Un día normal

1.4K 180 12
                                    

— Entonces.....¿Algo que quieras decirnos Peter?

— Lo siento....

— ¿Y de dónde conseguiste alcohol que te afecte?

— De Wade...

— ¿Y que hace esa tipa aquí?

— Felicia.

Decían todos a la par que la misma tan solo levantaba las manos en señal de rendición, todo ante la mirada confundida de la agente quien aún no podía dejar de recordar todo lo sucedido anoche, eso y por las marcas de mordiscos que sentía en sus....partes íntimas.

— Eres...Spiderman.

Murmuró algo ida mientras comparaba, siendo que dudaba que esa gata pudiera estar con alguien que no fuera la araña.

— Ehm...si, se suponía que te lo iba a decir anoche pero creo que nos dejamos pasar un poco jeje..

— Creo que...tengo que irme Peter.

— Te acompaño.

Así ambos terminaban por levantarse de sus asientos a la par que eran seguidos con la mirada de las féminas, mismas quienes queriendo no quedarse con la duda (sin chisme), se quedaron pegadas a la pared para escuchar.

— ¿Estás molesta?

— No...

— ¿Decepcionada?

— No, Peter, en realidad se supone que debería sentirme así, pero no soy una niña incapaz de reconocer cuando alguien me dice la verdad, se que ibas a decirme lo, tal vez nos...adelantamos varios escalones, pero no es como que quisiera que esto se terminará.

— No te pediré que vengas a vivir con nosotros Silvija, se que tú trabajo es tu vida, pero aún así, aquí eres más que bienvenida.

— Oh, pero claro que lo soy.

Bromeaba un poco la peliplata a la vez que abría la puerta, viéndose cómo ya había una aeronave frente a la casa, y mucho antes de siquiera salir, tomó del cuello de la camisa al castaño, jalandolo para así besarlo con pasión, acabando por ambos verse a los ojos hasta que ella le guiño el ojo.

— Aún hay un trono esperando por ti, mi rey.

Susurró antes de separarse por completo, viéndose a ella saltar dentro de la nave para entonces dar un último vistazo y despedirse con la mano.

— Supongo que habrá mucho que explicar...

— Ciertamente Peter.

— Y más te vale empezar desde el inicio.

— De verdad que esa maldita sigue con lo de irse a su país.

Mucitaba con molestia la felina siendo vista por Rio y Susan, y por suerte, Wanda no estaba ya que había salido por un helado con los niños, pero ciertamente le habría dado la misma mirada a la albina.

— Será una larga mañana.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
— Así que....¿Te acostaste con la dueña de Sable International?

Decía sin tapujos Anna Maria quien miró como el castaño se atragantaba y terminaba por escupir su café de la impresión, como siempre la mujercita hablaba sin ningún filtro.

— Y-y a qué se debe tu declaración?

— Tienes ese brillo que solo alguien que haya tenido sexo puede tener, además de que siempre que lo haces estás tan despreocupado que sueles abotonar mal los últimos dos botones del cuello.

Una motivación extra Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz