XII. Acampando en la jungla

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Al día siguiente, Isagi y Bachira se despertaron, se higienizaron y su plan era ir a desayunar como si nada, no obstante, algo ocurrió. Reo intentó levantarse de la cama, pues ya estaba despierto y quería levantarse. Pero éste cayó en el minuto en que puso los pies en el suelo. El hecho anterior generó que Nagi despertara de inmediato. Y sorprendió, a su vez, a Isagi y a su novio.

—Reo, ¿estás bien? —dijo Nagi sentándose en la cama con una notoria preocupación.

Reo no respondió. Él era consciente de que le dolía en demasía la espalda baja y que en general se encontraba adolorido. Sin embargo, jamás creyó que al día siguiente le pasaría dicho accidente.

—Nagi me duele todo y es tu culpa —dijo Reo sonrojado con una leve molestia y levantándose con dificultad mientras apoyaba su mano en el borde de la cama.

Silencio.

Sí, se generó ese silencio, ya que, Isagi y Bachira estaban procesando lo que dijo el pelimorado. Y Nagi, por su lado, también lo digería. Y al procesarlo, se ruborizó.

—En ese caso, lo mejor será que no lo volvamos a hacer —Nagi se levantó de la cama de igual forma y se paró frente a frente a su novio.

—Uuuuy —dijo Bachira con una mirada pícara— ¿lo hicieron?

—Sí/ ¿qué? —respondieron lo anterior Nagi y Reo al mismo tiempo. Nagi no tenía pudor alguno al admitir que había tenido relaciones con Reo.

—¡Nagi! —dijo Reo alzando la voz con vergüenza de niveles colosales.

—¿Qué? —dijo Nagi alzando los hombros.

—Si estás adolorido Reo, es porque eres el bottom, ¿no? —dijo Bachira entendiendo rápido la situación.

A Reo le costó digerir lo que le habían dicho, pero luego lo comprendió.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque yo soy el bottom en mi relación con Isagi, y siempre al día siguiente de las relaciones, apenas puedo caminar —Bachira se apuntó con su mano.

—¿Ustedes...ustedes igual lo han...? —dijo Reo incrédulo.

Bachira se largó a reír e Isagi se mantuvo al margen, ya que, esta conversación le daba mucha vergüenza.

—¡Obvio que sí! —dijo Bachira feliz—. ¿Qué clase de novios seríamos si no hiciéramos el amor?

Isagi estaba como un tomate. Sus rubores le llegaban hasta la raíz del pelo. No, no podía seguir más ahí. Debía huir.

—Ya vámonos, mi Bachis —Isagi le tomó la mano y se dirigían hacia la salida.

Bachira no opuso resistencia y se dejó llevar por él mientras lo molestaba.

—Que no te de pena, I-sa-gi —dijo Bachira a su lado con su alegría característica.

Isagi en vez de responder observó si había gente por el pasillo. Y al no haber, arrinconó a Bachira contra la pared con un único objetivo. Besarlo. Entonces, la dulzura comenzó a transmitirse para ambas partes y Bachira rodeó el cuello de su novio para profundizar el beso a medida que iba desordenando su cabello. Se separaban y se volvían a besar, sí. Ese beso casto poco a poco iba subiendo de intensidad. Isagi apretujaba a Bachira en un abrazo y de paso le acariciaba la espalda.

—Lo dije una vez y lo volveré a decir. Consíganse una habitación —dijo Reo que iba junto a Nagi.

La pareja se separó. Tenían los labios hinchados, la respiración agitada y se miraban con amor y cariño.

Unas paradisíacas vacacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora