Cansado de las constantes batallas en contra de los dioses, la perdida temprana de sus amigos y la muerte incluso de él mismo, Camus de Acuario decide que ya ha sido suficiente. Ser un caballero de Athena nunca estuvo en sus planes, pero a su yo de...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
La muerte siempre le aterró, ella en cada una de las batallas significó ser su mayor enemigo mas que su propio oponente, pero ha pasado tanto tiempo y muchas cosas cambiaron. Él incluso ya no es mas el mismo, nadie en el santuario lo es.
Una nueva vida les fue concedida por obra y gracia del mismísimo Hades, el dios que alguna vez osó destruir la tierra y a ellos mismos. El tratado de paz ha sido firmado con mucha renuencia; y pese a que el dios del inframundo les levantó de entre los muertos, esta vez con ayuda del propio Zeús y un par de dioses menores, el miedo de que de un día una nueva guerra de inicio, no se le quita de la cabeza.
Los dioses pueden romper ese tratado en cualquier momento, sometiendo al sufrimiento y la muerte a su propio ejército sin importarles nada mas que el poder.
Egoístas.
Eso es lo que son.
—¿En qué tanto piensa, Camus? Te he notado muy pensativo desde que volvimos a la vida —escuchó decir a alguien detrás de él.
Suspiró, pero no se volvió hacia él. Únicamente se dedicó a admirar el despejado horizonte con tristeza y mucha añoranza.
—Saga, ¿puedo hacerte una pregunta?
Extrañado por tanto misterio y la manera en que parecía alejarse de todos, se preocupó todavía mas de lo que ya estaba. Camus nunca fue muy sociable, pero él no acostumbra a vagar como un alma en pena por el destruido santuario, ignorando a todo aquel que se cruzara en su camino cuando se caracterizó por ser un caballero muy educado y caballeroso.
Algo iba mal, Saga podía percibirlo sin necesidad de sacarle las palabras con el Satán imperial.
—Adelante.
—¿Qué fue lo que te motivó a ser un caballero de Oro? Me refiero, ¿porqué aceptaste? —quizo saber, posando sus ojos finalmente sobre los suyos. Saga se había movido hasta su lado, y lo miró sin juzgarlo.
—La razón por la que quise convertirme en un caballero de Oro fue porque quería proteger a mi hermano —dijo con cierto dolor.
Aquel propósito que un día se hizo de niño lo cumplió, si, pero a medias.
—¿Kanon no era capaz de protegerse así mismo? —No pudo evitar no extrañarse con su respuesta.
—Camus, él no siempre fue el hombre fuerte y despreocupado que hoy es. Todos nosotros, caballeros de Athena, fuimos reclutados uno a uno con el único fin de ser parte de su ejército y dar la vida protegiéndola —hizo una pausa—. Sabes, Kanon y yo si teníamos una familia cuando Shion acudió a mi, y me reveló mi futuro. Nací para ser el caballero dorado de Géminis, pero Kanon no, su destino era totalmente opuesto al mío.
—Kanon... ¿él vino entonces también al santuario?
—Sí, pero no por que Shion así lo decidiera, si no porque lo traje a escondidas con ayuda de un caballero dorado que me descubrió mientras lo infiltraba.
