Capítulo 2

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—Adelante —contestó Min Yoongi a los suaves toques en su puerta. Levantó la vista de las facturas y vio entrar a Namjoon, su guardia—. Joon, ¿qué sucede?

—Hey, jefe, Jimin estuvo aquí.

—Bien. Entonces, ¿cuál es el problema? Jimin siempre está aquí. —Yoongi levantó una ceja. El rubio era uno de los clientes permanentes del club los fines de semana. ¿Por qué debería de ser diferente esta noche?

—Bueno, se acaba de ir. —dijo el peligris con evasivas.

—¿Y? ¿Alguien lo molestó? —preguntó Yoongi, poniéndose de pie. Barrería el suelo con cualquiera que se metiera con su bebé. Todos los clientes regulares del Club Refectory sabían que Jimin le pertenecía. Había dejado muy en claro su propiedad sobre el hombrecito. Cualquiera que se cruzara con él, era más que seguro que terminaría conociendo su muy famoso carácter.

—Se fue al club del otro lado de la ciudad, al Kim’s Dungeon. Cree que todo el mundo aquí lo odia porque nadie quiere ni siquiera bailar con él. Va al Kim’s a tratar de levantar a alguien.

Las manos de Yoongi se cerraron en un puño mientras pensaba en Jimin tratando de establecer una cita en el Kim’s Dungeon.

—Gracias, Joon. Me encargaré de eso. —contestó. Habló a través de sus dientes cerrados, apenas capaz de controlar su ira. Jimin le pertenecía y sería un maldito si permitiera que alguien tomara lo que era suyo. Tomó el teléfono.

—Uh, ¿jefe? Creo que quizás deberías dejar que Jiminie sepa por qué nadie le pide salir. Realmente está empezando a pensar que hay algo malo en él. Su autoestima va a empezar a afectarse verdaderamente si no se lo dices pronto.

Yoongi miró a Namjoon brevemente y entonces asintió. —Gracias, Joon, te puedes ir.

Namjoon dudó, antes de salir cerrando la puerta detrás de él. Yoongi marcó el número de teléfono del propietario del Kim’s Dungeon, esperando que Taehyung contestara.

Afortunadamente Taehyung era un viejo amigo y en ocasiones, amante.

—Hey, Tae, soy Yoongi.

—Min ¿Cómo estás amigo mío? —Taehyung se rió.

—Estaré mucho mejor si puedes hacerme un favor.

—Claro, Min, lo que necesites. Solo dilo.

—Hay un jovencito que se dirige a tu local, su nombre es Park Jimin. Mide uno setenta y tres, pesa setenta y cinco kilos, cabello rubio corto, ojos miel y un trasero para morir. Llegará ahí en unos minutos.

—Gracias por la información, mi amigo, seguro que mantendré los ojos en él. —Taehyung se rió.

—Kim Taehyung… —Yoongi gruñó—. Él es mío y no está en ese estilo de vida. Mantén tus manos fuera.

—Bueno; demonios, Min. Si él no está dentro de la D/s, entonces ¿qué es lo que hace viniendo a mi establecimiento? Sabes qué tipo de lugar es este. Se lo comerán vivo. Entonces, ¿por qué lo sacaste de tu amoroso local?

Yoongi sabía exactamente qué tipo de club operaba Taehyung. Eso era lo que le preocupaba. El Club Refectory era solo un club gay. Kim’s Dungeon era un serio club de D/s. La mayoría de la gente que cruzaba sus puertas usaba cadenas y piel.

—No es que yo lo enviara allí, imbécil.

Yoongi pudo oír la repentina carcajada de su amigo a través del teléfono. Si él pudiera, pondría sus manos alrededor del cuello de Taehyung en ese momento.

—Taehyung… —gruñó de nuevo.

—Bien, mantendré vigilado a tu pequeño pichón.

Giró los ojos. —Solo asegúrate de que se quede fuera de los problemas y se vaya solo a casa.

