Capítulo 11

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Jimin acomodaba su cabello con sus dedos inclinando su cabeza de un lado para otro. Solo no parecía lograr lo que quería hoy. Soltó un alto suspiro. Su cabello de cualquier manera hacía lo que quería y aparentemente él no tenía nada que decir en el asunto.

Esperaba verse especialmente bien hoy. Yoongi y él habían estado viviendo juntos desde hacía un mes y había planeado algo especial para celebrarlo.

Hasta ahora, vivir con Yoongi era maravilloso. La dinámica de su relación había pasado momentos duros al principio. No estaba acostumbrado a reportarse con nadie. No podía contar el número de veces que había olvidado decirle a Yoongi dónde iba a estar, solo durante la primera semana.

Yoongi había entendido pero había mostrado su malestar muy claramente. Nunca le había gritado y ciertamente no había sido violento físicamente, solo usaba una fuerte y seria voz.

Pronto aprendió a decirle a Yoongi donde fuera que él estuviera. Después de un tiempo se acostumbró a eso y ahora rara vez lo olvidaba. Ayudó mucho que Yoongi entendiera que aún seguía en entrenamiento, como él le decía a eso.

Cuando lo había llamado hoy temprano y le había dicho que tenía un recado que hacer pero que no podía decirle exactamente a dónde iba ir porque era una sorpresa, Yoongi le dijo que solo quería que él se reportara con regularidad.

Esa era una de las cosas que amaba de Yoongi. Él no era cruel acerca de ser el dominante en su relación. Solo quería saber lo que él estaba haciendo. En lugar de hacer que se sintiera mal, la actitud de Yoongi lo hacía sentir que a alguien le importaba lo que le sucediera.

Claro, la paciente actitud del pelinegro, no era la única cosa que amaba de él. Su vida sexual era fenomenal. Yoongi parecía estar realmente obsesionado con Jimin y este no podía quejarse ni un poco de eso. No podía ser más feliz.

E increíblemente, las veces que ellos se acurrucaban eran incluso mejor. A Yoongi le gustaba acurrucarse en el sofá, en la cama, en la bañera, en cualquier lugar. Estaba constantemente alcanzándolo y sosteniéndolo cerca. Jimin amaba cada minuto de eso.

Ahora, si solo pudiera encontrar la manera de mantener a Yoongi fuera del pastel de chocolate antes de que estuviera listo, su vida sería genial. El pelinegro no había bromeado cuando dijo que le gustaba el chocolate. Jimin estaba muy seguro que era el segundo lugar en su lista de obsesiones. El amor de Yoongi por el chocolate hacía la sorpresa de Jimin perfecta para su celebración... pintura de cuerpo comestible.

Pasó sus dedos por su cabello una última vez, y se dirigió a la cocina. Necesitaba preparar la cena y llevársela. Además, no había visto a Yoongi en todo el día y lo extrañaba.

Bajando las escaleras y cruzando la calle, se maravilló de lo conveniente que era vivir tan cerca del trabajo de Yoongi. Además del hecho de que podía visitarlo y verlo cuando quisiera, Yoongi iba a casa a visitarlo... muy seguido.

Jimin inclinó la cabeza hacia Namjoon cuando entró al club. Saludó con un movimiento de la mano a Mack, el barman, y unos cuantos de los clientes regulares. Desde que Yoongi lo había reclamado, la gente parecía ser de cierta manera más amistosa.

Subió los escalones rápidamente. Tocó a la puerta de Yoongi y entró.

—Te traje algo para comer~ —le dijo mientras cruzaba el cuarto hacia el gran escritorio de roble—. ¿Tienes hambre?

Yoongi se recargó en su silla. Pasó su mano a través de su cabello y gruñó. Jimin levantó una ceja. Yoongi parecía un poco desanimado. Líneas de frustración cruzaban su frente. Las mangas de su camisa estaban arremangadas y tenía una marca de pluma cerca de su labio inferior.

DOMINACIÓN Y SUMISIÓN. ➸yoonminWhere stories live. Discover now