HC-Alejandro||Ruptura

4K 320 28
                                    

Ruptura tonta con Alejandro.

•El vaquero no rompería una relación seria por una simple estupidez, eso fue lo que pensaba en un principio hasta que un día llegaste a las dos de la madrugada, completamente ebria, con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos rojizos e irritados.

•Ese mismo día, para tu suerte, Alejandro había llegado a casa luego de una larga jornada laboral que tomó cerca de dos meses para capturar a un narcotraficante.

•Ale se había esforzado por llegar lo más pronto posible, pues resulta que hoy era tu cumpleaños. Sin embargo, para su sorpresa, no te había encontrado en ninguna habitación de la casa.

•Debe ser honesto y admitir que se cagó pensando de una vez en que habías sido secuestrada; su trabajo era peligroso, por esos solía mantenerte oculta, evitando mencionarte o hacer referencia a una pareja existente.

•Para su alivio, había señales de que habías estado recientemente ahí, por lo que probablemente habías salido un rato. Esta oportunidad no la podía desaprovechar, de inmediato se puso manos a la obra.

•Ale quería cocinarte (es excelente en ello, debería ir a MasterChef), buscaba prepararte una cena especial. Algo cliché con velas, caminos de pétalos y una buena botella de vino.

•Lo hizo todo con mucho amor y voluntad, imaginando la felicidad que sentirías al entrar en su hogar descubriendo el romántico escenario listo a tu disposición.

•Pronto llegaron las seis de la tarde, estaba terminando la comida. De hecho ya había servido la mesa e incluso había preparado la habitación y un baño relajante; quería darte tantos mimos por haberte dejado sola durante tanto tiempo.

•Eran las ocho de la noche y no había señales tuyas, comenzaba a inquietarse. Hace una hora te había puesto un mensaje, normalmente solías responderle rápido cuando se trataba de él, pero esta vez sus notificaciones seguían sin sonar. Pronto dieron las nueve, las diez, las once, las doce, la una y por fin… las dos y media.

—¡¿En dónde mierda estabas?! —fue lo primero que escuchaste apenas entraste a la casa.

—¿Ale…? Estás aquí…

—¡Me tenías preocupado con un carajo!

•El efecto del alcohol se te pasó de golpe en cuanto viste su rostro bañado en furia. Creíste que se trataba de una ilusión producto de la ebriedad, que lo extrañabas demasiado y que por eso estabas alucinando, pero no era así, Alejandro en verdad estaba enfrente tuyo.

—¿No sabes lo arriesgado que es estar afuera a estas horas? —cuestionó con dureza, se estaba conteniendo—, ¿acaso haces esto siempre que estoy afuera? ¿No puedo confiar en que permanecerás en casa, a salvo?

•Es inevitable sentir enojo, pero con esas dos simples preguntas un fuego se enciende en ti. Por favor. No es como si fueras a estar encerrada todo el maldito tiempo entre cuatro paredes, sabías que el trabajo de Alejandro era peligroso, pero por amor al cielo, se supone que no eras ningún animal enjaulado.

—Andaba con mis amigas, estaba estresada de estar aquí.

—¿Estresada de estar aquí? —repitió con lentitud—, entonces te molesta nuestro hogar, ¿no es así? Yo… creí que me amabas, (t/n).

—¡Lo hago, pero también tengo derecho a salir!

—¡Sabías lo que conllevaba estar conmigo en una relación y aún así lo aceptaste!

—¡Lo sé! ¡Y no sabes a cuántas cosas he renunciado para estar contigo Alejandro! ¡No he vuelto a ver a mis amigos seguidamente como lo hacía antes, mis clases presenciales las cambié por virtuales, me siento sola! —gritaste de vuelta, frustrada—, ¡no te atrevas a quitarme la poca libertad que logré conseguir!

•¿Es así como tú lo ves? Alejandro sólo puede pensar en los esfuerzos que ha hecho para protegerte. Sabe perfectamente que no es el mejor hombre al abandonarte durante semanas, a veces meses; pero aún así le duele.

•Mierda, ¿no se supone que el amor que sentías por él era igual de grande que el suyo?

—Muy bien, ¿quieres libertad? Adelante, regresa a tu casa con tus padres.

—¿A qué te refieres? —susurraste, abriendo los ojos sorprendida.

—¡Lo que escuchaste! ¡Es mejor…! Es mejor que dejemos todo hasta aquí, no nos volvamos a ver, (t/n).

—¿Estamos… rompiendo?

—¡Sí, maldita sea!

•Es un impulso estúpido, Ale no quiere que te vayas, lo ha dicho por la rabia que siente; se arrepentirá profundamente más tarde. Sin embargo, aunque sus piernas gritan por correr detrás de ti cuando ve que asientes en silencio, tirándole la llave del departamento a sus pies, no se mueve.

•Al carajo con la sorpresa.

CoD||HeadcanonsUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum