EL EMPRESARIO

CAPÍTULO 50. UNIFORME MILITAR LEOPARDO

El pequeño leopardo rodó en el sofá y miró hacia el pequeño dragón negro tallado en el candelabro de la sala de estar. Se cubrió la nariz con sus gruesas patas, su gruesa cola se movió y hubo un impulso en su cabeza.

¡Había pasado mucho tiempo desde que talló un pequeño y lindo dragón negro!

El pequeño leopardo de repente saltó del sofá y corrió hacia todo el estante lleno de piedras blancas que habían sido enviadas por la gente de Aojia. Le dio la vuelta y recogió una piedra de energía de bajo grado de color negro abigarrado en el interior, tirando de ella hasta la sala de estar y llevándola a la mesa.

El pequeño leopardo se subió a la mesa, se agachó y golpeó suavemente la piedra con el cuchillo.

Este era un pequeño dragón negro redondo con más movimientos. La cola del dragón estaba enroscada a un lado del cuerpo y estaba en cuclillas en el suelo. Las anchas alas del dragón estaban cuidadosamente envueltas alrededor de su pecho, cubriendo firmemente la mayor parte del vientre del dragón. Las pupilas verticales doradas del pequeño dragón negro eran muy grandes y enérgicas mientras miraba a su alrededor con vigilancia.

Rong Mingshi ya estaba tranquilo cuando se trataba de tallar su pequeño y lindo leopardo de las nieves.

Por lo tanto, las alas del pequeño dragón negro no estaban envueltas alrededor de su propio vientre, sino un pequeño leopardo de las nieves que intentaba abrir las alas del dragón, con la cabeza sobresaliendo del cuello del dragón negro.

Había una cabeza de leopardo peluda revelada entre las alas y las garras del dragón. Tenía grandes ojos azules y las gruesas patas de leopardo estaban en el borde del ala del dragón, tratando de sacar la cabeza. Sin embargo, la cabeza del leopardo de las nieves fue presionada por las garras del dragón. Las garras del dragón no estaban apretadas contra la cabeza del pequeño leopardo y había una sensación de que estaba tratando de no usar la fuerza. Incluso los pelos de la cabeza del pequeño leopardo no estaban abrumados...

Al mismo tiempo, había un ligero abultamiento en las alas del dragón que envolvía al pequeño dragón negro. Se parecía un poco a la huella de una pata y eran las huellas de las patas traseras del leopardo de las nieves mientras intentaba emerger inquieto de debajo de las alas del dragón.

Este pequeño trabajo parecía simple. Las dos alas de dragón bloquearon la mayor parte del pequeño dragón negro y el pequeño leopardo de las nieves. De hecho, las tallas del interior eran muy finas. Rong Mingshi movió cuidadosamente sus cuchillos y talló finamente los movimientos del pequeño dragón negro y el pequeño leopardo de las nieves.

Dentro de las alas del dragón, las garras del pequeño dragón negro estaban cerca del vientre del pequeño leopardo. De las dos patas traseras del leopardo, una pisó una garra de dragón mientras que la otra pisó un ala de dragón.

Esta situación fue una fusión de la noche anterior cuando Aojia envolvió sus alas de dragón para envolverlos a ambos y el día en el museo cuando miró con curiosidad hacia afuera. Su gran dragón negro había extendido su mano para evitar que Rong Mingshi observara la animada situación.

Una vez que se completó esta talla, Rong Mingshi retiró sus patas y observó al dragón negro de pie.

"Muy bien."

El pequeño leopardo de repente escuchó la voz de alguien. La persona extendió la mano para pinchar las gruesas patas del pequeño leopardo de las nieves sostenido por el pequeño dragón negro. Rong Mingshi miraba fijamente al pequeño dragón negro y, por un momento, el pequeño dragón negro pareció levantar la cabeza, sus ojos vigilantes se movieron bruscamente hacia él.

...¿Quién viene a agarrar a mi bebé? ¡Te morderé hasta la muerte!

"..."

El cerebro de Rong Mingshi estaba lleno de demasiadas cosas. Silenciosamente levantó sus gruesas patas para girar al dragón sobre la mesa en otra dirección. Dejó que el pequeño leopardo mirara los murales de la sala y luego empujó la cola del dragón de una manera no muy ligera. Sin embargo, el pequeño dragón negro que talló era muy estable y no temblaba en absoluto.