— Aún no, ¿Qué tal si no siente lo mismo y solo estoy confundido porque cada minuto que paso con él se siente especial?
— Te hace sentir especial...— corrigió Darren, enfatizando sus palabras para después sorber del popote de su bebida.
Sebastian le miró pensativo. Nunca creyó reconocerlo, pero Darren a veces era un genio. Sobre todo en el tema del amor.
— Esto es malo...— dijo aún sorpresivo.
Darren le miró antes de morderle a su hamburguesa. Sebastián relamió sus labios, paso su paso por la cara y terminó arrastrando sus cabellos hacia tras. Angustiado, tal vez.
— ¿Por qué? — Darren ya sabka perfectamente. No era la primera vez que Sebastián vivía de idealizaciones y dejaba de pensar en que las personas que le gustaban, humanos.
Pero, ahí estaba, apoyándolo.
— Que tal si todo lo que he vivido con él es un sueño, de nuevo...— sonó atemorizado parpadeando lento — ¿Y si Ryan solo es un hetero curioso y yo soy el experimentó? ¿Qué tal si solo quiere jugar y se va?
Después de tantos días conviviendo con el mayor, Sebastián se dio cuenta de la manera en que Ryan lo trataba. No lo consideraba dentro lo hetero normativo, que la sociedad le imponía, un joven siendo amable, cariñoso y atento con otro. Si Ryan lo trataba así, era porque algo quería.
Darren dejo aún lado su hamburguesa para tomar mejor postura y subir sus codos a la mesa poniendo sus manos juntas y la barbilla sobre ellas, para mirar mejor a su amigo. Tenía que terminar con los delirios de Sebastián o más tarde no lo dejaría dormir.
— Deja de delirar. Ryan talvez solo está siendo amable. Todo el mundo puede ser amable com quien quiera sin poner el amor en ello, ¿Has pensado en eso? — Sebastián negó — entonces deja de balbucear. Si quieres a Ryan, debes empezar a mantenerte en la tierra y darte cuenta de que es un ser humano, y un hombre.
— ¿Que tiene de malo lo último?
— Que tienes que estar preparado para cualquier cosa.
Darren hizo que Sebas tragara en seco, le metió tanto miedo que el apetito se le fue. Mientras él siguió comiendo.
Era cierto, su mente siempre divaga en lindos momentos que se olvida del hecho más principal para no caer cuando sentía que volaba. Reconocer que se enamoraba de seres humanos, no dioses, e incluso los dioses eran paganos del amor.
Pero, ¿Ryan podría hacerle daño? Fue lo que se preguntó. Si esos meses que pasaron juntos, conociéndose mutuamente, se destrozaba en un segundo al decirle que le gustaba ¿Qué sentido tendría tanto esfuerzo? Y lo más importante ¿Que pasa con él después de eso?
Miro por varios minutos su hamburguesa. Frunci las cejas. Hizo puchero. Pero, cuando organizo su cabeza llegó a una conclusión.
Apretó los puños y mandíbula. Miro a Darren y este a él.
— ¿Cuantos meses faltan para el baile?
— Como mes y medio.
— Le diré mañana.
Darren alzo una ceja aguantandose la risa. Sebastián aveces podía ser avanzado y hacer las cosas sin medir las consecuencias, pero estaba vien si ello le hacía llevar una experiencia. Le dejaría hacerlo, solo para que aprendiera.
— Bien — dijo sin importancia.
— ¿Bien? Necesito que me digas si lo hago o no.
— ¿Cual sería el cambio que haría en eso? — le miro.
— Salvarme.
Darren suspiro pesado. Se recargo en el sillón del local y cerró sus ojos. El tambien tenía algo de miedo. Sebastián era un joven chico ante sus ojos, inocente aveces, tonto e imperactivo, que no merecía ser destrozado cada ves que se enamoraba y que también, no tener culpabilidad de sus preferencias.
Pero, tampoco podía encerrarlo en una bola de cristal y dejar que el mundo le gritara, sin que el pudiera defenderse. Sebastián, tenía que algún día dejar de ser su espectador de babosadas y convertirse en una mejor versión.
Y esta seguro que Ryan le ayudó.
— Sebas, avanza con miedo. Hazlo. No importa cuánto te tiemblen la voz y las piernas, sigue. Porque es mejor vivir en el "fuimos" que en "hubiéramos" .
Sebastián volvió a pensar y de nuevo.
Asintio.
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