CoD||Headcanons

HC-Alejandro||Celos

Alejandro siente celos.

•Supongamos que en esta ocasión son amigos, amigos realmente cercanos que se gustan y están al tanto de los sentimientos del otro, pero que todavía no han dado el siguiente paso para una relación, ponerlo celoso es una ocasión que no vas a desaprovechar.

—¿Y esos quiénes son? —le preguntaste al coronel, apuntando con tu barbilla en dirección al gigantón con máscara y su acompañante.

—El teniente Simon Riley, alias Ghost; y el sargento John MacTavish, le llaman Soap, ¿por qué lo preguntas?

—Simple curiosidad —le sonreíste traviesamente al coronel Vargas—. Mmm, el sargento parece tener lindos ojos, ¿serán azules o verdes? No consigo diferenciarlos desde aquí, creo que iré a saludarlos.

—Oh no, no, no y no. Tú no vas a ningún lado, sé lo que vas a hacer, hija de la fregada —te fulminó.

—Muy tarde, ya me fui.

•Prepárate porque esto va a ser divertido, los celos de Alejandro son lo mejor del mundo, nada tóxico, puro berrinche.

•Las muecas que hace son espectaculares, desde fruncir el ceño hasta que sus cejas se toquen formando una sola línea, hasta abrir la boca indignado cuando te rías con los chistes del Gasparín.

•Se va poner gruñón si te ve interactuando mucho con Soap, el escocés se percibe que es un hombre coqueto, de esos que buscarán tontear contigo para darte cumplidos.

•Va comenzar a rabiar si te ve tocando sutilmente su antebrazo, no lo hagas, para eso tienes los suyos.

•¿Cómo que te gusta lo misterioso que luce Ghost con esa máscara puesta? ¿Cómo te atreves cuando él es mejor? Alejandro enseguida se comprará un maldito pasamontañas si con ello consigue obtener que toda tu atención recaiga en él.

•Si te escucha reír… oh por los antigüos dioses que se va a desatar el infierno en ese lugar. Su cabeza va a girar lentamente como la niña del exorcista. Al verte carcajearte con el Jabón, un tic tan fuerte arremeterá en su ceja, que el país entero comenzará a temblar.

•Cruzará sus brazos sobre su pecho como un niño chillado y te verá fijamente cuando estén solos.

•Es de los que aplican la ley del hielo.

—Aleeee —lo llamaste, alargando su nombre con diversión—, ¿por qué estás enojado?

No hubo respuesta.

—Alejandroooo —le pinchaste en la mejilla.

•Rodolfo rueda sus ojos en blanco al ver lo tontos que son ambos, le exaspera que todavía no estén saliendo.

•Ten cuidado, no te precipites al ser demasiado pegajosa con MacTavish (con el que corres más riesgo de caer), porque entonces el coronel no va tolerar más que andes haciendo lo que se te antoje.

•Cariño, cariño. La próxima vez que te vea revoloteando alrededor del sargento, irá directo a por ti. Te agarrará de la cintura, te pondrá sobre su hombro y le dedicará una expresión de desprecio a Soap que le dejará en claro lo que significas para él.

•¿Qué sucederá contigo? Serás llevada a su oficina, dónde te dejará caer en su silla y te acorralará al inclinarse sobre esta, encerrándote cuando sus manos acaban en los reposa-brazos del asiento.

—No te atrevas a cruzar el límite, te lo advierto.

—¿Ah sí? ¿Y qué me harás entonces? No puedes amonestarme por algo que simplemente te molesta —lo desafiaste, bufando con irritación.

•Su mano sujeta tu mandíbula en cuanto apartas la mirada de él, por supuesto es cuidadoso, pero te obliga a hacer contacto visual. Él no dirá nada, te atravesará con sus ojos oscuros, disfrutando en sus adentros cuando tienes la osadía de bajar la vista a sus labios; él también lo desea.

—Jodida mujer, no sabes el embrujo que me has hecho.

•Decir que te besó no es necesario, está más que obvio que estampó sus labios contra los tuyos en un beso hambriento y dominante que te deja las piernas temblando, por dicha estás sentada, al contrario ya habrías caído al suelo hace rato.

•Te pedirá que seas su novia apenas termine de demostrar que él es a quien debes amar.