III. Rumor sobre otro

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Isagi se acercó hacia el rostro de Bachira con intenciones nada santas, y bajo un sol resplandeciente, Isagi le robó un beso al contrario. Dejando a un Bachira marcando ocupado, pero una vez que despertó de su trance, correspondió de inmediato al gesto. Isagi le acarició su mejilla mientras todo acontecía, mientras que el de cabellos bicolor posaba su mano sobre la de Isagi. Ambos, con los ojos cerrados, disfrutaban de esa exquisita sensación, que esperaban volver a sentir una y mil veces más.

—Isagi —dijo Bachira en susurros, aun sintiendo el aliento del peliazul sobre sus labios—. ¿Te gusto?

—Sí, me di cuenta cuando Rin me besó —dijo Isagi mientras se alejaba de Bachira y lo abrazaba por los hombros, luego lo miró cara a cara a una distancia prudente—. Cuando eso pasó, sentí que algo no era correcto.

Bachira lo observó con una mirada que solo podía significar una cosa. Enamoramiento. Y es que sería una gran mentira decir que a él no le gustaba Isagi, debido a que desde esa primera vez que lo vio sintió que el peliazul era lo que siempre anduvo buscando, pero que no sabía que necesitaba encontrar. De esta manera, y como Isagi seguía acariciándole la mejilla, él se dejó acurrucar por la misma y cerró sus ojos, pues disfrutaba mucho del contacto físico que él le brindaba.

Así, el peliazul pudo clarificar que sentía. Necesitaba de ese empujón que le hiciera creer que iba a perder todo. Como decían por ahí los sabios "uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde" y eso él lo comprobó dos veces, siendo la última la vez que le hizo darse cuenta de sus verdaderos sentimientos.

—Mm...Isagi —dijo Bachira abriendo los ojitos.

—Dime, Bachira —dijo Isagi alejando su mano de él.

—Si estás loco por mí y yo lo estoy por ti, eso... ¿en qué nos convertiría? —Bachira le enseñó una sonrisa ladina.

—En mejores amigos —dijo Isagi con una seriedad, aunque luego de ver la expresión de desconcierto de Bachira, se largó a reír—. Era broma.

—No me asustes así, Isagi—Bachira hizo un puchero—. Que malo eres.

—¿Le dices malo a tu novio? —dijo Isagi con inocencia fingida y con aires dramáticos.

—Entonces, ¿lo somos? —dijo Bachira que se encontraba de forma extraña bastante incrédulo ante la situación.

—Sí, Meguru Bachira, ¿te gustaría salir conmigo? —dijo Isagi mientras se levantaba y le tendía una mano a su interés amoroso.

—Sí, sí, mil veces sí, Isagi —Bachira emocionado tomó la mano de su ahora novio y lo abrazó.

Isagi aceptó el abrazo y lo acunó en sus brazos.

Al rato, caminaron tomados de las manos y entablaron conversaciones triviales. Pero al subir las escaleras se soltaron las manos, pero iban muy juntos el uno con el otro a pesar de ello. Al entrar al hotel, se dirigieron al comedor, pues tanta persecución les hizo dar hambre, así que se alimentaron mientras seguían conversando. Al terminar de comer, se dirigieron a su habitación y no esperaban encontrarse con cierta escena, pero que de igual manera los hizo sacar una sonrisa. Prefirieron quedar al margen de la situación y quedaron tras las paredes, pero sin hacer acto de aparición, a pesar de la puerta abierta.

—Pero es que Nagi, ¿acaso no lo ves?

—¿Qué cosa, Reo?

—Eres mi tesoro, Nagi —dijo Reo.

—¿Lo soy? —dijo el peliblanco con desentendimiento.

—Sí, ¿por qué crees que te pedí que me besaras esa vez?

Unas paradisíacas vacacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora