Capítulo IV

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Ahora con los cuatro hablando mutuamente el ambiente se había vuelto menos tenso, relajado pero en especial reconfortante. Era algo nuevo para sus mentes, aliviante saber que no eran los únicos vivos aún, dando una nueva esperanza.

La noche ya caía nuevamente, se dividieron en dos grupos para vigilar, el primero sería el de los alfas, después el del omega y beta, nadie tenía una queja sobre eso, al contrario se les hacía mejor así.

El omega junto con el beta, se encontraban preparando el lugar donde dormirían, era incómodo dormir en el suelo pero peor era el no descansar nada. Cuando finalmente tenían su lugar, ambos chicos se acostaron y acomodaron como pudieron, dormirían juntos ya que les servía para mantener el calor y no pasar tanto frío.

— Buenas noches weyes! — Habló el híbrido de pato para luego cerrar sus ojos e intentar conciliar el sueño, no le era tan complicado ya que se cansaba fácilmente.

Por otro lado, el osezno azabache aún no se atrevía a dormirse, se sentía incómodo y paranoico. Miró a los alfas y los analizaba de arriba a abajo con desconfianza, a pesar de que uno de ellos era su amigo, sintió miedo pero finalmente se decidió por confíar en que nada malo pasaría. No deseo buenas noches a nadie, simplemente cerró los ojos e intentó quedarse dormido, cosa que no fue tan complicado, su cansancio ya era el suficiente como para dejarlo dormirse en cualquier lado.

Los alfas por su parte, al cabo de una hora fueron a revisar a sus compañeros, encontrándose con Spreen dándole la espalda a Quackity, mientras que este se acurrucaba como podía en la espalda del más alto. La escena les causó ternura y no pudieron evitar soltar una risa, luego se alejaron lo suficiente como para poder hablar sin molestarlos.

— Entonces ¿no tienes relación alguna con Quackity? — Preguntó el híbrido de demonio, mirando al castaño quien soltó un suspiro y negó con la cabeza.

— Siempre fuimos buenos amigos, además hace poco perdió a su casi algo cuando aún había desastres. Tampoco lo veo como una potencial pareja… Pero debo de admitir que le estoy echando un ojo a Spreen. — Confesó el alfa castaño, mirando al otro híbrido de oso a la lejanía.

Llegas a tocarlo y no la contas. — Habló serio Shadoune, cruzándose de brazos en el proceso, siendo sobreprotector con el omega.

— Vale~ Ya entendí que le tienes ganas, no voy a hacerle nada. — Intentó relajar el ambiente el osezno, moviendo sus manos lentamente.

— No le tengo ganas, solo lo cuido de los alfas que se le acercan. — Aclaró el francés, desviando su mirada al omega que se encontraba dormido. — De todos modos no creo que él se deje. —

— No entiendo, ¿lo cuidas tanto pero aún así no quieres nada con él? — Una evidente confusión estaba presente en su voz, no lograba comprender porque defendía a un omega con el cuál no buscaba nada.

— No quiero que sufra nuevamente por culpa de los alfas, es un omega fuerte y sé que puede defenderse pero siempre que pueda evitaré que se le acerque cualquier alfa a él sin antes yo conocerlo bien. — Habló claro el ente, sin entrar en detalles sobre la vida del argentino.

— Ya veo… — Se quedó por unos segundos en silencio el castaño. — Entonces, ¿para tener algo con ese omega necesito caerte bien? —

— No tienes chances con él, mejor mantente lejos. — Soltó un casi gruñido, no quería que nadie se le acercará al omega, no cuando era solo para cortejarlo. — Si te llegó a olfatear soltando feromonas para atraerlo, voy a hacer lo posible para evitar que se te acerque, incluso si eso significa tener que cortejarlo yo. — Ahora sí soltó un gruñido, provocando que el otro alfa se ponga a la defensiva también.

Pasivo agresivo. - Shadreen Where stories live. Discover now