2. El error

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En la oficina, tres miembros del personal lo felicitaron por cómo se estaba desarrollando el viaje. Todos los televisores estaban ajustados a la cobertura de noticias del viaje para que pudiera ver los resultados de su plan. 

Y apoyada en su escritorio, estaba Felicia Morales.

Felicia era la jefa de personal de Lennie y había estado con ella desde que nació. Como de costumbre, sostenía un café frío en una mano y su teléfono en la otra.

Su cabello negro estaba enrollado en un moño prolijo en la nuca, y su piel dorada de alguna manera siempre brillaba a pesar de que veía tan poco sol como Thom. Sus labios y cejas estaban fijados en una perpetua y sutil sonrisa que decía no te metas conmigo.

Él y Felicia habían construido una buena relación de trabajo durante el último año. Como uno de los nuevos empleados de Lennie, le había tomado tiempo y paciencia ganarse su confianza.

Claro, ella era hermosa, y ocasionalmente había una tensión entre ellos que insinuaba que podría haber más, pero Thom estaba bien con las cosas como estaban.

No quería sacudir el barco.

—Parece que va bien—dijo Felicia suavemente, sin levantar la vista de su teléfono.

Thom sonrió y se quitó la chaqueta, colocándola cuidadosamente sobre su silla.

—¿Dónde está la gobernadora?

—Su avión estaba programado para aterrizar hace unos minutos, por lo que debería estar en camino.

Tom se sentó.—¿No me vas a felicitar?

Eso finalmente hizo que ella lo mirara.

—Dije que iba bien, ¿no?—Se echó hacia atrás y cerró los ojos, disfrutando del resplandor de su éxito.

—Oye, buen trabajo— dijo otro miembro del personal mientras pasaba por la oficina de Thom.

Antes de que pudiera responder, otra voz gritó, fuerte y brusca:

—¡Joder, sí!— Thom puso los ojos en blanco cuando Clay Parker apareció, señalando al tipo que creía que estaba hablando con él.

Se detuvo cuando llegó a la puerta de la oficina de Thom y agregó, en voz alta para asegurarse de que lo escucharan:

—Hombre, es bueno finalmente obtener algo de reconocimiento por aquí.

Clay fue una de las contrataciones más recientes de la gobernadora, para dirigir su departamento de análisis de datos, fuera lo que fuera.

Como persona, Clay era a la vez poco impresionante pero estaba enormemente impresionado consigo mismo.

—¿Eh, Clay?—dijo Felicia—. Estaba felicitando a Thom.

Clay frunció el ceño. —¿Por qué?

Thom se puso de pie y caminó hacia él.

—La verdadera pregunta es, ¿Porqué te habria felicitado a ti?

Clay se cruzó de brazos cuando Thom se acercó. Era un tipo alto, pero su figura no era tan intimidante sino desgarbada. No ayudaba que usara feos trajes que claramente no se hizo a la medida, basado en la forma en que se abrían y se amontonaban en lugares extraños.

Su cabello castaño arena estaba tupido, como si su madre se lo hubiera cortado, y tenía rasgos anchos y toscos que podrían haberlo hecho lucir melancólico o misterioso, excepto que cada emoción que Clay sintia apareció inmediatamente en su rostro.

Y cada una de las emociones de Clay era terrible. Clay respondió con aire de suficiencia:

—Uh, ¿por ser el tipo que mantiene esta campaña a flote sin ayuda?

Amor, Odio y ClickbaitWhere stories live. Discover now