Poniendo límites

2.9K 251 27
                                    

Peter siempre había sido un chico nerd, todos lo sabían y siguen sabiendo, incluso él, con todo lo que ha llegado a pasarle o las cosas que ha hecho, esa llama de inspiración, las ganas de aprender y hasta de descubrir nuevas cosas, eran la tan llamada "fiebre del inventor".

Algo que compartían gratamente el castaño y la pequeña Anna Maria, estando los dos en los laboratorios de Parker Industries mientras seguían trabajando en la red neuronal para las prótesis.

Era un momento de pura tensión para ambos, y en parte le traía nostalgia al castaño, sintiéndose incluso en aquel tiempo cuando estaba junto a cierto hombre gordinflón, de lentes y una sonrisa confiada, aún recordando sus palabras sobre como si alguien era dotado con el privilegio de la inteligencia, debía usarse para la humanidad.

Y aquí estaban justo ahora, Peter Parker quien solía ser el ayudante del antiguo y aclamado doctor Octavius, junto con Anna Maria la ex pareja del mismo hombre quien en el pasado a través de artimañas con el clon del hombre frente a ella, el amor había nacido.

Pero no era momento de hablar sobre el amor, no, era algo mucho más importante, ya que justo ahora, el alumno y la pareja del hombre que alguna vez fue un respetado científico, experto en su propia materia, estaban a punto de prevalecer dónde él alguna vez tropezó ya que una vez terminaban de preparar los últimos detalles de su invención.

Un pequeño destello azulado brotaria alrededor de aquella maquinaria que se asemejaba a un brazo metálico.

Pero como todo momento importante en la vida de alguien, o incluso de nosotros mismos, siempre hay algo que puede llegar a interrumpir de mala o buena manera...y por suerte era la segunda.

- ¡¡Papiiiiiiii!!

Gritaban dos hermosas niñas quienes corrían sin reparo hacia el castaño quien al darse la vuelta fue embestido por dos creadoras de diabetes haciendo honor como hijas del arácnido, habían logrado escalar sobre el mismo hasta ser cargadas para entonces abrazarse entre los tres.

- ¡Hey, niñas!, ¿Que habíamos dicho de correr en el laboratorio?

- Que no lo hiciéramos...

- Perdón papi..

Decían las dos hasta recibir un beso en su mejilla cada una para luego ser bajadas por lo que rápidamente corrieron de regreso a Rio y Susan quienes se acercaban.

- Hola tía Anna.

- Hola Franklin, ¿Has estado haciendo tu tarea?

Preguntaba con burla la mujer quien acariciaba el cabello del niño el cual se veía algo irritado por ello.

- S-solo se me olvidó una vez tía...

- Pues fue una vez bastante larga como para que tuvieras dos semanas de tareas atrasadas niño.

- Ya Anna, no molestes a mi hijo.

Decía la mujer invisible quien se acercaba a ellos luego de besar la mejilla del arácnido, siendo su acción copiada por la morena quien a su vez llevaba un bolso algo grande.

- Espero que no te moleste que hayamos venido sin avisar Maria pero, ¿Gustas almorzar con nosotros?

- Claro Rio, y no es molestia mientras no causen que nos tardemos más de la cuenta como cierto jefe mío.

- Ay Peter....

- ¡Solo fue una vez Anna!

Exclamaba el castaño al sentirse ofendido siendo mirado por las tres adultas quienes notaban las similitudes entre padre e hijo, incluso con solo haber pasado tiempo (criarlos), era obvia la paternidad, cosa que sería dejada para entonces los niños acercarse al brazo.

Una motivación extra Where stories live. Discover now