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Azul empezó a visitar las granjas de Perlas el personal mente, pensando que muy seguramente solo tiene interés en empezar un negocio de perlas ya que no dejaba de mirar las perlas celestes, después de todo el jamás había sentido interés por una hembra, menos una humana, el sabia que era mala idea pensar en esas cosas, apostar con el corazón es una jugada arriesgada y la mayoría pierde miserablemente.
Es por eso que se propuso a ver otras granjas y conseguir una mejor que la de esa chica misteriosa tenía en su bahaí privada, porque si, en las profundidades de esas aguas donde habitabas, en realidad se encontraba la cueva de Azul, estabas sobre su casa sin que lo supieras.
Hoy era su cuarta granja que visitaban y tampoco parecería ser la correcta, en el momento que entró pudo ver que no tenían el mismo cuidado que tu tenias, al ver como almacenaba las ostras en grandes cantidades en tinas de metal con una manguera llenandolas nada mas, ya empezaron sus sospechas, el dueño de la granja guiaba personalmente al chico - o llego justo a tiempo señor Ashengrotto, hoy recogeremos nuestras perlas y es el momento perfecto para que vea lo efectivo que somos - todos querían hacer negocio con azul, ya que era prácticamente el dueño de ese archipiélago, al igual que otros negocios en el extranjero, ser parte de sus negocios era garantizar seguridad y riqueza absoluta,.
-Ya veo, espero poder ver el proceso de cerca y con mucha atención - dijo sonriente mientras seguía al señor, pero desde un inicio no espero gran cosa de este lugar.
-Bueno primero criamos varias ostras, luego le ponemos varios granos de arena para sacar varias de una vez - dijo el chico ya guiándolo a una zona de extracción, después las abrimos con un cuchillo y sacamos las perlas - mientras hablaba Azul pudo ver como un señor algo robusto sacaba una ostra dela tina y sin cuidado alguno encajo el cuchillo en la concha del animal partiéndolo en dos sacándole de tres a cuatro perlas, el resto lo tiro aún lado, incluso cuando abrió otra se comió el interior y tiro las conchas.
- Y como puede ver de unas pocas ostras sacamos entre veinte a treinta perlas - dijo el hombre todo orgulloso mostrando la canasta de las perlas, eran color crema, lindas, pero muchas estaban deformes y el tamaño para nada era el correcto, de esas 20 perlas 10 eran usables para collares y 5 eran redondas, no eran para nada igual a las perlas de ella.
- ya veo... y en el cuidado de las ostras... les cantan? - dijo Azul mirando alrededor y pudo escuchar como es que el hombre solo se aguantaba la risa.
- perdone señor Ashengrotto, pero eso es lo mas absurdo que eh escuchado, estas cosas no tienen emociones así que menos escucharan un piano, que buena broma -dijo divertido mientras miraba a Azul creyendo que estaba jugando con él.
- ya veo... y ¿de que colores logran sacarlas? - dijo Azul mirando al hombre.
- ¿de que habla? el único color de las perlas es el blanco y nada más, no se preocupe ya se que tal vez no sepa mucho de las perlas pero yo soy un experto- dijo orgulloso.
- ja ¿entonces que es esto? - dijo Ya señalando al alfiler de corbata que llevaba y el dueño de la granja se quedó estupefacto al verlo, el alfiler era un pulpo plateado abrazando una perla celeste, una perla de buen tamaño y color.
- no puede ser ... ¿es real? - dijo el dueño.
- si, pero crei que era un experto y esperaba que tal vez su granja tuviera perlas celestes - dijo Azul y el señor apenado miro a otro lado.
- l. lo siento pero no... - dijo bajando la cabeza.
- ya veo.. bueno me retiro - dijo Azul el señor algo paniqueado hablo.
- PERO em mi Abuelo aun tiene su granja de perlas en la costa, aún par de pueblos lejos de aquí, el lleva casi 60 años en la industria de las perlas, puedes ir con él - dijo y Azul le miro, bueno no tenia nada que perder... pero definitivamente, no le volverá a comprar perlas a este tipo.
