Capítulo 7

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Yoongi vio el reloj en la pared de nuevo, preguntándose dónde podría estar Jimin. Habían pasado casi cuatro horas desde que dejó al pequeño rubio dormido. Pensó que él estaría aquí para ahora.

Quizás debió de haberle dejado una nota o algo. Pero después de lo que ellos habían tenido juntos esa noche, imaginó que Jimin podría ir al club tan pronto como despertara. ¿Qué lo estaba deteniendo?

—¡Namjoon! —gritó cuando vio al guardia pasar frente a la puerta.

—¿Sí, jefe?

—¿Has visto a Jimin regresar esta noche?

—No. ¿Lo estás esperando?

Yoongi asintió, frunciendo el ceño. —Sí, pensé que él podría regresar, pero supongo que decidió quedarse en casa. Hey, ¿crees que puedes cerrar esta noche? Solo deja todo en mi oficina y ponle llave. Lo revisaré mañana.

—Seguro, jefe. No hay problema.

—Gracias, Joon, te debo una. —contestó mientras salía por la puerta. Seguro que se acumularía la larga lista de gente a la que le debía favores esta noche. A ese ritmo terminaría de pagarle a la gente el próximo año. Pero Jimin valía la pena. Jimin valía todo.

Yoongi se apresuró a salir y subir al coche. Se dirigió rápidamente hacia el apartamento de Jimin. Cuanto más se acercaba más se preocupaba. No debería de haberse ido de la manera en que se fue. Que se joda el club. Jimin era más importante.

Diez minutos después, llegó frente al apartamento del más joven. Salió del coche y subió las escaleras. Cuando llegó a la puerta de Jimin, tocó suavemente, pero no hubo respuesta. Tocó un poco más fuerte. Aun nada.

¡Qué se joda esto! Yoongi giró la perilla. Cerrada. Desde algún lugar del interior, creyó oír el sonido de un sollozo. Sin tomarse tiempo para pensar, se apartó y le dio una patada a la puerta, abriéndola. Entró, cerró la puerta tras él deteniéndola con una silla.

Rápidamente revisó la cocina, vacía, entonces se dirigió a la habitación. Mientras abría la puerta podía oír el agua correr. Se apresuró a llegar al cuarto de baño. Retiró la cortina de la ducha.

El aliento de Yoongi se quedó atorado en su garganta cuando vio el mojado cuerpo de Jimin acurrucado en el suelo de la ducha. Lo alcanzó rápidamente dándose cuenta que el agua estaba fría y Jimin estaba congelado.

¿Cuánto tiempo habría pasado sentado ahí? ¿Por qué estaba sentado ahí? ¿Qué le había sucedido desde que él lo había dejado satisfecho y dormido?

—¿Jimin? ¿Puedes oírme, bebé? —Yoongi preguntó. Cerró el grifo y lo envolvió en una caliente toalla. No obtuvo respuesta, lo levantó y lo llevó de regreso a la habitación. Suavemente lo dejó en la cama y puso los cobertores sobre él.

«¿Qué mierda pasó?» Yoongi se preguntaba. Los ojos de Jimin estaban abiertos pero no parecía estar viendo nada. ¿Incluso sabría que él estaba ahí?

Jimin gimió y se estremeció bajo la manta. Yoongi se desnudó rápidamente y subió a la cama al lado de él, acercándose y pasando sus manos arriba y abajo del congelado cuerpo del más bajo, tratando de calentarlo.

Yoongi luchaba por evitar el pánico. Nunca había visto a nadie en la condición de Jimin. No respondía en absoluto. Tomó su mentón y giró su cara hasta poder verlo a los ojos. Jimin ni siquiera parpadeó, seguía con la mirada fija.

—Jimin, bebé, por favor di algo, cualquier cosa —murmuró contra la cabeza de Jimin, éste seguía en silencio. Yoongi enterró su cara en el rubio cabello del menor. Podía sentir sus lágrimas ardiendo en sus ojos—. Jimin, por favor, bebé... —murmuró desesperadamente.

