17. Solo por el Wi-Fi

111 13 1
                                    

Lo único deprimente que tenían en común un trabajo en política y un trabajo en tecnología era que se esperaba que todos fueran adictos al trabajo.

Se suponía que estabas tan entusiasmado con tu trabajo, tan agradecido de estar allí, que básicamente estarías trabajando todo el tiempo, incluso si no hubiera una emergencia o crisis particular que abordar.

Solo tenías que estar siempre activo.

Por lo tanto, no era inusual que la oficina de Lennie estuviera al menos medio llena un domingo, especialmente cuando faltaban menos de dos meses para su gran anuncio.

Aun así, Clay suspiró mientras miraba por la ventana.

Era un día cálido y perezoso, uno de esos días en los que te sientes sin vitaminas con solo ver la hierba quemada por el sol y el brillo de las olas de calor sobre la carretera.

Lennie no estaba, así que no había nadie a cargo, pero una vez que el personal vio a Thom dando vueltas en su oficina poniendo cosas en su bolso, comenzaron a empacar con un silencioso murmullo de alivio.

Clay casi había terminado con su trabajo, pero se obligó a terminar algunas hojas de cálculo antes de empacar.

Cuando llegó al pasillo junto al ascensor, la única persona que esperaba allí también era Thom.

—Oh—dijo Clay—. Oh. Hola.

—Hm—dijo Thom, sin levantar la vista de su teléfono.

Clay se aclaró la garganta mientras esperaban el ascensor en silencio. Estaba debatiendo si entablar una conversación cuando Thom se puso rígido con algún tipo de realización.

—Mierda— susurró, mirando hacia la oficina.

—¿Olvidaste algo?

—Uh, el Internet de mierda está malogrado—dijo Thom, pasando una mano por su cabello.

Clay frunció el ceño. —Estaba recibiendo una señal justo ahora..

—No aquí, en casa— dijo Thom—. Un árbol cayó sobre algo, no sé. Se arruinó anoche y se supone que volverá mañana. Así que supongo… —suspiró, y Clay se dio cuenta con leve sorpresa de que incluso Thom tenía muchas ganas de salir de la oficina.—Supongo que me quedaré aquí.

Clay recordó la imagen de Thom en su apartamento el día anterior, con su camisa babosa y su cabello negro puntiagudo, luciendo desdeñoso, Lamentable y simplemente delicioso.

Antes de que supiera lo que estaba diciendo, dijo: —Podrías venir.

Thom se congeló

—Quiero decir—Clay se apresuró a agregar—, porque tengo Wi-Fi. Y, ya sabes... este lugar es deprimente.

Thom permaneció congelado por un par de segundos más. Joder, ¿en qué había estado pensando Clay invitándolo a su casa?

Luego, sorprendentemente, Thom se encogió de hombros y dijo: —Okey.

Clay lo miró con los ojos entrecerrados. ¿Fue un cauteloso okey? ¿ O in... tentador okey?

Nunca pudo leer a Thom.

☆☆

Cuando llegaron a su casa, definitivamente fue incómodo.

Thom miró su sofá con abierto desdén, una mano enroscada sobre su bolsa de mensajero, y Clay se apresuró a barrer todo el correo y los recibos y la ropa suelta para dejar un espacio para él.

Amor, Odio y ClickbaitOù les histoires vivent. Découvrez maintenant