y se escuchó como colgaba el teléfono.

Silencio. Absoluto silencio. Hasta que Kate lo rompió.

- Bueno, eso fue... raro.-

Sus manos empezaron a jugar entre ellas, y estaban casi chasqueando sus dedos. Su pie derecho comenzó a mostrarse inquieto, y ahí supe que ocurría.

- Katie, cariño...- me levanté de su colchón y caminé hacia ella. Tomé sus manos y acaricié el dorso de estas. - Tranquila, apuesto no es nada malo ¿okay? Olvidémonos de ello y lo que tenga que pasar, sucederá a su debido tiempo, corazón. - su rostro estaba triste, su energía se había vuelto baja e irradiaba sólo preocupación - No aceleremos lo que el universo tiene planeado para mañana. Estás aquí conmigo, y mientras yo esté aquí nada malo va a pasarte. - fui honesta - ¿Puedo abrazarte? -, ella asintió con la cabeza y abrí mis brazos para sostenerla y darle mi apoyo y cariño. Se lo que un ataque de ansiedad es, y aveces cuando uno pasa por ello puede o no querer afecto físico. Por eso es que es importante preguntarle. Y en ese abrazo lo sentí aún más. Sentí que quiero cuidar a esa pequeña chica de esencia morada.

Morado. Que color tan bonito.

Quiero estar para ella, para escucharla y darle en mis abrazos el cariño que le hace falta. Llevarme lejos sus lagrimas y solo traerle de nuevo la alegría y tranquilidad que le fue arrebatada.

Mi dulce y tierna Kate... yo me encargaré de ello.

Pero este no es el mejor momento para preguntar. No aún.

- ¿Puedes quedarte conmigo? -

Reí por lo bajo.

- Por supuesto que si. Sabes que no te dejaría aunque... esto de dormir juntas parece estar volviéndose una costumbre ¿eh? -

- Si, eso parece... - sonrió una vez más.

- Pagaría lo que fuera solo por verte sonreír, Bishop -

El sonido de los grillos fuera de la casa de Kate era la única música que nos acompañaba en esa noche. El viento soplaba pero no lo suficiente como para que se pudiera escuchar su silbido por de entre las ventanas. Las lágrimas que antes se querían adueñar de la vista de Kate, se habían ido. Se sentía como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo.

- Me haría más feliz tener tus labios sobre los míos una vez más. - el aire susurro que dejó salir de su boca lo sentí tan cerca pero tan cerca como hubiera querido. Tenía que arreglar eso.

- Entonces déjame hacerte feliz. -

Volví a unir nuestros labios en un beso lento que conforme permanecía se hacía cada vez más hambriento. Lo que había empezado como un encuentro entre ellos ahora comenzaban a ser incluso mordidas leves que no ayudaban a mi mente a pensar algo distinto.

No tengo idea en qué momento nuestro hambre me hizo retroceder y quedar sentada en el colchón de Kate, mientras ella había tomado mi regazo como su asiento.
Por inercia mis manos pasaron de estar en su espalda hacia su cabello. La impulsaba más a estar cerca de mi. El beso se estaba intensificando tanto que necesitaba más de ella, y aquella cercanía donde nuestras bocas apenas y se separaban una de la otra no estaba siendo suficiente.

- ¿Por qué no continuamos lo de la azotea? - Su voz se escuchaba agitada, casi entrecortada, y no se si fue mi imaginación o mi percepción del momento pero puedo decir que justamente ahí donde estábamos se veía tan tentadora.
Quería decir alguna oración, alguna frase o tan siquiera una palabra, pero no pude hacer más que solo asentir y dejarme llevar por el siguiente beso que Kate había plantado en mi de nuevo.  Y aunque no pude decir nada en ese momento, por lo menos tengo la certeza de decir que quien iba a manejar esto era yo, porque tan pronto como el beso se estaba tornando lujurioso mis piernas habían sido ágiles para darle la vuelta y dejarla debajo mío.

Notita rápida: ustedes me dicen que quieren saber en el próximo capítulo, si quieren saber lo qué pasa o si quieren que proceda con la parte dramática. Lxs leo.

- Amy.

I'm here [Katelena]Where stories live. Discover now