—¿Y-Yoongi? —Jimin finalmente murmuró.

El nombrado levantó la cabeza y lo vio. Podía ver el shock y la confusión en sus ojos mientras trataba de enfocar.

—Bebé, ¿qué te sucedió? ¿A dónde fuiste?

—¿Ir? No fui a ningún lado. ¿D-de qué hablas?

—Te encontré sentado en la ducha bajo el agua helada, solo viendo fijamente al espacio. Ni siquiera has dicho algo desde que llegué aquí. ¿Qué te sucedió?

Jimin empezó a temblar y sus ojos se abrieron más, dominando su pálida cara. Se empujó lejos de Yoongi, deslizándose contra el respaldo tan lejos de él como pudo.

—Vete, Yoongi, por favor —rogó él—. Te prometo que no iré al club de nuevo, nunca te molestaré de nuevo, nunca le diré a nadie lo que sucedió. Por favor, hyung.

—Jimin, ¿de qué estás hablando? —preguntó confundido—. No voy a ir a ningún lado. Te lo dije cuando hicimos el amor. Me perteneces ahora. Creí que lo entendías.

—No hagas esto, por favor. N-No puedo, te prometo que no...

—Jimin. —Yoongi comenzó mientras se acercaba al más bajo.

—No, yo no quería decir eso. ¡Por favor, hyung, no hagas esto! —Jimin gritó mientras trataba de alejarse de las manos del pelinegro.

Yoongi logró tomar la muñeca de Jimin y sostenerlo en la cama. El rubio se puso incluso más histérico. Yoongi sostuvo su cabeza entre las manos para evitar que se lastimara. Estaba totalmente en shock debido a la conducta de Jimin. No estaba seguro de lo que quería de él. ¿Podría haberse equivocado? ¿Habría estado tan abrumado con su deseo por Jimin que había confundido las señales?

—Jimin, por favor, escúchame —empezó pero se detuvo, no tenía idea qué decir. ¿Qué si Jimin realmente no lo quería? ¿Qué si su anterior conducta, el ser dominante, era demasiado para él?—. Jimin, quiero decir que cuando dije que me pertenecías, quería decir que te quiero conmigo, solo a ti, durante tanto tiempo como tú quieras. Pero si tú realmente no me quieres, si esto es demasiado...

Él vio los ojos de Jimin más abiertos, abrió y cerró la boca varias veces como si no pudiera formar las palabras que pasaban por su cerebro. Yoongi creyó que había empezado a entender hasta que vio que las lágrimas inundaban sus ojos y se desbordaban.

—Oh, Jimin, no llores, por favor, bebé. —murmuró tratando de limpiar las lágrimas que caían.

—No-n-n-no j-j...juegues conmigo. —Jimin rogó.

—No estoy jugando contigo, bebé. Lo prometo.

El rubio inclinó la cabeza, viendo a Yoongi. —¿Me quieres?

—Oh, Dios, sí bebé —él se rió—. Te he querido desde el primer momento que puse los ojos en ti.

—Entonces por qué tú... ¿Por qué me rechazaste tantas veces?

Yoongi bajó la cabeza, avergonzado por lo que había hecho. Necesitaba explicar; sus deseos, su necesidad de dominar, su incursión dentro del estilo de vida D/s. ¿Pero cómo hacerlo sin que se asuste y se aleje?

—¿Yoongi?

Yoongi lo liberó y se sentó recargándose en el respaldo. —Ven aquí, bebé. Trataré de explicarte las cosas. —abrió los brazos, indicándole que se sentara entre sus piernas.

Jimin vaciló durante un segundo, entonces se movió y se sentó entre los muslos abiertos del pelinegro. Yoongi inmediatamente envolvió su brazos alrededor de su cuerpo, colocándolo más cerca.

—¿Recuerdas cuando hicimos el amor, Jimin?










DOMINACIÓN Y SUMISIÓN. ➸yoonminWhere stories live. Discover now