—Sí, claro, pero creo que me deberás una por esto, Min.

—Bien, mantendré los ojos abiertos por ti y te enviaré algo especial.

—Tenemos un trato. —Taehyung se rió antes de decir adiós y colgar. Yoongi sacudió la cabeza mientras colgaba el teléfono. Uno de estos días Taehyung iba a empujarlo más allá y cuando eso sucediera él...

Yoongi suspiró y se hundió en su silla. Por los siguientes minutos trató de concentrarse en las facturas frente a él, pero sus pensamientos regresaban a Jimin y a lo que Namjoon le había dicho acerca de su autoestima. «¿Realmente creía que no le agradaba a nadie en el club?»

Oh, Jimin se iba a enojar mucho cuando descubriera que le había advertido a todo el mundo que se alejaran de él. Sin duda mucha gente se hubiera acercado a él si Yoongi no lo hubiera reclamado primero.

Todos los clientes habituales, y sus empleados, sabían que Jimin le pertenecía. Todos ellos se aseguraban de que nadie cruzara la línea alrededor de él. Yoongi no se había dado cuenta de que sus esfuerzos le habían hecho creer a Jimin que no le agradaba a la gente.

No le extrañaba que se hubiera ido a otro club. No quería que las cosas fueran tan lejos, ni lastimar a Jimin. Pero sabía que una vez que lo reclamara y lo llevara a su vida, las cosas nunca serían iguales. Quería que ambos tuvieran tiempo para conocerse uno al otro antes de que su relación llegara a ese punto. Aparentemente su gran plan había fracasado. Gran momento.

Yoongi sacudió la cabeza mientras amontonaba las facturas en su escritorio. No podía trabajar pensando en Jimin. Era mejor dejarlo antes de que su mente explotara. De todos modos, odiaba hacer el papeleo necesario de manejar un club.

Pero amaba ese lugar, así que se esforzaba en tratar con toda la mierda administrativa. El Club Refectory había sido su bebé durante los últimos diez años y estaba orgulloso de cada centímetro del lugar. Había hecho una buena vida y disfrutaba los extras que venían con eso. Como encontrarse con Jimin.

Jimin había llegado al club hacía cerca de un año. Yoongi estaba supliendo a uno de los barmans de la noche cuando vio al hermoso chico en el momento en que entró.

La juventud de Jimin y su obvia inexperiencia, habían llegado a él como nada lo había hecho antes. Quedó fascinado con la primera mirada, y obsesionado después de la primera palabra del rubio. Sabía antes de que esa noche terminara, que quería que Jimin fuera suyo exclusivamente.

Solo dudaba porque Jimin parecía muy inocente. Sabía que el rubio no estaba dentro del mismo estilo de vida que había sido parte de la suya durante muchos años. A Yoongi le gustaba ser el dominante en una relación.

Eso no quería decir que le gustara el lado oscuro de la D/s, pero le gustaba ser el que decidía. Sabía que Jimin podría ser un perfecto sumiso, pero eso era algo que tenía que trabajarse lentamente o no sería una real relación D/s.

Eso requería mucha confianza, entendimiento, y el cuidado que tenía ese tipo de relación que visualizaba para él y para Jimin. Y eso tomaba tiempo, por lo que él había esperado para reclamarlo.

Aparentemente no había calculado bien las cosas que había planeado.

Se puso de pie y sacó las llaves de su bolsillo. Se volvería loco si no iba al Kim’s Dungeon y encontraba a Jimin. Podría ceder y solo dejarse ir.

Salió, cerrando detrás de él, y se dirigió a las escaleras, deteniéndose brevemente con el barman para decirle que saldría. Con un último movimiento de su mano diciendo adiós, se dirigió a su automóvil. Un momento después manejaba hacia el otro lado de la ciudad.

Solo esperaba llegar ahí a tiempo para salvar a Jimin de sí mismo.











DOMINACIÓN Y SUMISIÓN. ➸yoonminWhere stories live. Discover now